Caminar por las calles de la Vía Honda congela la sangre. Tanto sea por Manantiales o por Patagones, su paralela al otro lado de la vía. Son dos calles por las que la parca se pasea sin pudor a cualquier hora del día. Esta vez fue sobre Manantiales al 3700 entre 24 de septiembre y Biedma, donde un hombre de 29 años fue asesinado a balazos sobre las 22 del lunes y los vecinos ya no quieren saber nada con nadie. “La idea que tenemos varios vecinos es que el domingo no vamos a ir a votar. Estamos cansados de que los políticos no nos registren. Llevamos demasiados asesinatos y nadie acusa recibo. Nadie”, dijo indignada una mujer.
¿Qué fue fue lo que sucedió con Matías Ezequiel Serrano, la última víctima en calle Manantiales? Silencio total. Lo único que dijeron los vecinos fue que el muchacho en una moto y fue atacado a balazos desde un auto gris. Catorce vainas recolectaron los peritos en el cruce de Manantiales con el pasaje 1801. En ese lugar, en los últimos 30 meses, desde el 1º de marzo de 2019, en poco más de 100 metros se produjeron siete asesinatos. A esos crímenes hay que sumarle otros ocho homicidios ocurridos desde septiembre de 2020 sobre Patagones. “Todo el mundo sabe que acá el problema son los quioscos de venta de drogas”, dijo indignado un vecino.
Enojados, frustrados, indignados. Nadie parece pasarla bien en la Vía Honda. Y ya no alcanza con la naturalización de la violencia. “Si no logramos que los políticos nos vean durante la campaña estamos al horno. Venir vienen. Cuelgan 15 globos, les traen juguetitos a los nenes y se van. Necesitamos menos circo y que alguien controle a los que venden droga. Mirá lo que te digo, que los controlen, ya nadie espera que los saquen. Pero acá la vida no vale nada. Pasan en moto y disparan. Pasan en auto y te tiran. Pasan a pie y te balean. Después se meten por las pasillos, cruzan las vías y están del otro lado. ¿Vos ves patrulleros? ¿Viste alguno por la zona?", se preguntó una vecina. Y tenía más para decir: "Así vivimos. Todos tenemos hijos. Ya que estemos hablando con usted puede ser una condena a muerte. Así no se puede vivir. Y no vivimos acá porque nos encante estar con el culo en la mano cuando nuestros hijos están en la vereda o en la calle. No tenemos otra opción”.
“Nadie tendría que ir a votar así se dan cuenta que los vecinos estamos cansados de que nos roben, que nos baleen las casas y que nos maten. Pero hoy decimos que no vamos a ir y el domingo vamos a votar igual. Y así todo sigue como si nada”, dijo otro residente. Los vecinos que hablan son los menos. Ya nadie se la quiere jugar. Entienden que están solos, que quedaron en medio de una disputa territorial que siempre termina en muerte. Y los muertos siempre los ponen los mismos.
>>Leer más: Manantiales, la calle de la Vía Honda donde acecha la muerte a balazos
Este martes al mediodía, bajo una llovizna tenaz, las vecinas tenían dos temas: la ropa no se seca y otra vez mataron a una persona sobre Manantiales. Alrededor, todo el barrio en su normalidad. Si sobre Manantiales al 3700 se pintaran estrellas similares a las amarillas —símbolo de atención y de memoria donde se produjo un accidente vial con víctimas fatales— habría siete marcas sobre el pavimento, en un paño de muerte contenido entre tres pasillos que conectan la calle ya mencionada con Patagones cruzando las vías. Tres puntos que los propios vecinos aseguran que es donde vendedores de droga y soldaditos se colocan para hacer su trabajo.
¿Alrededor? Pobreza por todos lados. Niños que juegan en la calle porque no hay un límite preciso entre el “adentro” o el “afuera” de las casas, en su inmensa mayoría, de ladrillos huecos, chapas o madera. “No podemos tener a los nenes todos el tiempo encerrados”, explicaba una vecina.
La víctima
La escena del asesinato de Serrano fue narrada decenas de veces en distintos barrios periféricos de la ciudad. El joven vivía en inmediaciones de Stephenson al 1200, en Villa Diego, a unos 15 kilómetros de donde fue asesinado. Pudo saberse que un hombre que se identificó como amigo dijo que estaban en una casa de Avellaneda al 4800, que Serrano salió en su moto para comprar cigarrillos y nunca regresó.
Sobre Manantiales al 3700 ningún vecino se animó a aportar mayor información que el vehículo utilizado en el ataque era de color gris. En esa zona de la periferia no se ven cámaras públicas o privadas. ¿Qué hacía Serrano en ese lugar? ¿El ataque era para él o los atacantes se confundieron? ¿Pudo haber quedado en medio de una balacera a la que era ajeno? A metros de su cuerpo quedó tirada sobre el pavimento la moto en la que circulaba. Entre sus ropas tenía su celular.
Quienes viven sobre Manantiales perdieron el poder de asombro ante la muerte por el asesinato. Narran mecánicamente con detalles básicos que no les generen problemas. Han contado todo hasta el hartazgo a cronistas de radio, tevé, diarios y medios web. A veces sus declaraciones se convierten en frases de casete ante la falta de atención que sufren por parte de un Estado que decidió mirar para otro lado. Muchos ya no hablan con extraños para evitar problemas.
“A la hora que pasó todo (cerca de las 22.30) alguien que no es del barrio en esta zona está comprando o vendiendo. No hay muchas chances. Por las dos cosas te pueden cagar a tiros”, explicó un vecino. Esa es una de las hipótesis, no la única, que manejan los investigadores.
>>Leer más: La villa de la Vía Honda, escenario de disputas que se dirimen a tiros y dejan víctimas
En otras coberturas de crímenes los vecinos han denunciado que la zona es monopolizada por Ariel “Viejo” Cantero, en un emprendimiento personal que estaría por fuera de la marca “Los Monos”. Nadie se atreve a mencionar el nombre completo del hombre y menos su apellido. Solo responden afirmativamente con gestos cuando el cronista los consulta por el pesado el hampa rosarina. Entre sus “gerentes” se menciona a un tal “Willy” y a Nelson “Pandu” Aguirre. También en este sector de Vía Honda vive “Bibi”, de 29 años y sindicada como pareja del Viejo. Otro jugador mencionado el último año se apoda “Gitano”, presunto rival del “Viejo”.
La investigación del crimen de Serrano quedó en manos de la fiscal de la unidad de homicidios Georgina Pairola, quien comisionó a efectivos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) para que trabajaran sobre el territorio.
Once crímenes
Desde el 22 de diciembre pasado en el cuadrado delimitado por bulevar Seguí, Avellaneda, Felipe Moré y las vías en Avellaneda al 4000 y Garibaldi se registraron once asesinatos: el de Carlos Alberto Ramos en el patio de su casa de Patagones al 3900, el 22 de diciembre; el de Milton Sosa y Pablo Ismael Brest en Manantiales y Biedma, el 24 de diciembre y el de Milton Javier Valdez el lunes 11 de enero por la noche en Avellaneda al 3900. También se recuerda el cuádruple asesinato la noche del 12 de marzo pasado en Cerrillos al 3700 que tuvo como víctimas al boxeador Brian Nahuel “La Cobra” Zarza, Lucas Ariel Luján Riveros, Esteban Damián Benítez y Miguel Alcaraz. El 12 de mayo fue asesinado Guillermo Romero en Patagones y Presidente Quintana y dos días después, a unos metros de allí, mataron a Lautaro Nicolás Giangreco. El último fue, el lunes, el asesinato de Serrano.