Elvia Ojeda, una vecina del barrio Avellaneda Oeste, se fue desde su casa a lo de una amiga el fin de semana pasado y al regresar y abrir la puerta se encontró con un escenario desolador. Desconocidos le habían robado entre el sábado una cocina perfectamente instalada, una heladera, un horno microondas, toda su ropa, su calzado y lo que pudieron cargar en lo que la mujer definió como "una mudanza". Sin embargo, Elvia decidió no hacer la denuncia porque, dijo: "Me siento descuidada y para qué denunciar, qué sentido tiene, quién me va a devolver algo, ¿la policía?" Su casa está al término de un pasillo ancho de Gaboto al 4200 y ella no duda de sus vecinos. Su única pregunta es cómo nadie escuchó nada. Y su respuesta es inmediata: "La gente tiene mucho miedo, hasta de hablar".
Elvia ronda los cuarenta y pico y desde hace veinte años vive en la misma casa donde se cometió el robo, pero en el barrio vive "desde siempre" y cuenta que su papá "vendía ropa en un carro hasta que pudimos instalarnos por Valparaíso y Garay. Allí trabajó la familia y todos los hermanos vivimos con diferencia de dos o tres cuadras, pero todos en el mismo barrio".
La mujer enumera cada bien con tristeza: "Se llevaron mi cocina, mi televisor, mi garrafa, el microondas, los platos, los vasos, las fuentes. Se llevaron mi ropa, mis zapatos, los acolchados que tanto sacrificio me costó comprar", dijo resignada.
"En el barrio se corta la luz siempre y me fui el fin de semana a la casa de una amiga. Acá hace muchísimo frío cuando no hay electricidad. Cuando llegué a casa la puerta de entrada estaba cerrada con llave y yo soy la única que tiene llave de la casa. Sin emabrgo, cuando entré no había nada. Entraron al menos tres personas que se tomaron todo el tiempo del mundo porque aparte tiraron todo al piso y desarmaron los muebles y los placares", dijo Elvia.
Sin testigos
"No puede ser que los vecinos no hayan escuchado nada. Los que entraron palanquearon una reja que da al patio, allí depositaron lo que me robaron y de ahí lo subieron por un tapial que tiene como dos metros y lo traspasaron al pasillo, pusieron las cosas en el piso y de ahí a otro lugar o a un camión. No sé", reflexionó la mujer.
Elvia dice no haber encontrado marcas de deslizamiento de la heladera ni de la cocina en el piso de cemento del pasillo. "Los vecinos no pudieron no haber escuchado, lo único que me dejaron fue el freezer y una exhibidora de comercio que me quedó de cuando tenía un negocio. Para llevarse todo lo que se llevaron estuvieron mucho tiempo. Me hicieron un daño muy grande porque hasta me robaron sillas, mesas, calzado". Y acota que "los vecinos me quieren un montón a mí, pero al gente tiene miedo de hablar".
La mujer cuenta que no hizo la denuncia policial. "¿En serio que vale la pena?", se preguntó. "¿Quién va a venir a buscar, a mirar. Quién va a investigar? No vale la pena. Luché por la seguridad de mi barrio pero ya fue (ver aparte). El gobierno municipal y provincial hablan de integración y ¿de integrar a quién? Me siento totalmente desprotegida. Tuve que sellar y soldar las puertas de accesos a mi casa por si alguno me la quiere usurpar. Ahora voy a estar enjaulada en mi propia casa".
Temor
Un amigo de Elvia, Carlos, se sumó a la charla con LaCapital y aseguró: "Una cosa que puede ocurrir es que si ella hace la denuncia los delincuentes tomen represalias". Y Elvia acota que "en esta ciudad le balearon la casa a un juez que tenía recursos para mudarse, pero yo ¿qué voy a hacer. Irme, mudarme. A dónde? Una ni siquiera es dueña de irse a la casa de una amiga por ue no sabes si te usurpan o te roban. Por suerte no se llevaron lo único de valor que tengo: mis libros", dijo.
Luego comentó que hace un año tuvo un accidente de moto y esta en tratamiento de recuperación: "Hasta se llevaron los únicos zapatos que puedo usar. Ahora junto a mi hijo vendo elementos de limpieza al menudeo y hago changas de peluquería a domicilio. Es raro ésto, porque el barrio está tranquilo y no hay bandas que roben".
Elvia y su hijo, que padece el Síndrome de Asperger (un mal ligado al autismo) están ocasionalmente parando en la casa de un hermano de la mujer y como consuelo ella cuenta que "por suerte dejaron el colchón". Hasta ahora sólo recibió algunas donaciones a partir de que su caso se ventiló públicamente en la televisión. "Todos se portaron muy bien, pero el límite es que me digan quién fue. Se que voy a enterarme con el paso de los días, pero perdí todo y es muy difícil recuperarse. Para algunos quizás no sea tanto, pero para mí era todo lo que conseguí y lo necesario para vivir".