El día que mataron a tiros a Lorena Ojeda al confundirla con su hermana Brisa, dos hombres hablaron por teléfono con quien había instigado el crimen desde la prisión. Sin estar enterados aún del error, le dijeron que todo había salido “de primera”. Para el fiscal que investiga el caso, uno de ellos era un hombre de la banda de Los Monos que fue imputado en junio. El otro era Fernando Andrés “Andy” Caminos, quien ayer fue imputado como partícipe secundario del homicidio. No se pudo demostrar que haya disparado, pero las escuchas lo ubican en el lugar donde al menos cuatro personas balearon a la chica de 16 años.
Caminos, de 26 años, es sobrino del asesinado ex jefe de la barra brava de Newell’s Roberto “Pimpi” Caminos. Está preso desde enero de 2017 por otro homicidio. El de Carlos “Pelín” Juárez, un hombre de 37 años asesinado de dos disparos en la cabeza la medianoche del 25 de diciembre de 2016 en Grandoli y Lamadrid. Ayer fue trasladado desde la cárcel de Coronda hasta el Centro de Justicia Penal, donde el fiscal Luis Schiappa Pietra lo acusó además de ser partícipe secundario en el crimen de la adolescente Lorena Ojeda.
El caso está encuadrado como un homicidio doblemente calificado por la participación premeditada de varias personas y por la búsqueda de impunidad. Es que el ataque que mató a Lorena buscaba silenciar a su hermana Brisa porque había sido testigo de un crimen. Bajo esa imputación, Caminos podría recibir una pena de 10 a 15 años de prisión.
Por el crimen de la chica había sido acusado a fines de junio Cristian “Negro” González, un hombre de Los Monos varios años prófugo y que fue imputado como partícipe primario. Este hombre de 30 años fue captado en escuchas telefónicas cuando comenta que habían cometido el crimen con éxito a quien ordenó la muerte de Brisa: Ariel “Tubi” Segovia, por entonces en prisión, quien fue ahorcado y apuñalado en la cárcel de Coronda el 24 de abril.
“Tubi” fue el primer implicado en la muerte de Lorena Ojeda bajo el rol de instigador, pero esa acusación prescribió con su muerte. Luego un abogado fue imputado como partícipe secundario porque “Tubi”, que era su cliente, le pidió aplazar un reconocimiento judicial que debía hacer Brisa y Segovia pidióó tiempo para hacerla “desaparecer”.
Por entonces Segovia, ligado al clan Caminos, estaba preso por ordenar el ataque a balazos en el que asesinaron al barra de Newell’s Jonatan Rosales. Fue el 23 de junio de 2016 cuando iba en moto con su pareja por Padre Giaccone al 1400. La pareja de Rosales era Brisa Ojeda, quien llevaba a su pequeña hija en brazos y fue herida. Brisa declaró entonces que los había atacado un tal Elías Emanuel “Zapatito” B. (quien ahora está preso a la espera de juicio), y que “Tubi” Segovia manejaba el auto.
El 14 de diciembre de ese año “Tubi”, ya preso, se enteró de que el fiscal Schiappa Pietra programaba una rueda de personas y le pidió a su abogado que postergara la medida. Dos días después, al menos cuatro personas llegaron a la casa de la testigo y llamaron a la puerta preguntando por Brisa. Quien salió a atenderlos fue Lorena, parecida físicamente a su hermana, y la fusilaron. La alcanzaron dos de seis disparos y murió 36 días después en el Heca. Brisa, que ya había sido amenazada, finalmente se presentó a la rueda y señaló a “Tubi”.
Comunicaciones
La clave para aclarar el caso fueron las escuchas telefónicas a las que por esos días era sometido “Tubi” 0por atentados a la dirigencia de Newell’s. Se captaron conversaciones que mantuvo con el “Negro” González. En un llamado previo al ataque, González le avisa a Segovia que “ya están listos y están por arrancar”. En uno posterior le comunica que el hecho se había cometido con éxito.
En otra conversación, que se reprodujo ayer en la audiencia, González le pasa el teléfono a “Andy” para que converse con Segovia. “¿Cómo fue? ¿La llamaron?”, le pregunta “Tubi”. “Le dijimos que saliera. Ta-ta-ta (contesta Andy). Así nomás”. En una charla posterior vuelven a referirse al crimen. “De primera. ¿Sabés cómo estoy? Retranquilo”, agradece aliviado “Tubi”, quien un año y cuatro meses más tarde sería asesinado por gente de su entorno.
Luego de un breve repaso del fiscal sobre la evidencia, el juez Carlos Leiva le preguntó a Caminos si quería declarar. “Voy a guardar silencio”, respondió el detenido, de rostro pálido y chomba blanca, quien examinó en detalle una copia de la imputación junto a su abogada. La defensora Romina Bedetti no realizó objeciones al pedido de prisión preventiva que formuló el fiscal, de modo que el juez dictó esa medida cautelar por el plazo legal de dos años.