Hace dos semanas la policía salteña descubrió, en la frontera norte de esa provincia, un camión tanque que trasladaba 180 kilos de cocaína. El cargamento provenía de Bolivia y tenía como destino aparente la ciudad de San Nicolás. La dimensión del contrabando detectado era inusual por su volumen. Y también por su valor, dado que a la mercadería se le atribuye un precio de dos millones de dólares.
Pero el aspecto también llamativo del tráfico abortado es el hecho de que uno de los mayores empresarios camioneros de Bolivia quedó implicado. Se llama José Luis Sejas Rosales y es propietario de la firma Creta SRL con domicilio fiscal en Santa Cruz de la Sierra. No era la primera vez que ocurría que un camión de esa compañía quedara en la mira por movilizar cocaína. Quince meses antes un vehículo de Creta fue interceptado en Tartagal con 600 kilos de cocaína líquida que, reducidos a sólido, arrojaron un total de diez kilos.
Por el borde. El pasado jueves 14 de mayo un camión de combustible fue detenido también muy cerca de Tartagal luego de ingresar desde la frontera boliviana por Salvador Mazza. Había pasado el borde internacional el día previo y efectivos de Drogas Peligrosas de Salta, que según fuentes de esa repartición tenían el dato desde tres meses antes, esperaban en un playón de Arenales, a dos kilómetros del límite. Allí se detuvo el camión de Creta SRL y ocurrió el secuestro. El chofer, de nacionalidad boliviana, dijo que se dirigía a San Nicolás en la provincia de Buenos Aires. Llevaba 180 kilos de cocaína.
El camionero terminó procesado por contrabando de estupefacientes por el juez federal de Orán Raúl Reynoso, quien le dictó prisión preventiva. El dueño de ese camión era el mismo del interceptado el 14 de febrero de 2014 con un tanque desconectado que en su interior tenía la cocaína cocaína diluida en un líquido por casi 600 kilos.
Seis semanas antes, al enterarse de que la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) había ligado nueve casos donde unidades de la flota de su propiedad habían sido detectados con pequeñas cantidades de cocaína en Argentina, el empresario se presentó de modo espontáneo ante el juez Reynoso. Fue el 31 de marzo último.
El dueño de la firma esa vez fue imputado de partícipe secundario del delito de tentativa de contrabando de drogas. El juez le trabó un embargo de 500 mil pesos y le impuso definir domicilio real en un lugar fijo de Bolivia para lo cual le concedió 15 días de plazo.
Con esas condiciones flexibilizadas el empresario retornó a su país. Antes le dijo al juez en la indagatoria que había contratado al camión detenido con droga y que era ajeno a la sustancia trasladada. También que era un empresario legal que no siempre podía controlar lo que hacían sus choferes.
Frecuentes. Desde la Procunar, a cargo del fiscal general Adolfo Villate, habían cruzado expedientes que establecían que los casos en que camiones de Creta eran captados moviendo cocaína tenían una frecuencia notoria. En los últimos tres años la Procunar encontró que nueve vehículos de la firma habían sido frenados con cantidades que oscilaban de cinco a diez kilos de esa carga.
Pero 45 días después de que Sejas Rosales llegara a Bolivia otro de sus camiones fue interceptado: el de los 180 kilos de cocaína. En la Procunar el asunto cayó como un cachetazo. Ahora el juez Reynoso le libró al transportista boliviano pedido de captura. "Ahora la orden de búsqueda judicial es cartón pintado. Nunca este empresario debió haber quedado libre", dijo a LaCapital Adolfo Villate.
Juez y parte. En la Procunar tropezaron con otra situación irregular del trámite. Uno de los abogados de Sejas Rosales se llama Ramón Valor. Este profesional también actuó como juez subrogante -al ser designado como conjuez- en la causa de la cocaína líquida.
Cuando la Procunar exigió la indagatoria del empresario, Valor pidió la eximición de prisión para su cliente. Y el juez Rosales le concedió una internación en una clínica a raíz de una dolencia —colon irritable— que no fue acreditada en certificados médicos cuando su excarcelación no estaba resuelta. Desde la Procunar piensan que alguien de menor poder económico nunca habría salido, frente a delitos iguales, de un centro de detención común.
Una curiosidad adicional con el camión de los 180 kilos es que al pasar por el control del paso internacional que conecta Salvador Mazza con San José de Pocitos los encargados de la Aduana argentina escanearon la carga del camión y no detectaron nada sospechoso. El panorama cambió un día después. El vehículo fue escaneado por personal de la Afip ante personal de la División Drogas de la policía salteña. Allí fue que en el tanque cisterna del camión de Creta SRL se percibieron seis bultos. Cada uno contenía entre 23 y 32 panes de cocaína de un kilogramo por unidad de promedio.