Tenía un porte que lo asemejaba a Oscar “Ringo” Bonavena, aunque no hay registro de que el paraguayo Oscar Ramón “King Kong” Cardozo haya pisado un ring de boxeo. Aunque en su palo, el contrabando de marihuana de su país a la Argentina, era un campeón del mundo. Todavía se recuerda su fuga en agosto de 2006 de la alcaidía de la Unidad Regional IX de Reconquista, en el norte provincial, que le terminó costando el puesto a la entonces jefa de policía de la provincia de Santa Fe, Leyla Perazzo. Su última condena, a 9 años por transporte de drogas, la cumplió en el penal de Ezeiza. Y el 25 de junio pasado fue extraditado a su país natal para afrontar un proceso por homicidio, aunque le otorgaron la prisión domiciliaria. Ocho días duró su estancia en tierras guaraníes. El domingo a la tarde, cuando volvía con un amigo de una carrera de caballos en la localidad de Cambyretá, a unos 15 kilómetros de Encarnación, un grupo de sicarios le dispararon una decena de tiros y lo dejaron sin vida en el asiento del acompañante de una camioneta. Quien conducía, en tanto, no recibió un solo rasguño.
En el marco de la pesquisa por el crimen de King Kong, la madrugada del lunes dos sicarios pertenecientes al temible grupo criminal brasileño Primer Comando Capital (PCC), identificados como Ronny “Alemao” Ayala Benítez, de 35 años, y Alejandro Ariel Ayala Otazú, de 28, fueron detenidos en Encarnación por efectivos de la División de Investigaciones de la Policía de Itapúa como sospechosos de ser los ejecutores. Pero las acusaciones no quedaron ahí. Para los investigadores paraguayos Ayala Benítez, quien tiene un pedido de captura de la Justicia brasileña, “es el supuesto autor material” del asesinato de José Carlos Acevedo, intendente de localidad paraguaya de Pedro Juan Caballero, perpetrado el 17 de mayo pasado frente al Palacio de Justicia de esa ciudad.
Oscar Ramón Cardozo tenía 52 años. Había nacido en Yatytay, uno de los 30 distritos del departamento de Itapúa, a unos 130 kilómetros de Encarnación, frente a la frontera con Posadas, Misiones. Bajo el apodo de King Kong, se lo reconocía en Argentina con otros dos nombres: Eleuterio Martínez o Juan Gabriel Montana López. De este lado de la frontera Cardozo era una especie de gerente de logística de cargamentos de marihuana a alta escala que partían de Paraguay y él recibía en territorio argentino para distribuirlos. Por eso estaba bajo la mira del juez federal subrogante de Reconquista, Virgilio Palud.
El 15 de abril de 2006 fue apresado junto a otras dos personas en la localidad bonaerense de Abbot, siete días después de que efectivos de la delegación San Isidro de la Policía Federal realizaran un operativo en una estancia ubicada en el kilómetro 92 de la ruta nacional 3 donde hallaron una pista de aterrizaje clandestina e incautaran 380 kilos de marihuana que habían llegado en una avioneta hasta esa localidad del partido bonaerense de La Matanza. Tras ello, y a pedido del juez Palud, fue trasladado a Reconquista y alojado en la alcaidía de la Unidad Regional IX santafesina.
Bochornosa evasión
Sin embargo, cinco meses más tarde, el 9 de agosto de 2006, King Kong se fue caminando por la puerta de la alcaidía donde estaba alojado. Tan burda fue la evasión que la jefa de policía provincial Leyla Perazzo sostuvo que Cardozo había recibido ayuda de uniformados que estaban de guardia por lo que hubo una acción dolosa y no una negligencia.
Ante el caso, el ministro de Gobierno de Jorge Obeid, Roberto Rosúa, decidió intervenir la UR IX y desplazar a su jefe de entonces, el comisario mayor Víctor Sarnaglia junto a su plana mayor. También hubo movimientos que alcanzaron a otras nueve departamentales y a la propia Perazzo, quien presentó su renuncia.
