Un violento incidente ocurrido ayer a la mañana en pleno microcentro de Rosario, cuando un joven efectuó disparos de armas de fuego contra un colectivo del transporte público de pasajeros en Mitre y 3 de Febrero al que segundos antes había subido su novia para escapar de una agresión doméstica, no sólo puso al descubierto un claro caso de violencia de género que casi termina en tragedia, sino la extrema peligrosidad del agresor.
Cuando la policía allanó el departamento de Laprida al 800 que el hombre alquila temporariamente encontró un chaleco antibalas, una réplica de pistola calibre 9 milímetros, cajas de municiones calibre 3.80 y 45 (de alto poder fuego), un corta candados, computadoras y documentación de personas que no se condicen con su identidad. Al cierre de esta edición el joven seguía prófugo pero identificado.
El tranquilo vecindario del edificio de Laprida 882, a dos cuadras de la Municipalidad de Rosario, hacía rato que advertía movimientos extraños en el departamento B del 7º piso. Incluso, hace dos semanas uno de los consorcistas debió llamar al 911 para denunciar ruidos molestos, gritos y situaciones que presumía violentas.
Según relataron a este diario ocasionales testigos, el condominio se vio alterado en su dinámica desde que un hombre de entre 25 y 30 años llamado Luciano R. alquiló el inmueble antes mencionado bajo una modalidad "temporal", sistema que se extendió desde hace unos años como una alternativa económica o con prestaciones diferenciales a las plazas hoteleras.
"Se escuchaban ruidos a toda hora, el flaco iba y venía en una moto grande, se lo podía ver a plena luz del día transando con gente que lo esperaba en la vereda. Hasta se hizo una reunión de consorcio para tratar su situación porque los dueños advertían que no era normal lo que pasaba en torno a su departamento", narró a La Capital un hombre que no dudó en conectar esos movimientos con la comercialización de drogas. Sospechas que tendrían sustento para los investigadores.
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Leonardo Vincenti / La Capital
Recorrido incierto
Ayer a la mañana, cerca de las 9, una joven de 25 años que compartía techo con el problemático inquilino salió despavorida del edificio. "Gritaba para que le abrieran una puerta interna que conecta el hall del edificio con una peluquería lindera. Tenía un ojo negro, como que la habían golpeado en el rostro. Pero no dijo nada y se fue corriendo", describió otro joven.
No se sabe qué recorrido hizo la joven, pero los hechos posteriores confirmarían que su vida estaba en riesgo. Su pareja también salió del edificio y la persiguió, la amenazó de muerte y protagonizaron una discusión en San Juan y Laprida, donde la chica decidió escapar y subió al interno 198 de la línea 127 de la empresa La mixta.
Ya arriba del colectivo, la joven rogó desesperada que alguno de los pasajeros le pagara el viaje con la tarjeta sin contacto. El micro siguió su recorrido y al llegar a 3 de Febrero y Mitre (a seis cuadras del edificio) se desencadenaron segundos de extrema tensión cuando el novio de la joven desenfundó un arma de fuego y desde la calle disparó al menos un proyectil contra el colectivo que impactó en la puerta delantera sin provocar otras consecuencias.
Con el tirador en fuga y en medio de escenas de pánico, tras advertir el peligro un comerciante marcó el 911 y rápidamente llegaron varios móviles de la Patrulla Urbana en el lugar. La víctima aportó datos del agresor y los móviles policiales abarrotaron la cuadra de Laprida al 800 en busca del Luciano R.
Allí varios inquilinos dijeron que el joven había ingresado al edificio. Entonces los uniformados verificaron piso por piso en procura de su detención. Al llegar al 7º B no había rastros del inquilino pero la puerta estaba entreabierta.
Al ingresar al lugar la policía se topó con material altamente sospechoso, armas, municiones y elementos que se podrían vincular a actividades delictivas. Luego de dar comunicación del hecho a la Fiscalía de Flagrancia en turno, se tramitó la respectiva orden de allanamiento ante la jueza de Investigación Preliminar Preparatoria (IPP) Melania Carrara.
Y grande fue la sorpresa cuando durante la requisa al inmueble, en presencia de dos testigos, se secuestraron un chaleco balístico con placas delantera y trasera sin ficha técnica con una funda marca Swat, una réplica de pistola calibre 9 milímetros negra con cachas marrones, dos cajas de municiones marca Magtech, una con 41 proyectiles calibre 3.80, y la otra con 41 calibre 45, material balístico con alto poder de fuego.
También se encontró un corta candados de 60 centímetros de largo, una notebook marca Dell, una netbook marca HP, un DNI a nombre de Alejandro Luis G., y una licencia de conducir de Gonzalo Agustín R.
Además de abrirse una investigación por la evidente agresión a la víctima (que en declaraciones a los medios dijo que su novio ya la había golpeado, consume drogas y lo calificó como "narco"), la Fiscalía tiene por delante la tarea de develar la sospechosa e inquietante actividad de un hombre que tuvo la habilidad de alquilar temporalmente un departamento en el microcentro de Rosario, almacenar armas, moverse con soltura en una moto de alta cilindrada y, según contaron los vecinos, tener la impunidad de "transar" en la calle.