Dos denuncias anónimas realizadas esta semana en los Tribunales Federales de
Rosario colocaron nuevamente en el ojo de la tormenta al suboficial Hernán Jesús Segovia, el
hermano del hombre al que el juez Federico Faggionatto Márquez imputa como el rey de la efedrina
por haber exportado a México más de 8 toneladas de esa sustancia utilizada para fabricar
anfetaminas. Los denunciantes pidieron que se investigue si hubo irregularidades en la tramitación
de las licencias y los permisos que el efectivo solicitó para salir del país cuando revistaba en la
agrupación Cuerpos de la Unidad Regional II y si en esas gestiones hubo complicidad de sus
superiores. Segovia, un empleado que revista como cabo y que tiene tres semanas de licencia al año,
salió del país al menos siete veces en el período 2007/2008. Algunos de sus destinos fueron China,
México, Venezuela y Ecuador.
La caída de Mario Roberto Segovia, el rosarino apuntado por el propio ministro
de Justicia de la Nación como el máximo proveedor de efedrina a los carteles de drogas mexicanos,
colocó bajo la lupa a todo su entorno. Y entre ellos a su hermano: el cabo de la policía rosarina
Hernán Jesús Segovia, de 31 años, quien fue detenido el lunes pasado en su casa de Santiago 4818,
en la zona sur de la ciudad.
Hasta allí llegaron efectivos de la Delegación de Investigaciones de Tráfico de
Drogas Ilícitas de la policía de Zárate-Campana y de la ex Drogas Peligrosas de la provincia. El
arresto del suboficial no estaba previsto en las órdenes de allanamiento libradas por el juez
federal Faggionatto Márquez, pero la valoración de la documentación hallada en la vivienda, entre
ello su pasaporte con los sellos de los viajes mencionados, selló su suerte. Entonces, el
magistrado decidió que lo llevaran preso a Campana.
Claro que, advertida de la relación familiar que existe entre Mario y Hernán, la
Dirección de Asuntos Internos de la policía santafesina ya había iniciado una pesquisa para
establecer si existió un crecimiento patrimonial ilícito en el suboficial, que es promoción 1998 y
gana alrededor de 1.800 pesos por mes sin adicionales.
Judicialización. "Recepcioné dos denuncias anónimas, las judicialice y se la
giré al juez federal de Campana, Federico Faggionatto Márquez. Los denunciantes hacen hincapié en
una posible complicidad en el otorgamiento de licencias y las respectivas autorizaciones para que
el policía Hernán Segovia saliera del país", explicó ayer la jueza federal Laura Inés Cosidoy,
magistrada que recepcionó las presentaciones.
"Lo que hice fue recibir las denuncias y elevarlas a mi par que entiende en la
causa madre para que sea él quien las valore", indicó la magistrada.
La presidenta del Tribunal Oral Federal Nº 1 indicó que también le envió copia
de esta actuaciones a los jefes de policía de la provincia y de Rosario, a la Dirección de Asuntos
Internos de la fuerza, al ministro de Justicia, Héctor Superti; a su par de Seguridad, Daniel
Cuenca, y el secretario del área, Carlos Iparraguirre. Además, el martes enviará una copia al
gobernador Hermes Binner.
El cuestionamiento. El trámite puesto bajo la lupa en las denuncias es el
mecanismo aplicado en el otorgamiento de días de licencia y autorizaciones respectivas que todo
efectivo de la policía de provincia necesita para ausentarse del país. Según pudo conocer este
diario, cada uniformado que desee salir del país debe tramitar un permiso con 45 días de antelación
ante su superior inmediato y a través de un formulario ya impreso. En ese trámite el empleado debe
informar a qué país viaja, por qué motivos y debe establecer un domicilio o teléfono para que se lo
pueda ubicar. El requisito debe cumplirse sin excepción, aunque la salida sea a países limítrofes.
De acuerdo a lo indicado por fuentes allegadas a la causa, en los últimos dos años el cabo Segovia
salió del país al menos siete veces, cuatro de ellas en 2007 (ver aparte).
Hernán Segovia revistó en el Comando Radioeléctrico desde 2001 hasta octubre
pasado. Desde entonces cumple funciones en la División Personal de la URII. Mientras estuvo en la
fuerza de calle, la mecánica con la que debió cumplir para poder viajar al exterior fue, en primer
instancia, elevar el formulario correspondiente a su jefe de tercio. Desde allí el trámite debió
pasar por las manos del jefe del Comando, el de la Agrupación Cuerpos y el de la División Personal.
Y, desde esta última oficina, remitido a Santa Fe a manos del jefe de policía de provincia, quien
debía dar el aval para la ausencia del policía.
Todo ese movimiento burocrático debió quedar asentado en los libros de novedades
de cada una de las oficinas mencionadas. Y, en el caso de que dentro de los 45 días no se le
hubiera contestado la solicitud de permiso, los usos y costumbres indican que el empleado puede
darse por autorizado. Aunque eso no lo exime de elevar una nota a su superior inmediato para
notificarlo.
Claro que, antes de proceder a viajar, el uniformado debe dejar en custodia de
la Jefatura su placa y su pistola reglamentaria, operaciones que también deben quedar asentadas en
respectivas actas. Nueve pasos para que un policía pueda salir desde la provincia de Santa Fe al
exterior y que Hernán Segovia no habría cumplimentado.