El barrio Ludueña atraviesa días de muchísima violencia con tres homicidios ocurridos en término de una semana, cifra que se extiende a 14 crímenes en lo que va del año. Una situación de gravedad que incluye también la balacera reciente contra una capilla como señal de que los límites se corren de manera permanente. Este lunes al anochecer, un hombre de 37 años fue asesinado de dos balazos delante de su pareja y su hija. Junto a su cadáver los autores del ataque dejaron un mensaje destinado a un preso sindicado como parte de una banda que atraviesa una disputa entre sus antiguos integrantes.
Este martes por la mañana la zona de Arévalo y Magallanes, barrio Ludueña, lucía como el fragmento abandonado de una ciudad partida. Las calles vacías y las miradas de reojo de personas que se asomaban de sus casas describieron la cautela que viven los vecinos en las horas posteriores a un homicidio que, se sabe, es la continuación de una bronca que lleva meses y no tiene pinta de terminar. Eso, por fuera de la trama criminal en sí, conlleva un cambio rotundo en la calidad de vida de una comunidad.
El crimen de Maximiliano Héctor Leo, de 37 años, ocurrió al anochecer del lunes en esa esquina, en la puerta de una vivienda donde una familia sostiene un kiosco. Este martes la mujer que lo atiende contó cómo repercute en su actividad esta situación. "No se vende, la gente tiene miedo. Los del Fonavi de enfrente compran en los kiosquitos que hay ahí. Si los clientes saben que mataron a alguien acá afuera no van a venir a comprar. Puede parar un taxi o un camionero a comprar cigarrillos, o los vecinos cercanos, pero se complicó mucho", explicó.
Frente a este lugar, sobre calle Magallanes, hay un portón que fue remendado después de recibir al menos 25 balazos. Ese hecho ocurrió el 31 de mayo de 2021, lo que da cuenta de que la situación descripta por esta vecina no empieza ni termina en el homicidio de este lunes. Un contexto que repercute no solo en la actividad comercial sino en la vida social en general. "Tengo un hijo de 4 años que ayer se tiraba al piso y gritaba del susto. Es una vergüenza que nos sacrifiquemos para educar a nuestros hijos y que tengan que estar presos adentro de sus casas", lamentó la mujer. "En la escuela de mi hijo me decían que tenía autismo porque no hablaba, pero era falta de sociabilidad. Me encantaría llevar a mi hijo a la plaza de acá a la vuelta, pero no nos cuida nadie", agregó.
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Diario La Capital / Virginia Benedetto
"Recién vuelvo de afuera con el estómago revuelto, porque tuve que limpiar yo toda la sangre con masa encefálica", contó la comerciante. Es que sobre la vereda de su casa cayó herido de gravedad Maximiliano Héctor Leo, que vivía en un Fonavi de enfrente. Fue pasadas las 19.40 cuando, según la versión preliminar difundida por la policía, un hombre bajó de un auto y le disparó cuatro veces. Dos balazos impactaron en el pecho y en la cabeza de la víctima, que aun así se mantuvo con vida unas horas. Pasadas las 23 desde el Hospital Clemente Álvarez, adonde llegó en un móvil del Sies, confirmaron su fallecimiento. Según testigos del hecho, al momento del ataque el hombre estaba con su pareja y con una criatura.
Advertencia
En la escena del crimen se halló un mensaje: "Andy Benítez dejá de tirar en las escuelas y en las iglesias. Vos no tenés cabida en el barrio. La mafia no se traiciona falso choro, dejá de mandar cana quebrado". La misiva estaba firmada con las siglas L.M.N.G, en referencia a un grupo autodenominado "La Mafia Nueva Generación", una nomenclatura importada de la organización criminal mexicana "Cártel de Jalisco Nueva Generación". El mensaje quedó a disposición de la Fiscalía, desde donde ya advirtieron la cautela necesaria al momento de investigar hechos con mensajes amenazantes que pueden tender a desviar las pesquisas o a incriminar a bandas contrarias.
Andy Benítez fue imputado en 2022 en la Justicia provincial como miembro de una asociación ilícita con base en Ludueña y dedicada a las extorsiones y al narcomenudeo. Benítez, preso con condena por robo y portación de armas, según la acusación dirigía desde la cárcel junto a Julián Aguirre una gavilla que en la calle lideraban Mauro Gerez y Jonatan Almada, luego detenidos e imputados. Para la Justicia, la banda -que tiene entre sus integrantes acusados a policías y ex policías- es una subestructura que actúa con el visto bueno de Los Monos con Matías "Pino" César, también imputado, como organizador.
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Desde fines de 2021 y durante casi todo el 2022 este grupo mantuvo una disputa con una banda de Empalme Graneros, barrio vecino, liderada según la Justicia por Francisco "Fran" Riquelme, un hombre cercano a Esteban Alvarado. Sin embargo, desde la caída en prisión de buena parte de ambas bandas, entre junio y septiembre, los homicidios vinculados a esta bronca comenzaron a disminuir. Hasta que a comienzos de 2023 una suerte de recrudecimiento volvió a sacudir sobre todo al barrio Ludueña, acumulando desde entonces 14 crímenes en seis meses.
Sin embargo, para los investigadores algunos de estos hechos corresponden a una bronca desatada entre ex integrantes de la banda de Ludueña. Una especie de reacomodamiento que desplazó a Almada y Benítez y repercutió en las calles con una seguidilla de balaceras y homicidios con mensajes. En ese marco se investiga el asesinato en enero pasado de Alan Carlini, primo de Almada, ocurrido en Solís y Navarro, a 150 metros de donde fue el crimen de este lunes. En Ludueña ahora ligan a la misma bronca al asesinato, el martes pasado, de Mauricio Obennelles, también en la zona. En el barrio aseguran que el objetivo del ataque era un allegado de la víctima, cercano a Andy Benítez.
Sobre la víctima
La Fiscalía confirmó a La Capital que Maximiliano Héctor Leo tenía antecedentes penales por un robo y un robo calificado ocurridos en 2014 y 2019. En los archivos periodísticos aparecen distintos episodios protagonizados por este hombre.
En julio de 2014 fue capturado por la policía luego de robar una cartera y al ser identificado se supo que tenía pedido de captura hacía un mes, cuando se había evadido del Hospital Centenario gracias a que su entonces pareja disfrazada de enfermera lo ayudó a fugarse. Para entonces, Leo ya tenía antecedentes en el antiguo sistema penal por un robo en 2009, cuando con 24 años y con un cómplice le robó 20 mil pesos a una mujer en la puerta de un banco del centro.
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En junio de 2019 volvió a ser recapturado. Aquella vez se había fugado mientras estaba en una salida transitoria en una casa de Solís y Vélez Sarsfield. Fue diez días antes, el 24 de mayo de ese año, cuando luego de bajarse de una camioneta del Servicio Penitenciario se escapó por los techos de la vivienda.
En las calles de Ludueña personas que lo conocieron confirmaron que Leo se había hecho la fama de "choro a lo grande". También advirtieron de su cercanía a personas vinculadas actualmente al comercio de drogas. Sobre todo puntualizaron en otro homicidio ocurrido en el barrio Ludueña, el pasado 1º de febrero, que tuvo como víctima a María del Carmen Vidal. A la mujer, de 57 años, la mataron a balazos en su despensa de Solís y Korn, local que había sido baleado una semana atrás.