Por Lucía Demarchi
"Homicidio doblemente calificado por el vínculo en concurso real con femicidio". El fiscal Adrián Spelta ya había planteado esa calificación legal en febrero de 2017, cuando Aranda, de 29 años, fue sometido a una audiencia imputativa por asesinar a su pareja y madre de su hija. Ayer volvió a repetirla y, en sintonía con la querella —representa al padre de la víctima— pidió prisión perpetua.
Aranda está preso desde el 5 de febrero del año pasado. Después de recibir un llamado de la hermana de acusado que había escuchado una discusión, la policía se presentó en una vivienda de Einstein 5730 y encontró a Aranda encima de Nadia, gritándole que se despertara.
La mujer de 32 años murió tras sufrir al menos dos fuertes golpes: uno que le generó una fractura en la base del cráneo y le causó daño encefálico —esa fue la causa de la muerte según la autopsia— y otro que le fracturó la mandíbula en tres partes. Presentaba también contusiones en las rodillas, propias de una caída por desvanecimiento, las uñas rotas y golpes en el dorso de la mano, compatibles con maniobras defensivas.
Al principio se barajaron también las hipótesis de que Nadia hubiera caído de un balcón. Pero los elementos reunidos por la Fiscalía indicaron que los golpes que mataron a Nadia habían sido de puño, por lo que la balanza se inclinó hacia un femicidio (homicidio agravado por el vínculo —la víctima y el presunto victimario eran pareja— y por violencia de género, ya que Nadia había sido víctima de golpizas en otras ocasiones).
Dos teorías
Ayer Spelta desarrolló su teoría del caso, que compartió la querella. Según el fiscal, Aranda y Benítez habían dio a cenar a la casa de una pareja amiga. "Consumió alcohol y estupefacientes", dijo Spelta, quien detalló que cerca de las 2 Nadia le hizo un planteo por su consumo de drogas y Aranda se enojó, se subió al auto y se fue del lugar. Pero sólo dio la vuelta a la manzana. Luego regresó y le dijo a Nadia que subiera al auto.
La pareja llegó a su casa cerca de las 2.30. El guardó el auto en el garaje. Una hora más tarde una hermana de Aranda, que vive a dos casas, abrió la ventana y oyó a los dos discutiendo a los gritos. A ambos les mandó mensajes de whatsapp que no respondieron, aunque él tildó el suyo como leído. Y luego los llamó por teléfono sin tener respuesta. Eran las 3.32. Al rato llegó la policía.
Nancy Zulli, defensora de Aranda, negó que los hechos hubieran ocurrido tal y como los relató el fiscal, reflotó la hipótesis anterior pero no presentó una propia. Y luego de negar la responsabilidad del hombre en la muerte de Nadia, pidió que la prisión preventiva que cumple en la cárcel de Piñero pase a ser de cumplimiento domiciliario con tobillera electrónica. La Fiscalía y la querella se opusieron y el juez Hernán Postma siguió esa línea, al confirmar la calificación legal y negar la prisión domiciliaria.
Manifestación
La audiencia preliminar de ayer fue el paso previo al juicio oral y público en el que un Tribunal pluripersonal determinará sus responsabilidades en el crimen.
En la puerta del Centro de Justicia Penal, familiares y allegados de Nadia Benítez, acompañados por Ademur (Asociación de Mujeres Resilientes) y Mujeres de Barrio, se concentraron desde el mediodía para acompañar la audiencia. Al enterarse del resultado se unieron en un único grito de "¡Nadia Benítez, presente! ¡Ahora y siempre!". Dentro de ese grupo está la hija de 14 años de Aranda y Benítez, quien también se acercó a pedir justicia por su mamá.