Siete días más tarde, Cardozo fue recapturado cuando circulaba a bordo de un remís junto a dos argentinos por un cruce de rutas cercano al puerto de Reconquista y enviado a prisión por pedido de la Justicia federal por el cargamento de drogas secuestrado en la provincia de Buenos Aires. Tras ello King Kong regresó a Paraguay, donde lo buscaban por un homicidio de 2002 cometido en el distrito Trinidad de Itapúa. Pero no quedó detenido.
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Oscar Ramón “King Kong” Cardozo en 2006, cuando fue detenido y alojado en la alcaidía de Reconquista de donde se fugó.
Asimismo, el 17 de octubre de 2011 Cardozo y sus hermanos tuvieron un altercado con un vecino en su localidad natal, Yatytay. En medio de un asado se produjo una pelea en la que Emérito Acuña Aguirre, de 57 años, hirió con un arma blanca a King Kong. Aguirre huyó como perseguido por una maldición y con tanto miedo que llamó a su compañera para que armara los bolsos y escapar. Pero el tiempo no les alcanzó. Cardozo y sus hermanos llegaron a la casa de Aguirre y King Kong lo mató a balazos.
Ese crimen motivó que Cardozo cruzara una vez más la frontera hacia la Argentina, donde su paradero fue una incógnita hasta que el 27 de junio de 2016, en un galpón de la localidad bonaerense de Virrey del Pino incautaron 4.273 kilos de marihuana que laderos de King Kong debían buscar. El operativo fue bautizado “Pinito Verde”, ya que los panes de droga tenían sobre el termosellado una etiqueta con un pino en el centro de un círculo y habían llegado desde la localidad paraguaya de Pedro Juan Caballero, cuna de la mejor marihuana del Cono Sur.
Por entonces Cardozo estaba oculto en Catriel, en el departamento de General Roca de la provincia de Río Negro, donde había alquilado un campo para trabajar. Efectivos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) siguieron a ocho familiares de King Kong que viajaban en una combi que el jefe narco les había alquilado y así se llegó a él, quien cayó detenido el 23 de febrero de 2017.
Tras ello el juez federal porteño Ariel Lijo lo procesó por haber “liderado una organización delictiva que funcionaría desde al menos el 2 de marzo de 2016 cuya finalidad sería el tráfico, transporte, distribución, fraccionamiento y venta de drogas”. King Kong fue condenado a 9 años de prisión como coautor penalmente responsable de tráfico de estupefacientes en su modalidad de transporte agravado por la intervención de tres o más personas en forma organizada, en calidad de organizador y financista, en concurso real con el delito de resistencia la autoridad. Y fue a cumplir su condena a la cárcel de Ezeiza.
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Oscar Ramón “King Kong” Cardozo.
Foto: Gentileza ABC Paraguay
A partir de la pandemia y de que Cardozo se contagio de Covid, su defensa comenzó a gestionar que le otorgaran el beneficio de la prisión domiciliaria. En los informes médicos que se le realizaron consta que padecía un sinnúmero de enfermedades como diabetes tipo 1, secuelas de tuberculosis y acromegalia. También que padecía “un tumor de hipófisis” que le provocaba “agrandamiento de cabeza, cara y manos debiendo ser evaluado por un endocrinólogo”.
Así las cosas, a la 1.40 del 25 de junio pasado Cardozo fue deportado del país y en un vuelo de Aerolíneas Argentinas llegó al aeropuerto Silvio Pettirossi de Asunción de Paraguay. La jueza Karina Ruíz Díaz, del Juzgado Penal de Garantías de la jurisdicción de María Auxiliadora, dispuso que King Kong estuviera en prisión domiciliaria por el crimen de Aguirre cometido en 2011.
Pero el domingo pasado, en compañía de su fiador, King Kong fue al barrio Arroyo Porá de la localidad de Cambyretá a presenciar una carrera clandestina de caballos burlando el dictamen judicial. Alrededor de las 17.30, cuando dejaban la escena de las carreras, los hombres fueron emboscados en un camino rural por varios sicarios que regaron de disparos el lateral derecho de la camoneta Kia Sorento en la que viajaban. El vehículo recibió al menos diez impactos y sólo un proyectil impactó sobre la sien de King Kong Cardozo y lo mató. Requiém para un narcogerente.