Un joven de 20 años fue detenido en las últimas horas por el tiroteo en el que murió de Erik Díaz y sufrieron graves heridas Lautaro Ronchi y otro muchacho de la misma edad. El episodio ocurrió el miércoles a la tarde en la zona de Ayacucho y Centeno. En la casa del sospechoso, la policía incautó dos armas de fuego, municiones y varias motos que presentaban pedido de captura por haber sido robadas.
Efectivos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) realizaron allanamientos en inmediaciones del lugar donde ocurrió el homicidio. Según fuentes oficiales, se realizaron procedimientos judiciales en Ayacucho al 4000 y al 4100 y en Biedma y Ayacucho, con el apoyo de personal de la Policía de Acción Táctica.
Como resultado de esos operativos, los agentes de la División Homicidios de AIC detuvieron a Rodrigo M, de 20 años, por tener en su domicilio un arma de fuego y motos robadas.
Según fuentes de la investigación, los agentes incautaron dos armas de fuego que van a ser peritadas. Se trata de una pistola calibre 9 milímetros que tenía su numeración suprimida, más una munición del mismo calibre en su recámara y 6 municiones punta encamisada en su cargador y una munición calibre 45 punta hueca. Esta última tampoco presenta numeración visible, posee con su cargador colocado y 12 cartuchos aparentemente calibre 9 mm.
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Además, en esos procedimientos se secuestraron 18 teléfonos y seis motos con pedido de secuestro activo por haber sido sustraídas a sus víctimas bajo la modalidad de diferentes hechos de robo con arma de fuego. Se trata de una motocicleta Honda Tornado 250 sin dominio visible y cuadro ilegible; dos Rouser; una Motomel; una Yamaha Ybr y una Corven del tipo scooter.
El violento ataque
Tres chicos que tomaban una gaseosa en un kiosco de Ayacucho y Centeno fueron baleados pasadas las 16 de este miércoles por al menos dos personas que se acercaron, los amenazaron y les dispararon seis tiros. Minutos después murió en el Hospital Provincial Erick Jhon Díaz, de 19 años, jugador de fútbol amateur en el club Leones de Alvear. Otra de las víctimas fue Lautaro Ronchi, de 19 años y jugador de la cuarta división de Racing Club, quien está internado en estado reservado y con un balazo en la cabeza en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez. En tanto Lautaro M. habría sufrido roces de balas en sus piernas, y no corría peligro de muerte.
Según se pudo reconstruir, los tres chicos estaban en un kiosco sobre Ayacucho cuando se acercaron dos personas y les dijeron algo antes de que uno de ellos esgrimiera una pistola y gatillara sin que saliera la bala. Entonces, contaron vecinos, el otro mostró una ametralladora y disparó una ráfaga. Erick fue herido en el abdomen y Lautaro en la pierna derecha y en la cabeza. “Uno de los chicos salió corriendo y se metió en una casa”, dijo un vecino. Segundos después, sus familiares los llevaron al hospital Roque Sáenz Peña, desde donde fueron derivados.
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Erick fue llevado al Provincial, donde murió sobre las 17. En la puerta de la guardia todo era desolación. Sus padres, acompañados por familiares y vecinos, casi no podían hablar. Un tío contó que había terminado la secundaria, jugaba en Leones (un club de Alvear que milita en la Asociación Rosarina de Fútbol) y trabajaba con su madre en una rotisería. “Se imagina que si trabajaba y jugaba al fútbol no era un chico malo. Era un pibe excepcional. Se conocían de chicos con Lautaro, jugaban a la pelota desde siempre”, contó.
“Los wachos del mismo barrio les tiraron. Todos conocen esas banditas, pero después nadie dice nada. Esta familia es muy buena y conocida en el barrio, los destrozaron. No se puede vivir así, me gustaría saber qué hubiera pasado si Erick fuera hijo de un político, seguro que en un ratito encuentran a los que tiraron”, dijo un amigo.
A las 18 en la sala de guardia del Heca un médico alto, flaco y de lentes gesticulaba ante tres personas: los padres de Lautaro Ronchi y una tía lo miraban casi hipnotizados, a la espera de cualquier noticia que les diera esperanzas. “La bala en la cabeza está alojada en un costado. El médico dice que es de cuidado pero que hay que esperar, que lo más probable es que salga bien”, le contó la tía a familiares y amigos.
Una vez que el médico concluyó su informe, la madre de Lautaro fue abrazada por su familia y un silencio total, solo cortado por sollozos apagados. El padre del chico caminó unos metros solo, y como pudo se sentó en una butaca. Lloraba. Así como lloran los hombres. Apenas contestó la pregunta que sobraba y le hizo el cronista: “Sí, juega en la cuarta de Racing”.
Entre los amigos abundaron otros datos “juega de chico y desde los 11 años vive en la pensión de Racing en Buenos Aires”. La web tira otros datos como que es hábil, derecho, tiene 18 años, mide 1,79 metro y pesa 68 kilos. De lo que no cuenta es de las esperanzas y del futuro y de una familia que se prepara para pasar ahora por un tiempo difícil.