Durante 25 días la causa que investiga el tiroteo del que participó el ex jefe de la Delegación Santa Fe de la Policía Federal, Mariano Valdés, puso al descubierto un catálogo de irregularidades que no son nuevas aunque si repetidas. Un expediente que expuso la manera en la que miembros de una fuerza de seguridad, valiéndose del poder que les concede el Estado, despliegan una serie de irregularidades para encubrir un oscuro incidente y desvirtuar así una investigación judicial. Lisa y llanamente un caso más de complicidad orgánica. Pero eso no fue lo único. El relato primario del ex comisario Valdés llevó a la Ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrrich, a hacer uso de su característica verborragia para protagonizar un verdadero papelón. Y no sólo ella, sino que arrastró al mismísimo presidente Mauricio Macri. Ambos hablaron de que lo ocurrido la noche del 9 de septiembre pasado a la vera de la autopista Buenos Aires-Rosario, a la altura de Villa Constitución, había sido "un ataque mafioso". Claro que ellos apuntaron a las mafias contra las que deberían luchar las fuerzas del Estado y no las enquistadas en la misma. Visto así, quizás al final la pesquisa demuestre que no estaban tan equivocados.
Una pericia que la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) realizó el viernes sobre un bolso secuestrado a Valdés motivó que el expediente que investiga lo ocurrido en el incidente en el que el ex comisario fue baleado pasara a manos de la Justicia Federal. La pericia determinó que el bolso, que fue sacado de la escena del crimen por quien era el subjefe de Valdés, el comisario Higinio Bellagio, tenía partículas de metanfetaminas, una de las drogas más potentes y destructivas del mercado. Y además, en uno de los bolsillos de un pantalón del ex comisario, se detectaron partículas de una droga de diseño compatible con el éxtasis. No se pudo precisar la cantidad de droga que se transportó en ese bolso. Drogas de diseño con un público bien determinado y que no se venden en quioscos de drogas. Ahora el expediente está en manos del fiscal federal de Santa Fe Walter Rodríguez, quien deberá desentrañar la madeja.
Rodríguez es el mismo fiscal que procesó a seis efectivos de Delegación Santa Fe de la PFA en mayo pasado por sus presuntos vínculos con el narcotráfico. El hecho motivó que el 9 de ese mes el máximo jefe de la Federal, Néstor Roncaglia, pusiera en funciones a la dupla Valdés-Bellagio al frente de la Delegación caída en desgracia. "Vine a Santa Fe a poner la cara, no me escondo", dijo Roncaglia en el acto de presentación de la nueva dupla de jefes. "No se va a esconder la basura abajo de la alfombra. Está comprobada la relación entre estos efectivos de la fuerza y narcotraficantes en procedimientos que fueron irregulares", advirtió.
El removido jefe de la dependencia santafesina de la Federal era el comisario Marcelo Octavio Lepwalts (ver página 40), quien junto al inspector Cristian Pablo Bogetti, el cabo primero Lucas Leonel Bustos, el cabo Darío Alberto Duarte (los tres oriundos de Córdoba e integrantes de la Brigada de calle quienes en 2017 habían sido pasados a disponibilidad en su provincia por una causa similar), y los numerarios Michael Juan Arbildo y Carlos Fernando Gómez Navarro fueron finalmente procesados por los fiscales federales Rodríguez y Gustavo Onel.
Datos precisos
Si bien Valdés y Bellagio fueron detenidos e imputados por fiscales santafesinos por entorpecer la investigación de la oscura balacera en la que resulto herido el comisario finalmente desplazado por la ministra Bulrrich, aún resta por conocer qué fue lo que sucedió al costado de la ruta y por qué trataron de encubrirlo. Ahora será la Justicia Federal la que intente encontrar certezas en el misterio al que llevaron Valdés y otros efectivos de la PFA lo ocurrido la noche en cuestión. Como pocas veces en un expediente judicial, los resultados de las pericias jaquearon de manera contundente el oscuro relato de un comisario.
La noche del 9 de septiembre Valdés y la suboficial Rosana González viajaban en un Ford Focus desde Buenos Aires hacia Santa Fe. El ex comisario había pasado a buscar a la suboficial por su casa de de San Antonio de Padua antes de emprender viaje. Según registro de cámaras de videovigilancia, el Focus conducido por Valdés e ingresó a las 20.06 a una estación de servicios ubicada sobre la autopista, en jurisdicción de Ramallo. Dos minutos más tarde Valdés caminó sólo, sin llevar elementos visibles, hacia la zona de baños y salón de la estación. Pero no entró. Siguió caminando hacia la parte trasera del lugar, una zona de estacionamiento y acceso abierto. A las 20.12 se ve a González llamando por celular y ese llamado fue a su jefe para saber dónde estaba. Dos minutos más tarde Valdés regresó al auto y a las 20.17 salió de nuevo a la ruta. Lo qué hizo Valdés en ese lugar se desconoce. A las 20.22, detrás del Ford Focus, salió de la estación de servicios una camioneta con una descripción similar a la dada por Valdés al declarar ante los fiscales santafesinos: una Volkswagen Amarok gris oscura que salió tras el Ford Focus de los federales.
