Un detenido que estaba a disposición de la Fiscalía de Flagrancia huyo durante la madrugada de ayer de una sala del Hospital Provincial del Centenario, lugar donde había sido trasladado ya que al momento del arresto, 48 horas antes, tenía una herida de bala que no había terminado de curarse en su pierna derecha y esta situación imposibilitó que lo trasladaran a la Unidad Penitenciaria de Zeballos y Riccheri.
El interno quedó a cargo de un suboficial que reviste en la seccional 10ª, que en algún momento de la noche sufrió una descompostura y abandonó la custodia, así el detenido pudo, aún esposado, salir de la sala de internación y acceder a una terraza desde la cual saltó a un balcón y de allí a un patio interno del mismo hospital para ganar la calle luego de saltar un portón ante la vista de mucha gente que a esa hora estaba en la guardia y otras dependencias del centro asistencial.
El detenido en cuestión fue identificado como Néstor S., de 25 años, quien tras ser arrestado días atrás cursó una audiencia imputativa por un intento de robo y amenazas por parte del fiscal Gonzalo Fernádez Bussy.
En dicha audiencia el juez determinó que el imputado fuera trasladado al Instituto Médico Legal para que se lo cure de una herida de bala que tenía en su pierna derecha. Una vez allí, el médico forense Juan Canrejas aconsejó que fuera llevado a tres posibles centros de asistencia para su mejor atención: los hospitales Provincial, Carrasco o Centenario.
Se decidió así el traslado del detenido al último de los hospitales. Allí llegó junto a dos agentes policial alrededor de las 23 del miércoles. Néstor S. fue examinado por el traumatólogo de guardia quien tras revisarlo diagnóstico que debía ser atendido y lo dejó en observación por 12 horas en la sala 4.
En tanto, desde la Fiscalía se iniciaron los trámites para su derivación a la unidad penal, lugar en el que no fue recibido debido a su dolencia y en el que se pidió, después del tratamiento, la carpeta clínica del imputado.
Descompuesto
Ya en el Centenario, uno de los dos agentes se retiró y dejó al detenido bajo la custodia permanente de un solo efectivo, guarda que logró eludir cuando el suboficial Oscar V., que reviste en la seccional 10ª, y quedó a cargo del interno se sintió descompuesto, por lo que fue al baño y le pidió al vigilador privado de la institución que observara a Néstor S.
Pero cuando el agente regresó del baño, el custodio particular le informó al policía que el interno se había fugado aún con las esposas puestas.
Según relatos de empleados del hospital, aproximadamente a las 2 de la madrugada el interno abrió una ventana y accedió a una terraza interna, de allí y aparentemente todavía con las esposas puestas, saltó hasta un techo de chapa y logró llegar a un patio interno del hospital. Sin dudarlo tomó carrera y trepó un portón de aproximadamente dos metros de alto para asi ganar la calle. Luego, según testigos, corrió por calle Urquiza hacia Vera Mujica y se perdió en la oscuridad de la noche.
En tanto, el suboficial al ser anoticiado de la fuga fue en persecución del evadido, corrió por la cuadra e iluminó la zona interna del hospital y la calle, pero no lo encontró.
Sumariado
Al llegar al lugar el sub comisario Alberto Duré y el comisario Darío Rodríguez, responsables de lajurisdicción donde se encuentra el Centenario, el suboficial a cargo de la custodia les expresó que había perdido su billetera, en la que tenía la credencial policial, algo de dinero y tarjetas. Por lo que se presume que Néstor S. se la habría robado en un descuido y se la podría haber llevado.
Desde el Ministerio de Seguridad evaluaron que al suboficial se le abrirá un sumario administrativo, como es usual en estos casos.
Las actas de la fuga fueron remitidas al fiscal de Flagrancia Guillermo Apanowicz, quien al enterarse de la curiosa situación dispuso la inmediata intervención de la Sección Judiciales de la Unidad Regional II y solicitó un informe pormenorizado de los hechos además de que intervengan efectivos de la Policía de Investigaciones (PDI) para dar inicio a la investigación con el relevamiento de rastros y toma de testimonios a ocasionales testigos, la búsqueda de imágenes que puedan haber sido captadas por cámaras del hospital, negocios vecinos o públicas, y también por medio de fotos y búsquedas de paradero comiencen la búsqueda del evadido.