Cuentan que a lo largo de la última semana la muerte le envió varios mensajes a Antonio Ramón Báez. Según confiaron vecinos, el fin de semana pasado fue atacada a tiros una vivienda en Bermúdez al 6200 donde se podía seguir a huella de este hombre de 42 años. Y el martes, alrededor de las 19, la muerte logró emboscarlo en el pasaje Buen Orden al 6000, entre Rui Barbosa y Cabildo, en el barrio Sáenz Peña.
Padre de cuatro hijos, Báez circulaba con un chaleco antibalas en una moto Honda Wave 110 blanca cuando cuatro hombres que iban en una moto y un auto le dieron alcance. “Se escucharon seis u ocho disparos. Una vecina contó que lo hicieron tirarse al piso, boca abajo, y lo obligaron a poner las manos en la cabeza y ahí le dispararon. Le dieron balazos en la cabeza”, explicó una joven vecina domiciliada a metros del club Unión Roque Sáenz Peña, cuyo paredón da a Ruií Barbosa al 500. En la escena quedaron vainas de calibres 380 y 45.
A la hora de reconstruir la vida de Báez hay que transitar tres puntos estratégicos en un radio de 600 metros de dos barrios de la zona sur. Una, en inmediaciones de Buenos Aires al 6200, donde supo vivir con su compañera y madre de sus cuatro hijos; otra, en Bermúdez al 6200, donde se instaló con una mujer una vez separado de su ex, y la tercera en la cortada Buen Orden al 6000 donde fue asesinado. En ninguno de los tres lugares sus vecinos fueron coincidentes en el relato de su biografía.
“Lo único concreto es que le habían avisado que se dejara de romper los huevos en la zona. No hizo caso y se la dieron. En esta zona, cuando te hacen llegar un mensaje de ese calibre, le tenés que dar bola porque si no pasan estas cosas”, explicó un vecino de Sáenz Peña que conoce la dinámica callejera.
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A Antonio Ramón Báez lo mataron con un balazo en la cabeza al menos. Fue a metros de Rui Barbosa al 500, en barrio Sáenz Peña.
Foto: Sebastián Suarez Meccia.
En cada una de las locaciones los vecinos fueron contando la vida de Báez a modo teléfono descompuesto. Sumando datos a la historia que eran cuestionados o suprimidos en la siguiente estación. “El se separó de la mujer y se buscó una novia a una cuadra. Esa es la casa que le cagaron a balazos el fin de semana. Mucho más no te puedo contar, sólo que laburaba de remisero”, contó una vecina en las inmediaciones de Bermúdez y Battle y Ordoñez.
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“Qué va a ser remisero ese. Nada que ver. El vivía acá con su ex pareja y se fue. Él sabía que se la iban a dar. No supo cómo parar”, contó otra residente en Buenos Aires y Battle y Ordoñez, del lado del barrio de La Carne, a tan sólo una cuadra de la versión anterior.
“Mirá, sabemos que es de la zona pero no de la cuadra. Vivía ahí donde lo mataron”, relató un vecino a metros de donde cayó inerte Báez con al menos un balazo en la cabeza. Muchas declaraciones y poca claridad a la hora de perfilar a la víctima de un demencial ataque.
Poca circulación
El pasaje Buen Orden una cortada de apariencia tranquila de tan sólo cien metros entre Rui Barbosa y Cabildo a la altura del 500. La cortada queda a pocos metros del paredón del club Unión Roque Sáenz Peña y de la plaza Homero Manzi. Si bien el barrio es Sáenz Peña muchos se refieren a él como Saladillo Sur.
“Este es un barrio donde no hay mucha gente caminando. Hay circulación de autos, motos o bicis. A pesar de que todo pasó a las 19 un día de semana, en la calle no había nadie”, comentó una comerciante. Según se pudo reconstruir a la hora señalada Báez circulaba por Cabildo en una Honda Wave de una de sus hijas. Luego dobló por la cortada y fue emboscado antes de llegar a Rui Barbosa.
Según se precisó desde el área de prensa de la Fiscalía Regional 2, Báez fue abordado “por un grupo de indeterminado de personas, no identificadas hasta el momento, quienes lo agredieron con múltiples disparos de arma de fuego hiriéndolo de gravedad”. Algunos residentes de la zona indicaron que los agresores eran cuatro en dos motos. Oficialmente los agresores circulaban en una moto y en un auto, cuyas características se preservan para no entorpecer la pesquisa.
Los vecinos de la cuadra coincidieron en que escucharon entre seis y ocho disparos. Muchos esperaron un rato para ver qué había pasado. “Esta es una cuadra relativamente tranquila. Se escuchan balaceras o sabemos que se agarran a tiros, pero siempre es un poco más allá”, dijo un joven vecino señalando hacia la zona de la Estación Sur de trenes, en San Martín y Pineda, y los barrios Yrigoyen, San Martín y Las Flores.
Un detalle que no pasó desapercibido es que Báez llevaba puesto un chaleco antibalas y que quien lo ejecutó lo remató con un balazo en la cabeza. Al llegar a la escena personal del Sies constató el fallecimiento de la víctima por las heridas recibidas. En la escena fueron recolectadas cinco vainas calibre 45, tres 380 y plomos deformados.
La fiscal Gisela Paolicelli comisionó a efectivos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) para que en territorio trataran de reconstruir la vida de Báez y recabar testimonios que ayuden a pulir la mecánica del crimen y el móvil que lo ocasionó. La fiscal, como es de protocolo, ordenó que el cadáver fuera sometido a autopsia en el Instituto Médico Legal (IML). En principio se precisó que un hombre de 29 años había sido demorado en la causa, pero con el correr de las horas fue liberado.