Tras transitar unos 50 kilómetros desde la estación, Valdés se detuvo sobre la banquina en el kilómetro 245 de la autopista, a 170 metros de la bajada del puente de Villa Constitución. Según declaró la suboficial González, Valdés bajó del Focus para entrevistarse con al menos tres personas que bajaron de una camioneta. ¿Qué pasó en ese lugar? ¿Quiénes ocupaban la camioneta? "Escuche griterío y una discusión entre ellos. Los disparos se produjeron en ese momento. Yo no conocía las personas que vinieron, estaban vestidos de civil, escuche disparos. Algunos impactaron contra el auto. Atrás del auto y adelante del auto. Yo me agaché. Saque mi arma y disparé para afuera. Yo no le disparé a nadie. Mi jefe gritaba que lo ayuden. Se subió arriba del auto herido, y siguió disparando desde adentro del auto. La camioneta se fue rápido. Yo vi a los tres que se subieron y se fueron", declaró la ex mujer policía ahora bajo un sistema de protección de testigos.
Valdés recibió dos heridas de bala: una en la ingle y otra en el brazo derecho. La acusación estima que la herida en la ingle pudo habérsela provocado Valdés con su propia arma en medio del enfrentamiento. Según la pericia de inspección ocular, trazado y trayectoria balística realizada por un perito de Gendarmería "se determinaron cinco trazados balísticos desde el exterior al interior del vehículo y once trazados balísticos desde el interior al exterior del vehículo".
Preguntas sin respuestas
¿Quiénes eran los hombres con los que habló Valdés? En su declaración González insinuó por donde podía venir el ataque pero no lo afirmó. Algo que si hizo su tío L.J.G., quien asistió a la muchacha los días posteriores al ataque.
"Lo que si recuerdo es que Rosana me dijo que cuando la chata los cruza, que no era al boleo, que para ella eran policías, por como los habían rodeado. Ella me dijo que eran policías porque de esa manera trabaja la policía". El tío de la muchacha también habló del miedo que vio en su sobrina. “Nos decía «nos van a matar a todos, nos van a matar a todos». Le tiene miedo a la policía, dice que son una mafia. Yo la verdad no pensé que era tan grave lo que pasó, pero por el miedo de Rosana me di cuenta que sí”, declaró ante la Fiscalía el tío de González.
¿Dónde estaba el bolso y que llevaba en su interior? González declaro que una vez que llegaron a la estación de servicio “Las Mellizas”, en Fighiera, donde buscaron auxilio, Valdés le dio la orden de que protegiera un bolso y sus armas: “Me dijo que vaya al auto, que agarre las armas que estaban en el costado, en el piso. La mía la tenía encima. Y luego agarre la de él. Después me dijo que agarrara un bolso que estaba en el asiento de atrás. Me dijo fíjate las armas y las credencias”, declaró la mujer. “El bolso era pesado. Era grande. No sé qué llevaba. Estaba tan nerviosa”, dijo.
Según capturas de videofilmaciones de la estación de servicios, González tenía el bolso alrededor de las 21.20. Bellagio fue imputado por llevarse ese bolso alrededor de las 21.50. “Vino uno (PFA) de San Nicolás, como que era canchero con la credencial colgando, y me quería sacar las armas y el bolso. No se las di. Yo le mandé mensajes a Higinio (Bellagio). Le decía que no confiaba en nadie. Cuando llega Higinio me abrazó y me saca el bolso y se lo queda él”, declaró González.
¿Qué fue de la camioneta en la que viajaban los agresores? Luego del ataque Valdés manejó herido cerca de 11 kilómetros hasta la estación “Las Mellizas”. Nunca Valdés ni González llamaron al 911. Si a otros celulares de distintos jefes y efectivos de la PFA. La camioneta en cuestión, una Amarok color gris oscuro en la que viajaban las personas que enfrentaron a Valdés y González fue captada por varias cámaras de video vigilancia de estaciones de servicios ubicadas sobre autopista en la mano hacia Rosario. Inclusive la del peaje de General Lagos, que pasó sin pagar. El registro de la Amarok se sostuvo hasta el ingreso de la autopista y la avenida de Circunvalación. Ahí se la perdió de vista.
Cambio de defensores
El cambio de mano del expediente por el caso Valdés motivó que los imputados cambiaran de defensores y quizás de estrategia. En la audiencia en la que fueron imputados Mariano Valdés e Higinio Bellagio fueron asistidos por el penalista y ex jefe policial José Luis Giacometti. Antes de conocerse el resultado de la pericia realizada el viernes sobre el bolso, Valdés cambio su defensa y contrató a la penalista Mabel Bevacqua. En el mismo sentido operó Bellagio quien, según pudo saber extraoficialmente, habría contactado al reconocido penalista Víctor Corvalán.