La defensa del cabo de Gendarmería que el miércoles mató a un ladrón en el barrio La Cerámica en el marco de un intento de robo de cables aseguró que "se hace un abuso" de prisión preventiva, más allá de la coyuntura de inseguridad que atraviesa la sociedad, pero sostuvo que en este caso se pudo demostrar que se trató de legítima defensa.
Fabricio C, 37 años, cabo de la sección vial de Gendarmería en jurisdicción de Carcarañá, quedará detenido de manera preventiva por 60 días al ser imputado este viernes bajo la carátula propuesta por la fiscal Homicidios Gisella Paolicelli, quien le achacó el "homicidio agravado por el uso de arma de fuego en calidad de autor y en grado consumado".
Sin embargo, el defensor del imputado, Guillermo Chiesa, sostuvo al finalizar la audiencia que "hay un abuso de la medida cautelar propio de la situación de inseguridad, cosa que no es innegable, pero en este caso la prisión preventiva termina siendo injusta para muchas personas que están en condiciones de mostrar su inocencia en libertad".
En ese sentido, argumentó: "No estamos defendiendo a un justiciero, todo lo contrario; es una persona que fue víctima de una situación por encima de su profesión: procedió correctamente con la voz de alto y se vio obligado a tomar esa decisión, por eso entendemos que no hay desproporción".
"La ley obliga a que cuando hay una persona fallecida, el que ejecutó el disparo, como en este caso, tiene que demostrar que lo hizo en legítima defensa, y claramente lo demostramos", sostuvo.
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Es por eso que insistió en que el homicidio consumado "parece desproporcionado porque pareciera que mató una persona por el solo hecho de robar cables, pero estas personas se le vienen encima y escucha que uno de ellos grita: «¡Quemalo, quemalo!», al tiempo que empieza a sacar algo de la cintura y por eso decide disparar".
También sostuvo que el gendarme de 37 años "se lamentó por el hecho", pero aseguró que en esa situación "se vio superado y compelido ante la inferioridad numérica, ya que eran tres personas que lo acorralaron. Por eso esperamos que los testimonios privados sean incorporados de manera voluntaria para acreditar esta situación".
Paolicelli le atribuyó el hecho ocurrido el día miércoles a las 20:20, en calle Medrano al 2300, cuando Marcelo Alejandro Flores (la víctima) se encontraba robando cables de energía eléctrica junto a otro hombre.
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En ese momento el acusado advirtió la situación y llamó al 911 para solicitar un móvil policial. Acto seguido, se presentó en el lugar donde se encontraba Flores y el cómplice, los alertó y estos escaparon por Medrano hacia calle Baigorria.
Conforme a la investigación, Flores tomó por Baigorria en dirección a Unión hacia el oeste y al llegar a la altura del 1500 logró interceptar y reducir a la víctima para colocarle sus dos brazos juntos en la espalda. En ese momento, le disparó con su arma de fuego reglamentaria, una pistola calibre 9 milímetros, en el lado izquierdo del cuello, para provocarle así la muerte instantánea.