Lucas Martín C. fue detenido el miércoles en un control de rutina por efectivos del Comando Radioeléctrico. Sobre el joven de 19 años apodado “Pelu” pesaba un pedido de captura sospechado de haber ejecutado a balazos a las hermanas Estefanía Mariel y Marianela Andrea Gorosito la noche del 19 de julio en un descampado de Cabín 9 junto a un basural. Pelu quedó alojado en la seccional 32ª y será imputado en los próximas días por el fiscal Patricio Saldutti.
Por el doble femicidio ya había cuatro imputados, entre ellos Melisa Samanta Negro, de 35 años y actual pareja de Pablo Camino, líder de una franquicia de la banda de Los Monos en el oeste, y Sandra Calegari, de 52 y sindicada como transera en la zona de en los monoblocks de Rouillón y bulevar Seguí. Además de estas mujeres acusadas por el crimen y por haberles robado a las víctimas hay dos hombres imputados de esos mismos delitos pero además de femicidio.
Fuentes oficiales dieron a conocer dos procedimientos realizados la noche del miércoles, alrededor de las 20.30, por una patrulla del Comando Radioeléctrico en la zona de Presidente Perón al 6200. Primero, en Barra y Gaboto detuvieron el paso de un Citroën C3 Aircross blanco que tenía pedido de secuestro del fiscal Sadutti y cuyos dos ocupantes fueron demorados: Miguel Angel M., 35 años, y Horacio G., de 42.
Minutos más tarde, a unos 400 metros de allí fue interceptado en Presidente Perón y Campbell un Chevrolet Corsa en el que circulaba una pareja. Al identificarlos el hombre dio un dato falso que resultó ser la identidad de un primo. Posteriormente dijo llamarse Lucas Martín C. y entonces le saltó el pedido de captura del fiscal Saldutti. En total fueron cinco los móviles que cercaron el auto de Pelu.
Para la acusación este joven sería el autor material del doble femicidio de las hermanas Gorosito. Fuentes allegadas a la investigación confiaron que el pibe trabajaba para Pablo Camino y uno de sus primos sería el nexo que acercó a una de las Gorosito al alfil de Los Monos en la zona oeste.
Relaciones y trampa
Marianela Gorosito, de 25 años, y su hermana Estefanía, de 28, tenían domicilio en México al 2000, en barrio Belgrano Sur, un punto en el mapa bajo el dominio de Pablo Nicolás Camino, quien gerencia desde la cárcel una franquicia de narcomenudeo de Los Monos en los barrios Godoy, Villanueva y el sector conocido como Bajo Cullen, en la zona oeste.
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Según se ventiló en una audiencia oral y pública al menos una de las hermanas trabajaba para Camino. Asimismo, según la investigación, Estefanía y Marianela también figuraban entre las visitas que recibieron en la cárcel de Piñero algunos miembros de la franquicia de zona oeste que reporta a Los Monos.
En ese contexto la tarde del pasado martes 19 de julio las hermanas Gorosito fueron a merendar a un bar ubicado en bulevar Oroño y Salta. Según la pesquisa las jóvenes salieron del bar y subieron a un Chevrolet Cruze negro donde las estaban esperando dos mujeres.
El Cruze se puso en marcha seguido por un Citroën C3 gris en el que, según la investigación, iban tres hombres y una mujer. Alrededor de las 19, en inmediaciones de Chubut y Garzón, a unas 20 cuadras de donde vivían, las hermanas fueron subidas al C3 gris donde circulaban las personas que las terminarían asesinando.
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Las hermanas Estefanía y Marianela Gorosito.
Según la teoría acusatoria las víctimas fueron despojadas de sus celulares, llaves y alhajas de oro en el auto. Y tal como consta en el trayecto marcado por el impacto de las antenas del celular de una de ellas, fueron llevadas a la zona despoblada del barrio Cabín 9 de Pérez. En ese trayecto fueron heridas con disparos.
Finalmente fueron asesinadas en Camino de Los Indios y Chajá. Estefanía recibió ocho disparos y Marianela cuatro. A ambas les dieron dos disparos de remate en la cabeza y las abandonaron en un basural.
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Alrededor de las 20.30 efectivos de Gendarmería que realizaban un procedimiento de control vehicular en El Chajá y Provincia de Misiones de Cabín 9, a menos de 500 metros del lugar donde fueron dejado los cuerpos, observaron una maniobra extraña de un Citroën C3.
Cuando se aproximaba al retén, unos metros antes de llegar el conductor dio marcha atrás y detuvo el auto del que se bajaron varios hombres que huyeron a la carrera. Uno de ellos, Willian Alberto Espinoza López, fue detenido cuando intentaba huir trepando a los techos de viviendas linderas. Los restantes lograron fugar.
Acusados
El 24 de septiembre pasado Negro y Calegari fueron imputadas de los delitos de “homicidio doblemente calificado por el concurso premeditado de tres o más personas y críminis causa (es decir que mataron para asegurarse perpetrar otro delito), robo calificado y portación ilegal de arma de fuego de guerra”.
Para entonces ya estaban imputados Espinoza López y Damián Ezequiel Rojas, el dueño del C3 localizado las horas siguientes al descubrimiento del doble crimen. Pero con la nueva evidencia surgida del avance de la investigación ambos fueron reimputados como coautores del doble femicidio, que se agregó a las imputaciones por los mismos delitos achacados a las mujeres.
En el caso de Rojas, también pesa sobre él una imputación por la falsa denuncia del robo de su auto que realizó el 20 de julio pasado a la 1.35, horas después del doble crimen, en la subcomisaría 20ª de la zona sur donde estaba domiciliado.
La jueza Silvia Castelli les dictó a todos prisión preventiva efectiva por el plazo de ley. Se los acusó por femicidio por el contexto de violencia de género que rodeó el doble asesinato.
Promesas de oro
“Yo fui a chorear, a agarrar lo que me prometieron, el oro”, dijo López Espinoza cuando declaró que a él lo habían convocado para asaltar a las dos mujeres y no para matarlas. Este acusado contó que la tarde del 19 de julio dos hombres jóvenes y una mujer, de los cuales sólo conocía a uno, lo pasaron a buscar en un Citroën C3 por su casa de Ancaste al 2700 (Avellaneda a la misma altura). Que de ahí fueron hasta el bar de Oroño y Salta donde aguardaron a que las hermanas Gorosito se subieran a un Chevrolet Cruze negro donde las esperaban otras dos mujeres.
Desde el bar, según lo que contó este joven, se dirigieron a un quiosco de barrio Godoy donde al parecer las hermanas fueron forzadas a subir al Citroën C3.
“Bajaron en un quiosco, ahí es donde yo las robo y a ellas las subieron al Citroën”, aseguró el joven. Luego, continuó su relato, se fue corriendo y entonces escuchó un disparo dentro del C3.
“El auto me sigue y me dicen que suba. Subí y me senté en el asiento del copiloto”, aseguró el imputado. En esa línea agregó que dentro del vehículo iban las dos hermanas y otros dos muchachos mientras que las tres mujeres continuaron en el Chevrolet Cruze.
López Espinoza indicó que dos autos llegaron a la zona de Camino de Los Indios y Chajá, donde finalmente fueron arrojados los cadáveres de las víctimas, pero que él no bajó. Aseguró que se quedó a unos 100 metros de distancia de donde finalmente las jóvenes fueron ejecutadas, según afirmó, por dos varones.
Las dos mujeres que acompañaban a los asesinos se ocuparon de arrastrar los cuerpos hasta el sitio donde finalmente fueron halladas al día siguiente a media mañana.