La jueza Eleonora Verón dictó prisión preventiva por 60 días al cabo de Gendarmería Fabricio Manuel Cortez a quien la fiscal Gisella Paolicelli imputó de homicidio simple agravado por el asesinato de Marcelo Alejandro “Pericle” Flores, ocurrido la noche del miércoles en Baigorria al 1500, en la zona norte de la ciudad. Pericle, de 31 años, estaba robando cables junto a otras dos personas cuando se topó con el cabo Cortez, quien no estaba de servicio pero portaba una pistola calibre 9 milímetros.
El encuentro terminó con Flores muerto de un balazo que le impactó en el cuello y dos versiones bien opuestas con escenarios separados por 100 metros. El gendarme dijo que arremetieron contra él y que pensó que uno de ellos tenía un arma de fuego y disparó. La fiscal, por su parte, indicó que “no hay evidencias objetivas” de que ese relato sea cierto. E indicó que “las evidencias objetivas” indican que Flores fue ejecutado a sangre fría cuando estaba retenido en esa vereda del barrio La Cerámica.
“Parecía esposado”
Pericle Flores era uno de las tantas personas que andan en las calles robando cables para, entre otras cosas, poder pagarse el vicio de la pipa que los mantiene en modo zombie. Sin residencia fija, viviendo de casa en casa. Su familia no ocultó en ningún momento la triste realidad que condujo a Flores a la muerte por una bala pagada por el Estado nacional.
“No quiero que esto quede en la nada, ya vimos varias cosas de cómo los milicos matan a los pibes”, dijo el día después del asesinato Belén, una de sus hermanas. “Lo vi con los brazos para atrás, parecía que estaba esposado. Capaz estuvo vivo unos minutos y lo dejaron morir ahí”, supuso la mujer.
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“Yo te digo la verdad, mi hermano era lo que era, pero ¿por qué no se meten con los narcos que son los que le arruinan de verdad la vida a los pibes?”, lamentó. Pericle dejó una hija de 9 años y tenía, además, dos hermanos asesinados.
No avisaron
En medio de los noticieros nocturnos de la tele un llamado de “Urgente” es una señal no sólo de último momento sino de que la violencia sigue castigando la ciudad. El miércoles a la noche fue señal de que un hombre había sido asesinado en Baigorria al 1500, entre Medrano y Unión.
Las imágenes reportaban una escena de un crimen plagada de gendarmes, fuerza para la que presta servicios el cabo Cortez. Con el correr de los minutos se conocería que la fiscal Paolicelli se estaba enterando de lo sucedido mirando la tele, porque ninguno de los colegas de Cortez que estaba en el lugar había comunicado a la fiscal ni al gabinete criminalístico de lo ocurrido, desatendiendo así la norma número en el protocolo ante un asesinato.
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El cuerpo de “Pericle” Flores sobre la vereda de Baigorria al 1500 minutos después ser asesinado por una bala de un gendarme.
Foto: Imagen de TV.
En ese contexto Flores estaba tirado sobre la vereda boca abajo con las manos hacia atrás con una vaina calibre 9 milímetros a su lado.
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Ayer a la mañana Cortez, quien es vecino de La Cerámica, se sentó en el banquillo y escuchó la acusación de la fiscal: homicidio agravado por el uso de arma de fuego.
“Al gendarme se le atribuye haberle dado muerte a Flores, quien efectivamente estaba cometiendo un hecho ilícito junto a una persona más, cortando cables con fines de sustraerlos. Pero sustancialmente hay una diferencia entre la versión que da el gendarme sobre cómo sucedieron los hechos y lo que nos muestran las evidencias”, señaló la fiscal al finalizar la audiencia.
Según pudo conocerse la versión que dio el gendarme Cortez es que él había visto cuando tres hombres robaban cables por calle Medrano, los advirtió. Entonces al menos uno de ellos arremetió contra él quien, creyendo que el ladrón tenía un arma, le disparó. El cuerpo de Flores quedó sobre Baigorria al 1500, a unos 100 metros del lugar donde dice el gendarme que le disparó.
