Quebrantar un código tácito alrededor de la transacción de drogas en un búnker rosarino puede acarrear consecuencias letales. Así se desprende de la pesquisa del homicidio de Laureano Guillermo Fernández, de 35 años, ocurrido el 10 de junio en barrio Las Flores, y por el cual ayer quedaron imputados dos hombres que residen en el mismo barrio del sur de la ciudad. Según una de las versiones que pondera la Fiscalía para llegar a la motivación del crimen, la víctima habría ido a comprar droga a un pasillo de Clavel al 2000, encendió la linterna de su celular para alumbrar el camino y eso habría sido tomado por los lugartenientes como señal de traición: pensaron que era policía, lo siguieron seis cuadras hasta la casa de un amigo y lo ejecutaron de un disparo en la cara.
Cristian Emanuel A. de 21 años, conocido como "Negro Titi", de profesión herrero, y Juan Gabriel, P. de 30 años, alias "Tuerto Gabi", y dueño de un taller de reparación de bicicletas, vecinos de Violeta al 2000, quedaron imputados ayer por el crimen ocurrido el 10 de junio a las 22 en Clavel al 6900.
Los sospechosos quedaron detenidos el lunes y ayer fueron trasladados a Tribunales donde la fiscal de la Unidad de Homicidios Dolosos Marisol Fabbro les achacó la autoría de homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego, aunque en el caso del "Tuerto Gabi" le sumó el concurso real con la portación del arma de fuego, ya que según las evidencias habría sido quien gatilló.
De acuerdo a la hipótesis fiscal, a los acusados se los ubica en un domicilio de Clavel 6923 el 10 de junio de 2018 a las 22, arriba de una moto de alta cilindrada en la cual se trasladaban, mientras la víctima estaba por ingresar a la casa de un amigo.
En esas circunstancias, y luego de que Laureano tocara la puerta de la vivienda, "Tuerto Gabi" se bajó de la moto y tras esgrimir un arma calibre 9 milímetros le efectuó varios disparos, uno de los cuales le impactó en el rostro. Según esa idea del caso, los acusados tenía el "pleno dominio del hecho y clara intenciones de causar la muerte".
Después huyeron, pero no fueron muy lejos, ya que ambos residen en casas ubicadas en Violeta al 2000 (a seis cuadras de hecho) donde fueron detenidos el lunes a la mañana. Después del ataque, Laureano fue trasladado al Hospital de Emergencias con un balazo en pómulo derecho con orificio de entrada y salida. Al rato murió por destrucción cráneo encefálico, según la autopsia.
Entre las evidencias la fiscal citó la declaración del amigo de la víctima que al escuchar los disparos y salir de su casa encontró a Laureano ensangrentado pero con los ojos abiertos. En esas condiciones el joven alcanzó a balbucearle la identidad de quien le disparó.
Otro testigo expuso que ese día, mientras caminaba hacia su casa por Clavel escuchó un disparo antes de llegar a Previsión y Hogar. Se escondió en un pasillo y vio de frente la moto con sus ocupantes, a los que pudo describir por sus apodos. Y observó que Gabriel guardaba en la cintura un arma calibre 9 milímetros.
El hermano de la víctima, en tanto, dijo que en el velorio del joven sus amigos le dijeron quienes habían sido los autores del hecho. Además indicó que Laureano fue a comprar droga y al ingresar al pasillo prendió la linterna del celular y por eso los soldaditos sospecharon que era policía. Cuando se fue, lo persiguieron para no matarlo en el búnker y lo ejecutaron a quemarropa.
































