El contenedor en el que llegó a Europa el cargamento de ajo donde iban 625 kilos
de cocaína fue controlado por la Aduana de Rosario. El barco que lo trasladaba, que salió del
puerto local el 4 de junio pasado, es el MSC Chelsea, una nave portacontenedores que empezó a
operar en Rosario hace tres meses.
Este buque pasa por el puerto local cada 8 días y su itinerario incluye además
las terminales portuarias de Zárate, Montevideo y Navegantes (ubicada a 111 kilómetros de
Florianópolis, en Brasil), donde se realizan, si es necesario, trasbordos con destino de ultramar.
Por eso no puede descartarse que el cargamento de cocaína haya sido embarcado en otro punto del
itinerario que no sea Rosario.
Las empresas mendocinas Exportadores Puente Blanco SA y Gispe SA,
comercializadora y productora respectivamente de las 22 toneladas de ajo, sostuvieron ayer que la
mercadería en cuestión fue sometida al control de Aduana en Rosario. El administrador de esa
repartición, Gustavo Curátolo, dijo anoche a este diario que no podía confirmar tal cosa. Escueto,
el funcionario dijo que el órgano a su cargo emitirá un comunicado fijando posición.
Fuentes judiciales confirmaron a La Capital que un funcionario de la Aduana de
Rosario presentó ayer a la fiscalía federal Nº 1, a cargo de Marcelo Digiovanni, una carpeta con
información periodística relativa a este asunto y el detalle de lo actuado por esa repartición el 4
de junio último, fecha que según la pesquisa de la policía hispano-lusa salió la carga desde
Rosario rumbo al puerto portugués. A raíz del caso, por consiguiente, se abrió una investigación en
la Justicia federal.
En el camino. El cargamento de ajo llegó a Rosario en un contenedor sobre un
camión con semirremolque. Si bien la carga debió estar en el puerto local el 21 de mayo recién
llegó dos días más tarde: el 23. La empresa que pidió y consolidó el contenedor CRXU 695369-3 fue
la firma Shipway SA, una compañía Argentina con 20 años en el negocio de "brindar soluciones de
transporte", según su página online. El despachante de Aduana que participó en esta operación fue
la firma rosarina Enrique Alejandro Toffoli. Según los investigadores españoles, el cargamento de
ajo era legal y se supone que la empresa mendocina despachante sería ajena a la maniobra.
Una vez en puerto rosarino, el contenedor fue cargado en el MSC Chelsea, buque
portacontenedores de 1300 teus con grúas propias y 33.251 toneladas de desplazamiento apto para el
transporte de cargas secas y refrigeradas, perteneciente a la empresa Mediterranean Shipping
Company, con sede en Ginebra, Suiza. La firma MSC es una empresa líder y opera en Rosario desde
hace tres meses. Cuenta con 400 buques de transporte de contenedores con cobertura mundial.
La operación. Los informes de inteligencia de las fuerzas de seguridad española
y portuguesa, iniciados en octubre de 2007, manejaban datos coincidentes. El 4 de junio de 2008,
teniendo como puerto de origen a Rosario, habría salido un cargamento de cocaína camuflado en 22
toneladas de ajo con rumbo al puerto de Leixes, a 5 kilómetros de la ciudad portuguesa de Oporto.
Así se gestó la operación Cabana-Sordo que estuvo trabajando en forma coordinada a efectivos de la
Unidad de Delincuencia y Crimen Organizado de Galicia, la Guardia Civil de Pontevedra (ciudad del
sur de Galicia) y la policía Judiciaria de Oporto.
El domingo pasado, dos días después del arribo del barco, la policía requisó un
contenedor frigorífico cargado con 22 toneladas de ajo que iban dispuestos en 2.200 cajas de cartón
de 10 kilos cada una. Las cajas llevaban el logo de Gispe, una firma comercializadora de ajos de la
ciudad mendocina de Guaymallén, y datos del exportador. Allí estaban camuflados 565 paquetes con
algo más de un kilo de cocaína cada uno, lo que en total fue valuado en unos 18 millones de euros.
La droga estaba prolijamente compactada con cinta de embalar y los panes llevaban adheridas
imágenes de relojes pulsera y de un fusil con la inscripción "James Bond".
Cuatro detenidos. Cuatro personas fueron detenidas en tres localidades de
Galicia acusadas de ser cabecillas de la banda e imputadas de tráfico internacional de
estupefacientes. En tano, en Sudamérica no hubo aún detenidos.
Para los investigadores, el sistema empleado por los narcos gallegos es conocido
como gancho ciego. Este ardid delictivo es frecuente en los envíos de contenedores. Consiste en
enviar un cargamento de droga, en este caso cocaína, en un contenedor con mercadería legal a una
empresa ajena a la maniobra. Más tarde, los narcos rescatan esa mercancía antes de que sea
transportada por tierra a su destino legal.
Otro de los datos que llamó la atención de los pesquisas es que los ladrillos de
cocaína estaban diferenciados con la imagen de un reloj Omega y de una pistola con la inscripción
"James Bond". Para los investigadores españoles, según publicó ayer el diario La Región de la
ciudad de Orense, esas identificaciones servían para no confundir los compradores de la droga: el
reloj era para la empresa cárnica de la localidad de Taboadela y los "James Bond" seguirían viaje
hasta el pueblo de Tui.