“Este barrio es un desastre como todo Rosario. No podes salir porque te matan, no podes dormir porque escuchas como matan a una persona en la vereda. Esto se convirtió en tierra de nadie, donde si no sabés rezar, tenés que aprender”. Así puso en palabras una vecina del barrio Matheu o Villa Itatí, según con quien se hable, lo que sienten los vecinos de la barriada en la que alrededor de las 22 de este viernes fue asesinado a balazos Eugenio Domingo Campos, de 38 años.
Un testigo contó que Campos, cuyo último domicilio conocido era en la ciudad de Roldán, fue abordado por dos hombres que circulaban en un auto gris, que hubo un intercambio de palabras y que quien iba como acompañante se bajó del auto y disparó varias veces contra la víctima. Cuando los forenses revisaron el cuerpo comprobaron que tenía impactos en la región cervical del lado izquierdo, el hombro derecho y dos tiros en la cabeza. En la escena quedaron cuatro vainas servidas calibre 9 milímetros.
El asesinato de Campos sucedió a unos 200 metros del lugar donde en septiembre pasado fueron asesinados Fernando Javier Echeverría, de 39 años, y su hermano Daniel Maximiliano, de 41, en Callao al 3900. Las víctimas iban a guardar el vehículo en una cochera y fueron perseguidos por una moto. Tras los disparos terminaron incrustados en la ochava noreste de la esquina de Presidente Quintana y Callao, a los pies de un mural que homenajea al ídolo de la lepra Santiago “Cucurucho” Santamaría. Hoy el mural persiste con un manchón de revoque donde quedó clavado el Peugeot 308 blanco del menor de los hermanos. En esa zona, también, fueron detenidos a mediados de 2018 Alan Funes, su pareja Jorgelina “Chipi” Selerpe y Jorge Funes, el padre de los hermanos.
Según se pudo reconstruir a partir de algunos pesquisas, Eugenio Campos caminaba por las inmediaciones de Rodríguez y Biedma cuando se cruzó con dos hombres que circulaban en un auto gris, cuyo marca y modelo se preservan para no perjudicar la pesquisa en manos del fiscal Adrián Spelta. Nada se sabe de hacia donde iba Campos. Tampoco los vecinos dijeron reconocerlo como “del barrio”. Sí contaron que esa zona de la barriada tiene una alta concentración de puntos de venta de drogas, alrededor de cuatro en un radio de dos cuadras, “y eso agrega un problema extra si andas caminando por el barrio a la noche y no conoces”, explicó una residente.
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Campos tenía prontuario abierto con incidencias que datan de los años 2016 y 2017 sin condenas, en tiempos en que vivía en los confines de los barrios Emaús y Stella Maris. Actualmente tenía domicilio en inmediaciones de Santa Fe al 700, en la ciudad de Roldán ( departamento San Lorenzo).
Tras asesinar a Campos los atacantes huyeron del lugar. Uno corriendo por Rodríguez hacia el sur, y quien conducía el auto por Biedma al este. Un manchón de sangre sobre la vereda quedó como evidencia del lugar donde la víctima dio su último suspiro antes de morir. En Rosario, donde el contexto que manda es de violentos homicidios sostenidos en el tiempo con vecinos que sobreviven la diaria en medio del miedo, cada vez es más compleja la búsqueda de acercarse lo más posible a la realidad de lo que aconteció. El fiscal que investiga el crimen, Adrián Spelta, quien acumuló en dos horas tres asesinatos, comisionó a efectivos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) para que en el territorio recabaran testimonios de potenciales testigos y en el relevamiento de cámaras de vigilancia públicas y privadas.