Puntos oscuros
“Los hechos no ocurrieron como los relata el imputado. Dijo que le quisieron robar, que se le tiraron encima y que le pareció que tenían un arma de fuego, que arremetían contra él y que por eso repelió la agresión disparando su arma. Sin embargo, según la evidencia colectada en el lugar del hecho, el disparo no se habría producido donde él indica, sino después de una persecución, a una cuadra, dando la vuelta por calle Baigorria”, explicó Paolicelli.
Otro punto oscuro en la versión del gendarme Cortez “tiene que ver con la posición en que quedó el cuerpo de la víctima”, indicó la fiscal. El cuerpo de Flores estaba boca abajo con los brazos hacia atrás, en una posición similar a la que utilizan las fuerzas de seguridad para controlar a un sospechoso. “Eso daría a entender que Flores ya estaría reducido, en estado de indefensión, en una situación controlada y que el disparo se habría producido en esas circunstancias y no en las que el gendarme relata”, dijo la fiscal.
Según esa teoría del caso el disparo que terminó con la vida de Flores “no habría sido accidental”, a juzgar de qué manera quedó tendido el cuerpo. “Quedan pendientes medidas que van a ser muy importantes como la autopsia”, explicó Paolicelli sobre el estudio que se realizará bajo el protocolo de Minnesota, sugerido en casos en los que intervienen fuerzas de seguridad.
También falta el procesamientos de imágenes captadas por cámaras de vigilancia en las inmediaciones de Medrano y Baigorria que podrían aportar datos. “El gendarme declaró que no disparó cuando Flores estaba en el piso, sino en otra situación anterior. Pero eso no coincide con el lugar donde se encontró la vaina, la sangre. Nada de lo que se recoge en la escena del hecho coincide con el relato del imputado”. Al respecto, la fiscal aclaró que “la vaina estaba al lado del cuerpo y el imputado dijo que estaba allí porque se le trabó el arma en un disparo que había realizado en otro lugar y que la vaina justo cayó ahí porque se había destrabado. No hay elementos que den credibilidad a esa versión, al menos hasta este momento”, agregó la fiscal.
Por otra parte, a Flores “no se le secuestró arma de fuego ni ningún elemento de peligrosidad. El imputado no tiene ningún tipo de lesión y no hay ni vainas, ni sangre en el lugar donde él señala haber tirado. La única secuestrada es la que entregó el gendarme y que él mismo reconoció haber usado. Había un cuchillo, pero quedó en el lugar donde estaban cortando los cables, que es donde el imputado se sintió agredido por estas personas y por eso repelió con un disparo. Esto se esclarecerá con el avance de la investigación”. Al gendarme se le secuestró una pistola Pietro Beretta 9 milímetros con 13 cartuchos en el cargador y un proyectil en la recámara.
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Marcelo Alejandro “Pericle” Flores.
Otro de los puntos que remarcó la fiscal fue la desprolijidad —como mínimo— de que los gendarmes que acudieron a la escena del crimen hayan demorado un buen rato en notificarla. “En el lugar había muchos gendarmes que se aceraban para aportar versiones supuestas sobre lo ocurrido o hacer reflexiones en defensa de su colega arrestado”. La fiscal también indicó que “quienes estaban con Flores no fueron identificados pero se abrirá otra investigación sobre el robo de cables”.
"Defensa legítima"
Tal lo anticipado en exposiciones a medios periodísticos el abogado de Cortez, Guillermo Chiesa, fue por el lado de “demostrar claramente que nuestro cliente actuó en legítima defensa. Se dice que se mató a una persona por el solo hecho del robo de los cables pero eso no fue así. El gendarme se vio amedrentado por tres personas en la puerta de su casa, a las ocho y media de la noche en un barrio muy complicado como La Cerámica”.
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“Mi cliente dio la voz de alto como obliga el protocolo de Gendarmería. Esas personas se le abalanzaron y él escucha que uno de esos hombres le dice a otro «quemalo, quemalo». A la vez vio que alguien empieza a sacar algo de la cintura. Ante esas circunstancias, mi cliente decidió disparar”, señaló Chiesa.