“Don Juan” tenía 78 años y desde que la histórica marmolería en la que trabajó gran parte de su vida cerró sus puertas tras el homicidio de quien fuera su dueño y dejó abandonado el predio del barrio Bella Vista donde estaba instalada, él se quedó a vivir en una precaria construcción donde en algún momento hubo oficinas y se levanta junto a un desvencijado portón pintado con los colores rojo y negro y un gran escudo de Newell's. De allí salía poco, pero las veces que lo hacía tenía un buen trato con los vecinos de la zona de Castellanos y Viamonte. Esa misma gente que lo dejó de ver el miércoles a la tarde y que cuando lo fueron a buscar se toparon con el portón cerrado con llave desde adentro. Entonces avisaron a la policía, y la noche del viernes agentes de la Brigada de Homicidios de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) llegaron hasta el lugar con una orden para ingresar al predio. Entonces se toparon con el cuerpo sin vida de don Juan, quien en realidad se llamaba Carlos Luciano González. El preinforme de la autopsia indicó que presentaba 28 puntazos letales que le fueron asestados con un cuchillo de cocina que fue secuestrado en el lugar.
La escena criminal se encuentra dentro de un predio que ocupa casi tres cuartos de la manzana comprendida por calles Castellanos, Viamonte, Alsina y La Paz. Sobre esta última arteria, que en ese lugar se cruza con la avenida Presidente Perón, estaba el ingreso de una marmolería que ya hace varios años quebró. Fue poco después de que su dueño, Gabriel Ramón Capella, de 50 años, fuera asesinado a puñaladas y su cuerpo apareciera flotando en aguas del río Paraná el 1º de junio de 2013. Desde ese momento todo quedó abandonado.
El lugar, además de su acceso princiapal, tiene por Viamonte y por Castellanos dos portones de chapa vieja y oxidada por la que seguramente entraban los camiones a cargar y descargar la pesada mercadería. El primero de ellos se encuentra a mitad de cuadra y da paso a una verdadera jungla llena de basura en la que se observan grandes placas de marmol apiladas en distintos sectores e incluso algunas viejas máquinas herrumbradas. En tanto, el que da sobre Castellanos al 2300 está pintado con un escudo de Newell's y apenas se lo atraviesa, a su derecha, hay una precaria construcción que supo ser la garita de ingreso de los proveedores. Allí vivía el hombre que para todos, en el barrio, era don Juan.
La tarde del miércoles fue la última vez que los vecinos lo vieron con vida. “Salía poco de allí y cuando lo hacía era para hacer alguna compra o se iba para el lado de villa Banana, donde él decía que tenía unos amigos y una ahijada”, comentó a La Capital uno de los vecinos que lo conocía desde que el hombre asesinado trabajaba en la marmolería. “Cuando la empresa cerró y sus dueños se fueron sin pagarle un peso al personal, él se quedó instalado ahí como una especie de sereno, pero no creo que nadie le haya dado un mango por eso. Es como que lo tomó de indemnización”, agregó el hombre.
Tras dos días sin saber nada de don Juan, una mujer que vive frente al predio y a la que el hombre le permitía guardar el auto junto a su precaria casa, consultó con otros vecinos y decidieron dar aviso a la policía. Es que el portón estaba cerrado con llave desde adentro y el ocupante del terreno no respondía a los llamados de nadie. Entonces los pesquisas llegaron al lugar y con una orden judicial forzaron la abertura y al revisar la casa encontraron en medio de un gran desorden y muchas cosas que el hombre acumulaba compulsivamente, el cadáver tirado en un charco de sangre y junto al cuerpo un cuchillo con manchas hemáticas y cabellos blancos que serán analizados para saber si pertenecen a la víctima o si quedó alguna huella.
En la recorrida por el predio, los pesquisas también observaron que el portón de la propiedad que da sobre calle Viamonte estaba entrabierto y que tenía algunas manchas de sangre por lo cual los peritos levantaron huellas y se llevaron un picaportes que puede ser útil para la pesquisa. “Por lo que sé el hombre solía traer algunos amigos y algunas mujeres ciertas noches. Pero parece que el miércoles una de esas mujeres se enojó por cuestiones de plata y se fue enojada. Entonces después volvió con dos o tres muchachos que entraron por Viamonte y llegaron hasta la casa de don Juan. Capaz que ya estaba durmiendo y lo mataron feo”, contó con detalles otro de los vecinos.
La investigación quedó en manos del fiscal Gastón Ávila, quien ordenó registrar testimonios, levantar evidencias y detectar cámaras de seguridad públicas o privadas que ayuden a esclarecer el homicidio.