Alejandro Isaías Núñez es más conocido en el ámbito del hampa rosarino como “Chucky Monedita” y su nombre ha sido eje de numerosas notas periodísticas. Preso en la cárcel de Piñero tras un breve paso por el penal de Coronda, sus abogados defensores y familiares denunciaron que el muchacho viene siendo víctima de maltratos físicos y psicológicos no sólo por parte de otros internos sino también de agentes del Servicio Penitenciario (SP) que no respetan las decisiones judiciales dictadas para proteger la integridad física del recluso y la posibilidad de reinserción social que debería cumplir su tiempo tras las rejas.
Chucky Monedita tiene 26 años y cumple una condena a 15 años por el homicidio de Cristian “Charly” Machuca, un pibe baleado en enero de 2015 en Necochea al 3900. Además pesan sobre él una serie de imputaciones como líder de una asociación ilícita polirrubro con base en la zona sureste de la ciudad, pero que se prestaba al mejor postor para la comisión de ataques contra viviendas o personas. Uno de esos hechos fue la tentativa de homicidio de la cual resultó víctima en enero de 2021 el mecánico Carlos Argüelles, testigo protegido en la causa contra el narco Esteban Lindor Alvarado, y que finalmente fue asesinado en septiembre de ese mismo año.
En un escrito que hicieron llegar a La Capital, los allegados a Chucky denunciaron que “desde el 25 de octubre de 2021, cuando Núñez fue trasladado de manera arbitraria del pabellón 4 al pabellón 25 de Piñero, donde fue atacado por varios internos, ha sufrido distintos vejámenes que concluyeron con su encierro en una celda de aislamiento en la cual lleva más de un año de manera ininterrumpida, lo que significa una flagrante violación a sus derechos y garantías, un agravamiento ilegítimo de las formas y condiciones en que se cumple la privación de la libertad pues atentan contra la integridad física y psíquica del detenido.”
En ese marco la defensa de Núñez, a cargo del abogado Gonzalo López Ocariz, judicializó los reclamos de su cliente ante la jueza Eleonora Verón en diciembre de 2021 y la magistrada dispuso que “el alojamiento en sector de resguardo no puede prolongarse por lapsos excesivos de tiempo por lo que el Servicio Penitenciario (SP) deberá gestionar _a través de la órbita que corresponda_ el cese respectivo a la mayor brevedad posible debiendo quedar alojado el condenado en el pabellón que consideren adecuado para el cumplimiento de la pena”.
A pesar de que Núñez notificó los posibles pabellones a los que podría ser trasladado oportunamente, teniendo en cuenta que en otros sectores de Piñero había miembros de bandas antagónicas a la suya lo que pondría en riesgo su vida, el preso siguió en celda de aislamiento y la misma jueza en febrero de este año volvió a intimar al SP para que busque una solución a la situación de encierro del joven y “en un plazo no mayor a 10 días corridos se posibilite el ingreso del condenado a un pabellón de régimen común.” La respuesta a esa orden fue el traslado de Chukcy Monedita a la cárcel de Coronda donde quedó alojado en el sector de resguardo del Modulo Sur “bajo la excusa de que no era aceptado por ningún pabellón”.
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En mayo pasado, y ante la intervención de la defensa de Núñez, un juez santafesino ordenó que el recluso sea alojado en el pabellón 2 del penal corondino donde en teoría iba a ser aceptado por los internos. Pero eso no se cumplió sino que se agravó la vida penitenciario del interno que “fue sometido a vejaciones y severidades inhumanas como sacarlo de su lugar de aislamiento para ser golpeado, desnudarlo y arrojarle gas pimienta en sus partes íntimas y otras atrocidades” por lo que se interpuso un hábeas corpus correctivo y el juez de Ejecución de Santa Fe Jorge Patrizzi dispuso el 30 de mayo que Núñez vuelva a Piñero para que las autoridades resuelvan su alojamiento definitivo.
Desde entonces, Chucky Monedita sigue en su celda de aislamiento, lo que a entender de la defensa es “una flagrante violación a sus derechos y garantías y un claro agravamiento de las formas y condiciones en que se cumple la privación de la libertad”, por lo que en septiembre pasado volvió a presentar un hábeas corpus correctivo ya que “dicho encierro atenta contra la integridad física y psíquica del interno, afecta su dignidad humana y las condiciones fácticas implican un trato cruel, inhumano y degradante incompatible con la finalidad que persigue la pena y el tratamiento carcelario de reeducación del reo para vivir en sociedad y poder desarrollarse libremente”.
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Ese hábeas corpus fue rechazado por la Justicia alegando que Núñez había aceptado de propia voluntad, en octubre del año pasado, ingresar al sector de celdas de resguardo y que dicha medida se mantuvo debido a que, tras entrevistarse a los referentes de distintos pabellones, nadie aceptaba su presencia. No obstante, tras ser apelada la medida, hoy la defensa de Chucky Monedita sostiene que su pupilo “sería aceptado por parte de los presos de alto perfil que se encuentran alojados en el pabellón 28 de Piñero”, lo que “sin embargo no ocurrió, entendiendo que es una actitud total y absolutamente arbitraria de parte del SP que agrava ilegítimamente las condiciones de detención de Núñez con el único fin de someter al mismo a padecimientos físicos y psíquicos ya que está en una celda pequeña, con muy poca higiene, sin comodidades ni para cocinarse y sin ser sacado de allí durante todo el día, salvo al patio individual sin contacto con otros internos y sin posibilidad de acceso al estudio, deportes o talleres”.
Además, Núñez “no tiene contacto con otros internos y sólo recibe la visita de algún parientes de manera semanal, su pareja cada 15 días y su abogado cada 20 días aproximadamente. El resto de los días y horas se encuentra aislado de todo contacto con seres humanos, sin siquiera tener la atención psicológica que la defensa ha solicitado puesto que dicha situación le ha modificado el sueño y su psiquis.”