Dos jóvenes de 14 y 22 años fueron asesinados a tiros ayer a la madrugada en un humilde sector de Villa Gobernador Gálvez donde hace 40 días habían matado a un hombre. Si bien ocurrió a unos metros de un búnker de venta de drogas varias veces allanado y que ha vuelto a funcionar, se descartaba que la motivación del doble crimen estuviera ligada al mundo narco. El hecho, que primero trascendió como un tiroteo pero luego se estableció que las víctimas estaban desarmadas, es investigado por la Brigada de Homicidios y la flamante subcomisaría 26ª, a las órdenes del juzgado de Instrucción Nº 3.
Unos 500 metros al sur del arroyo Saladillo y a tres cuadras de la ruta 22 (continuación de la avenida San Martín de Rosario en Villa Gobernador Gálvez), la cuadra de Bordabehere al 2900 viene siendo noticia últimamente por hechos relacionados con un quiosco de venta de drogas al que se accede por un pasillo y que también tiene entrada por la calle Monte Caseros. Por ejemplo, allí fue asesinado Fabián Medina, de 31 años, el pasado 24 de agosto (ver aparte).
El último de los hechos reportados fue el más sangriento. El jueves, alrededor de las 2 de la mañana, algunos vecinos escucharon ruidos de autos, motos y disparos. Algunos sólo atinaron a mirar por las ventanas, pero otros se atrevieron a salir y así hallaron, tendidos sobre la calle de tierra, a dos jóvenes muertos a balazos. Junto a los cuerpos había una moto Yamaha YBR azul de 125 centímetros cúbicos en la que circulaban las víctimas.
Fuentes policiales señalaron que el rodado era conducido por el mayor de los chicos, David Horacio Ojeda. El muchacho de 22 años y un par de antecedentes delictivos de poca monta recibió al menos cinco balazos en distintas partes del cuerpo. Su acompañante, Emanuel Pereyra, tenía 14 años y fue ultimado de un disparo en la cabeza que le ingresó por el mentón. Ambos presentaban signos de haber sido golpeados.
Sangre. Dos manchas de sangre sobre la calle de tierra eran el testimonio más elocuente de lo que había ocurrido horas antes en Bordabehere al 2900, en Villa Gobernador Gálvez. Es que los pocos vecinos que se animaban a hablar lo hacían a cuentagotas y sobre lo que habían escuchado pero no visto.
En ese contexto pudo conocerse que, al parecer, Ojeda y Pereyra habían salido del pasillo por el cual se llega al búnker. Si bien hasta ayer no se sabía qué estaban haciendo por ahí, el hecho de que no se hallara droga entre sus pertenencias hacía presumir que no habrían ido a comprar.
Lo cierto es que a unos 30 metros de ese pasillo alguien —hasta ayer no se había establecido si era una o más personas— los esperaba en la esquina de Bordabehere y Monte Caseros. "Las víctimas estaban circulando en la moto cuando les dispararon desde una distancia aproximada de cinco metros", aventuró un vocero policial que observó la escena del crimen en la que se hallaron seis vainas servidas de calibre 9 milímetros.
El número de vainas coincidían, en principio, con los seis balazos sufridos por las víctimas según los datos preliminares. Ojeda recibió al menos cinco: uno en la mano izquierda, otro en el codo y tres en el pecho. También presentaba signos de un culatazo en la frente y dos puntazos en el hemitórax izquierdo. Pereyra sufrió un balazo que le ingresó por el mentón y salió por el parietal izquierdo, y al parecer también recibió un culatazo en la nuca.
Aunque los disparos podrían haber sido realizados por una sola persona, el hecho de que las víctimas hayan sido golpeadas no permitía descartar que los agresores hayan sido más. El sonido de un auto alejándose de la zona también aporta a esa posibilidad, según las fuentes consultadas, que descartaron que haya habido intercambio de disparos tal como trascendió inicialmente en versiones periodísticas.
Móviles. En cuanto al móvil del doble crimen, la cercanía con el búnker de drogas no permitía desvincularlo del mundo narco, sus disputas y venganzas. Sin embargo, ayer circulaba una versión en Villa Gobernador Gálvez que vinculaba al adolescente asesinado con un joven de 21 años que fue baleado el domingo a la tarde en un tiroteo entre bandas en inmediaciones de calle Rosario y la avenida Soldado Aguirre, a unas diez cuadras del sitio donde fueron acribillados los jóvenes. En ese marco aparecen, según fuentes consultadas, disputas que van desde broncas personales hasta enfrentamientos por robos de motos.
Como sea, para los vecinos de Bordabehere al 2900 no hay ningún hecho violento que no se vincule con el búnker con el que conviven desde hace tiempo. Al punto que la madrugada del jueves, cuando se hacía presente personal policial en el lugar, muchos los recibieron de muy mala manera haciéndolos cargo de que esa boca de expendio y otra cercana continúen funcionando a pesar de los reiterados allanamientos.
"El búnker ubicado a 30 metros de donde mataron a estos jóvenes había sido allanado y cerrado hace un par de semanas. Sin embargo, al parecer está funcionando de nuevo, lo cual será informado a la Justicia Federal para que intervenga", señaló el comisario Carlos Rodríguez, jefe de la subcomisaría 26ª de Villa Gobernador Gálvez inaugurada el pasado lunes.