"Si no entraba un cliente creo que me violaba o me mataba". Así resumió una joven de 20 años su experiencia vivida el pasado fin de semana en la panadería donde trabaja, en la ciudad de Santa Fe, cuando fue asaltada y sufrió una violenta agresión que le provocó una doble fractura en la cara y otras lesiones. En una entrevista realizada por el diario Uno de Santa Fe, María Esther relató lo sucedido con un joven que el sábado último, a la hora de la siesta, ingresó al comercio preguntando si había alguna vacante en el comercio.
Oriunda de Santo Tomé, la chica trabaja en una panadería que abrió hace dos meses en Saavedra y Monseñor Zazpe, a dos cuadras de la comisaría 2ª de la capital provincial. "A las 15 hacíamos el cambio de turno y a las 14.30 ingresó un chico y me preguntó si no se necesitaba un panadero, que él había hecho un curso. Se puso a hablar unos 10 minutos conmigo, contándome que necesitaba trabajo porque había sido papá hace poco en Rafaela, que su mamá había muerto cuando él tenía seis años", detalló la joven, y contó que ella se ofreció tomarle los datos para pasárselos al dueño del comercio.
"Me di cuenta de que estaba nervioso, miraba para afuera todo el tiempo. Pero no pensé que me iba a robar", recordó María Esther, y añadió que cuando dejó el papel con sus datos sobre el mostrador, el muchacho la agarró, le tapó la boca y la llevó para la parte trasera del local.
"Me dijo que me iba a atar, que no gritara y no paraba de pegarme. Me empezó a tocar y me dijo que me metiera en el baño. Le contesté que no, me siguió pegando y me empezó a asfixiar. Yo no podía respirar, sentía que sangraba por la nariz y la boca. Sentía los golpes y me veía el pelo con sangre. No sé de dónde saqué fuerzas, zafé una mano y le pegué", relató al diario capitalino.
En ese momento, según el relato, el agresor comenzó a pedirle plata a la joven. Incluso le ofreció compartir la mitad del botín si ella le decía dónde había plata. "En medio del forcejeo me decía que no me quería pegar y yo le contestaba que me estaba matando. «Estoy enfermo. Me voy a entregar», me decía y me seguía pegando. Ahí me insistió en que me callara y que otra vez me iba a atar. Me siguió pegando hasta que entró una persona a la panadería", recordó la muchacha.
Entonces el delincuente le dijo a la muchacha que se quedara callada y salió. "Saludó al cliente, abrió la caja registradora, sacó la plata. Agarró unas latas de energizante y se las tomó ahí nomás, rápido. Abrió mi mochila, me sacó 700 pesos y mi documento. Entonces yo salí y le pedí que no se llevara el documento, estaba incluso mi moto con las llaves puestas y todos los papeles. De la documentación se llevó sólo mi DNI, agarró la llave del local y salió corriendo", contó respecto del desenlace del atraco.
Fracturas. El cliente que entró a la panadería llamó a la policía, que llegó antes de que la joven fuera llevada al Hospital Cullen. Allí le diagnosticaron doble fractura en el rostro; lesiones en el ojo izquierdo; en la oreja y en la mano derechas; politraumatismos en la cabeza. También quedó marcado en el cuello de María Esther el intento de asfixia que sufrió.
"Muchas veces pensé que me iban a robar —dijo finalmente la chica— pero nunca me imaginé que me podía pasar esto. Ni siquiera me lo imaginé cuando entró, que me tuvo 10 minutos de psicóloga, contándome su vida y sus problemas. Quiero que lo encuentren, que la policía lo busque. Ya saben quién es. Incluso salió corriendo, ni siquiera estaba con moto o bicicleta. Y estaba solo. Y no lo agarraron".