"No pasa nada, quédense ahí boludo, llegan a hacerse los pillos vamos a ir y les vamos a dar un ataque soviético, bien piola". Ese mensaje envió Jonatan Alejandro Ribles, uno de los imputados este lunes por ser parte de la banda que Chuky Monedita lidera desde la cárcel de Piñero, a través de la cual se cometían distintos delitos. El "ataque soviético" sería una represalia a un grupo rival que los habría amenazado y que se estaba tramando en octubre de 2020, días antes de que R. fuera detenido con una moto robada y dos armas encima.
La información que tenía en su teléfono celular Jonatan Ribles, de 28 años y con domicilio en la zona de Grandoli al 3800, es parte de las evidencias con las que este lunes el fiscal Pablo Socca imputó a once personas como parte de la asociación ilícita que Alejandro Núñez, alias Chuky Monedita y de 25 años, comanda desde prisión. Del cruce de información que Ribles estableció con distintas personas durante diez días de octubre de 2020 quedaron expuestas distintas actividades ilegales.
Una de ellas fue el plan para matar a Carlos Argüelles, imputado como testaferro de Esteban Alvarado y a la vez testigo protegido en la causa contra su antiguo jefe. "Contestá puto, andá a ver al tachero y seguilo, andá ponelo de cheto, ahí el tachero lo está siguiendo en la chata, boludo, ahí salió el loco”, fue la orden que Chuky Monedita le dio a Ribles el 28 de octubre de 2020, el mismo día en que fue detenido. "Donde veas que viene dale nomás", fue el imperativo que le llegó al sicario desde la prisión.
Así estuvieron durante más de dos horas y finalmente el plan se cayó. Ya habían fracasado al menos una vez, según consta en las conversaciones que Ribles mantuvo un día antes con Chuky Monedita. En esa ocasión, vestido con un mameluco de trabajo, el sicario fue al taller propiedad de Argüelles haciéndose pasar como cliente pero no encontró al objetivo. "Hay 2 locos, hay uno sentado, están los dos sentados, está ahí el loco, está barbudo, entrá la chata y dale”, ordenó Chuky mientras que Ribles respondió: "No está el gil cumpa". En un momento hablaron de matar al empleado pero finalmente Ribles se retiró sin cometer el ataque.
Ataque soviético
El plan para concretar un homicidio por encargo no fue la única actividad a la que Ribles estuvo abocado aquellos días de octubre de 2020. Tres días antes de aquel plan fallido ya se estaba pergeñando el "ataque soviético" contra un grupo rival que para el fiscal Socca habría amenazado o atacado a integrantes del grupo de Chuky Monedita.
"Volvieron los giles otra vez, va a haber que darle bien piola", le comentó a Ribles una persona hasta el momento solo fue identificada como "Dieguin". "Hoy a la noche", contestó el joven. "No pasa nada, aparte quédense ahí boludo, llegan a hacerse los pillos, vamos a ir y les vamos a dar un ataque soviético, bien piola", agregó Ribles.
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Unos días después vuelven a usar ese término que deja de ser curioso si se registra su origen: una de las escenas finales de la película brasilera Ciudad de Dios que aborda la problemática de la violencia en las favelas de Río de Janeiro. En esa ocasión el personaje Ze Pequeño, jefe del grupo delictivo de la favela ya caído en desgracia, le encomienda a un grupo de niños y adolescentes un asalto para recuperar su territorio. Lo que Ze Pequeño no advierte es que los niños habían planificado una emboscada en su contra. Entonces lo rodean, uno de ellos grita "ataque soviético" y Ze Pequeño es acribillado en el suelo.
Un tiro en la cabeza
En otra conversación sostenida en esos días por Ribles y un amigo apodado Niquito se explicita la rivalidad con la banda de "La Planchada", que estaría comandada por otro recluso: Lucas Smith, preso por robo calificado.
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"¿Te vas a ir de La Planchada o vas a ir a la casa del wacho ese?", le preguntó Niquito a Ribles. Éste contestó: "Buen día cumpita, a los dos, vamos a pintar la casa y a los giles". "Si dale con toda amigo, que uno por uno los vamos a ir tumbando, que todos los que sean de La Planchada y pasen por Grandoli le vamos a dar a todos, a todos le vamos a dar un tiro en la cabeza”, lo incentivó Niquito.
Celos en el búnker
Lo que el fiscal Socca deduce de otra de las conversaciones mantenidas por Ribles a través de su teléfono secuestrado es que también administraba un búnker de drogas, posiblemente ubicado en Matheu y Luzuriaga, zona norte de Rosario. El 27 de octubre el joven mantuvo una charla con una chica que sería la que durante ese día había cumplido el turno de vendedora.
La conversación transcurre entre directivas en torno a la actividad de la venta de drogas: los horarios, quién la buscaba, quién la reemplazaba. Hasta que la charla pasó al plano sentimental. La joven que atendería el búnker le dijo a Ribles que la novia de él le había mandado un mensaje preguntándole qué onda con su pareja.
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"Otra cosa, yo no sabía q tenías mujer, me enteré anoche a las 3 am cuando me escribió...una falta de respeto total.. yo hago mi trabajo y fue no tengo por qué aguantar resentidas con poca dignidad me entedés", le sugirió la joven a Ribles. En tanto la novia del joven le había mandado a éste un mensaje en referencia a las dudas acerca del vínculo con la otra chica: "Dejá de hacerte ver querés, deja de hacerte ver pedazo de puto, adelante de todas esas manga de putas que no sirven para nada”. Los tres fueron imputados este lunes.
Once imputados
Este lunes fueron imputadas cuatro personas como parte de la misma asociación ilícita. Jorge Ojeda, el taxista mencionado en el plan para matar a Carlos Arguelles, fue imputado por integrar la logística de ese y otros hechos violentos por los que ya estaba preso. Otro imputado desde prisión es Nahuel Riveros, quien fue detenido en noviembre pasado por una balacera y en el marco de la audiencia reciente se ventiló cómo alardeaba sus armas en mensajes de WhatsApp enviados a su novia. Chuky Monedita es el otro preso que en esta ocasión fue imputado como jefe de la asociación ilícita por ocuparse de definir roles, poner armas a disposición, organizar los pagos y otras indicaciones.
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Tamara Muñoz fue señalada como recaudadora de la venta de drogas que le proveía Ribles y de guardar en su casa tanto armas de fuego como municiones que usaba la banda. Abel "Barba" Bertoni, Diego Romero, Cristian González y Gianfranco Giglione fueron acusados de ser los compañeros de Ribles en sus balaceras y planes frustrados para cometer homicidios. A Florencia Aguirre, pareja de Ribles, la imputaron por ocultar armas en su domicilio y junto a Mara Tedesco fueron señaladas como quienes se ocupaban de vender drogas.