Hasta su detención, el jueves 26 de mayo pasado, en barrio Ludueña se creía que Mauro Javier Gerez era el hombre más temible y cabeza de una banda de tiratiros y extorsionadores que tenían en vilo a un barrio populoso. Pero a partir de la acusación realizada por el fiscal Pablo Socca, de la Unidad de Balaceras, quedó expuesto que era parte de un engranaje de violencia manejado al menos por dos reclusos desde la cárcel de Piñero: Andy Fabián Benítez y Julián Aguirre. Y que por sobre estos dos reos habría “otras personas no identificadas a la fecha”, según se explicó en la acusación. Esas “personas” referidas en la imputación bien podrían representar una de las tantas franquicias de la banda de Los Monos que operan en distintos barrios rosarinos.
A la par de Gerez se tendría que haber ubicado a Cristián “Larva” Fernández si no lo hubieran asesinado a balazos el 12 de abril pasado en una emboscada ejecutada por cuatro hombres en dos motos en Gorriti al 6200, en el mismo barrio Ludueña. Larva fue uno de los 27 asesinados, sobre los 120 que se cuentan en 2022, que se registraron este año en los barrios Ludueña, Empalme Graneros y Larrea. Una guerra desatada entre la gente de Gerez y la de Francisco “Fran” Riquelme, un personaje ligado a Esteban Lindor Alvarado.
De acuerdo a la acusación expuesta entre jueves y viernes en el Centro de Justicia Penal, y que proseguirá el lunes con la resolución sobre las medidas cautelares solicitadas por el fiscal Pablo Socca, sobre esta banda polirubro de nueve integrantes, por debajo del trípode conformado por Andy Benítez, Julián Aguirre y Mauro Gerez, como el jefe de los sicarios en el territorio, se encolumnaban Dan Natanael C. S., a quien se considera la mano derecha de Gerez; y Nicolás “Cuidu” B., quien oficiaba de “datero, el hombre que se encargaba de recabar información de potenciales víctimas”.
También estaban Gustavo Raúl “Muqueño” C. y Marcelo R., ejecutores de los ataques a personas o viviendas ordenados por Gerez. Y dentro de la banda está mencionado otro hombre privado de la libertad en el penal de Piñero, Nahuel Ángel, junto a su hermana. Para la fiscalía la organización criminal también actuaba en Empalme Graneros y desarrolló sus actividades al menos desde julio de 2021 y hasta el pasado 26 de mayo, fecha en la que fue detenido Gerez al salir de la casa de su novia en la cortada Perito Moreno al 1400 (Felipe Moré a la misma altura).
Gerez, Ludueña y la 12ª
Gerez fue un apellido que comenzó a resonar fuerte en boca de los vecinos de Ludueña desde el comienzo de la pandemia y de la mano de su socio en el delito, Larva Fernández, hermano de tres víctimas de la violencia territorial: Ezequiel David “Parásito” Fernández, de 38 años, y su hermano José Horacio “Grasita” Fernández, de 30, fueron dos de los asesinados en el triple crimen de Granadero Baigorria cometido el 16 de abril de 2018 en el barrio Martín Fierro. El tercero, Nahuel, a quien identificaban como “Chino”, desapareció cuando se dirigía desde la casa de sus familiares hacia su vivienda de Fisherton R el 26 de agosto de 2018. Según la declaración del mecánico asesinado Carlos Argüelles, quien alcanzó a dejar grabado su testimonio considerado como una prueba sustancial al ser reproducido en el juicio contra Esteban Lindor Alvarado, condenado a prisión perpetua este viernes como líder de una banda narcocriminal, el muchacho de 26 años “fue asesinado y enterrado” en un lugar no precisado en jurisdicción de Ybarlucea. Hasta el momento su cuerpo no fue hallado.
El nombre de Gerez sonó fuerte también hace tres semanas también cuando en las calles de Ludueña corrió el rumor de que había sido “detenido” en la comisaría 12ª sin que quedara constancia alguna. Quizás no fue una detención y sólo se trató de “una visita”. Por ese hecho Socca puso en la mira a quienes conducían la seccional de Solís y Casilda, la que ordenó inspeccionar y de la cual se secuestró documentación que pudiese avalar la presencia del muchacho en ese sitio mientras sobre él pesaba un pedido de captura. Para los vecinos, no hay dudas que desde la dependencia policial se protegía al ahora imputado.
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La investigación realizada por el fiscal Socca expuso, según testigos y víctimas, cómo Gerez reclutaba “soldaditos”, la mayoría del mismo barrio y menores de edad. Un testigo de identidad reservada, víctima de la usurpación de su vivienda, contó que Gerez puso en la mira para reclutar a pibes que jugaban en el Club Padre Montaldo, ubicado en Teniente Agnetta 126 bis. Un club que este año fue atacado a balazos. “Gerez jugaba en un equipo y empezó a ofrecer (a los pibes) botines, guantes. Los quiso llevar a una prueba al campo. Es la forma que él tiene de convencer a los pibitos. Les regala zapatillas. Les regala cosas. Los convence para que después termine «soldadeando» para él. Tiene más de 15 pibitos, la mayoría menores de edad, que tiran tiros para él. También venden para él”, explicó el testigo.
Para la acusación la banda puesta bajo la lupa “procuró ocupar y dominar sectores y barrios de Rosario –principalmente Ludueña y Empalme Graneros– y excluir de allí a bandas antagónicas con el fin de obtener beneficios económicos producto de diversas actividades ilícitas”. El fiscal Socca describió 40 casos de extorsiones y amenazas a comerciantes y hechos de ataques a balazos. Nueve casos en el primer trimestre de 2022 que tuvieron como víctimas a personas que trabajaban en una joyería, un comercio de electrodomésticos, una distribuidora, una heladería, una carnicería, una rotisería y un supermercado. Siete de estos nueve hechos por extorsión fueron imputados a Julián Aguirre, por cuyas manos pasaron 97 líneas de celular, entre ellas una a su nombre que utilizó para amedrentar.
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Otro testimonio expuesto en la causa refrescó la historia de un carnicero llamado Edgardo, que era reconocido por el apodo de “Bigote”, y que el 9 de diciembre de 2021, tras sufrir tres ataques extorsivos en su local de Solís al 300 _entre Navarro y Tucumán_ bajó las persianas y cerró. El negocio era una carnicería, pollería y granja a la que el hombre bautizó con su propio apodo. El testigo contó que “Bigote”, en medio de las tropelías que padecía, cruzó a Nicolás “Cuidu” B. y le dijo directamente: “Vos sos el que pasa la información” a la banda. “Todos sabían que Nicolás era el que entregaba a los comerciantes del barrio, pero nadie decía nada”, explicó el testigo. Por este episodio de la vida violenta de Ludueña fueron acusados “Muqueño” C. y Marcelo R.