Una mujer que arrastraba una moto hacia el interior de una casa y un hombre con un arma en el patio fueron detenidos por la policía el pasado 15 de octubre en el barrio Bella Vista, a pocos metros del galpón donde un ataque a tiros desde una moto causó la muerte de Julio César Reybet y heridas a otros tres hombres que estaban la vereda. Un lugar donde se encontró un aparato para escaneo de iris y del que solían salir viajes con contingentes a Buenos Aires. Diez días después los detenidos fueron imputados como partícipes secundarios del ataque y quedaron en prisión preventiva, acusados de haber recibido el arma y el vehículo usados en el homicidio con la finalidad de ocultarlos. Los autores materiales aún no fueron identificados.
Ese fue el resultado de una audiencia que se realizó el viernes pasado en el Centro de Justicia Penal. La fiscal María de los Angeles Granato imputó a Juan Simón B.B., de 44 años, y Analía Noemí R., de la misma edad, como partícipes secundarios de los delitos de homicidio e intento de homicidio, todos agravados por el uso de arma. A eso, B.B. sumó una imputación por la tenencia ilegal de un arma de guerra; una pistola Taurus G3 9 milímetros con la numeración suprimida que fue usada en el crimen y se encontró en su poder.
La jueza Melania Carrara le dio curso a la imputación fiscal y dictó la prisión preventiva para ambos por el plazo legal de dos años. La investigación fiscal ubica a la pareja como quienes actuaron de nexo con los tiradores y, tras el ataque, recibieron de ellos la moto y la pistola usadas en el hecho para ocultarlas. Ambos fueron detenidos minutos después del atentado, a las 17.30 del 15 de octubre, cuando intentaban ingresar una moto Honda CB 250 a una casa de Amazonas al 3100.
Desconocidos
El motivo del ataque aún no fue aclarado y se desconocen las identidades de los tiradores que esa tarde pasaron en la moto Honda frente a un galpón de colectivos de Cafferata al 2900. El que iba como acompañante realizó varios disparos con la pistola Thunder contra un grupo de personas reunidas en la vereda del lugar. Los vecinos vieron pasar dos veces una moto con dos ocupantes desconocidos en el barrio y a los pocos minutos escucharon las detonaciones.
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En total hubo cuatro heridos de bala. Reybet, de 37 años, llegó muerto al Hospital Clemente Alvarez, adonde lo habían llevado de urgencia en un auto particular. Kevin N., de 24 años, y Gustavo M., de 53 años, ambos con domicilio en Buenos Aires, fueron trasladados al mismo centro de salud con heridas en la espalda y en el brazo respectivamente. Mientras que Julián A., de 25 años, fue herido en el pie y lo atendieron en el Hospital Centenario.
Escape
Los ocupantes de la moto escaparon a toda velocidad por Cafferata hacia el sur y doblaron en Amenábar hasta llegar a Amazonas al 3100. A partir de un “acuerdo previo”, según la fiscal, en ese lugar hicieron entrega de la moto y la pistola. Un llamado a la central 911 alertó de lo que allí sucedía y advirtió que quienes iban en la moto se retiraron en otro vehículo. Fue así que policías del Comando Radioeléctrico llegaron hasta esa dirección y encontraron a la mujer arrastrando la moto 250 de color blanco y al hombre en el patio con la pistola.
Allí mismo los efectivos constataron que la moto tenía un pedido de secuestro del 24 de septiembre por un hecho de robo calificado en Castellanos y Amazonas. En un primer momento se desconocía si los detenidos podrían haber sido los autores del ataque, pero en la audiencia no se les atribuyó ese rol sino el de partícipes que colaboraron con los ejecutores.
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Trasfondo
No fue aclarado aún el trasfondo del ataque homicida, aunque dejó al descubierto un oscuro trasfondo. En el lugar donde ocurrió la balacera la policía levantó nueve vainas calibre 9 milímetros y constató disparos en el frente del galpón y en una camioneta Volkswagen Amarok que era de la víctima fatal, quien según sus familiares administraba una empresa de traslados a eventos, muchos de ellos a Buenos Aires. Además los efectivos encontraron un dispositivo para el escaneo del iris.
Se trata de un aparato que somete al ojo humano a una luz infrarroja que puede capturar patrones únicos utilizados para identificar a las personas. La actividad no está regulada, aunque se conoce que hay empresas que reclutan personas para someterlas a esa práctica a cambio de dinero.
“No sé que problema pudo tener el muchacho, pero no fue al voleo. Fue directo a ese lugar o al grupo que estaba afuera", contó a este diario un comerciante del barrio, donde los vecinos comentaron que en el galpón atacado “se escanean los ojos. Se ve todo el tiempo que bajan a gente de un colectivo, la meten adentro del galpón y después se la llevan en otro vehículo”.