El ataque al abogado Guillermo Peyrano, baleado por la espalda a corta distancia en el microcentro en 2015, tenía como trasfondo una estafa. El ex decano de la Facultad Católica de Derecho había descubierto que, mediante un fraude con escrituras falsas, dos personas intentaban apropiarse de dos campos de su consuegra valuados en 14 millones de dólares. Esa maniobra se investigó en una causa penal que ahora llegó a su desenlace. Un abogado rosarino que está preso por aquel homicidio fallido fue condenado junto a su madre a 3 años de prisión condicional como autores de un intento de estafa procesal. Como efecto de la condena, deberán realizar tareas comunitarias en favor del Estado o alguna institución de bien público.
La condena fue dictada por la jueza penal Hebe Marcogliese, quien cerró así una causa iniciada en el viejo sistema escrito. En un fallo de 157 páginas, la magistrada concluyó que los dos acusados iniciaron un litigio judicial con documentos falsos en un juzgado Civil a fin de apropiarse de tres inmuebles de la consuegra de Peyrano. Consideró que las versiones de los acusados fueron inverosímiles y analizó al detalle las numerosas pericias caligráficas realizadas en la causa hasta concluir que se le atribuyó una firma falsa a la mujer damnificada.
Así, condenó al abogado Alejandro Cristian Mercado, de 43 años, y a su madre Norma Beatriz Lorenzetti, de 57, como autores de un intento de estafa procesal con uso de documento privado falso. A los dos les impuso 3 años de prisión de ejecución condicional y algunas reglas de conducta, como someterse al control de un patronato y fijar domicilio. Además deberán realizar trabajos no remunerados "en favor del Estado o de instituciones de bien público, fuera de sus horarios habituales de trabajo".
El caso salió a la luz tras el intento de homicidio Peyrano. El 18 de mayo de 2015 el abogado y ex funcionario de la Fiscalía de Estado dejó su auto en una cochera de España al 800. Cerca de las 21, caminaba hacia Córdoba cuando se le acercó una persona que le disparó desde atrás. El balazo entró por la nuca y quedó alojado en la mandíbula del letrado. Un testigo que vio de frente al atacante dijo que además de usar lentes negros de marco grueso, el atacante llevaba una peluca.
Cuando el abogado se recuperó dijo que solo registraba un caso que podría tener alguna vinculación con el ataque: un juicio de escrituración en el que había sido demandada su consuegra y que derivó en una causa penal. La mujer denunció que, con ese litigio, Alejandro Mercado y su madre intentaban estafarla. El photo fit del atacante era idéntico a ese abogado. En diciembre de 2017 fue detenido en Marcos Juárez cuando la policía lo sorprendió poniendo un dispositivo de rastreo satelital al auto de un productor agropecuario cordobés con el que estaba enfrentado. Llevaba gruesos anteojos oscuros, gorra y una peluca.
La estafa previa
Mercado fue sorprendido entonces frente a la casa la familia Bermejo, que también fue víctima de una estafa por cifras astronómicas. Como responsable de ese fraude el padre de acusado, César Mercado, fue condenado a 3 años de prisión condicional por intentar apoderarse con documentos falsos de tres estancias valuadas en 40.180.000 dólares.
Una maniobra similar a la que denunció la consuegra de Peyrano, Angela A. Según la investigación, mediante un engaño idéntico intentaron quedarse con dos campos de la mujer situados en Cañada de Gómez que totalizaban 398 hectáreas y un departamento de Avenida Libertad al 300 en Rosario. El ardid consistió en presentar una demanda de escrituración ante un juzgado Civil a fin de que Lorenzetti fuera reconocida como legítima dueña. Para ello presentaron un falso boleto de compraventa de esos bienes por una suma de 260 mil dólares, cuando una tasación de los inmuebles realizada 2010 superaba los 14.500.000 dólares.
"No vendí, no tengo necesidad de vender, no se me ocurrió", dijo la denunciante, sin intenciones de desprenderse de esos bienes que habían estado en su familia por generaciones. En sus fundamentos, la jueza Marcogliese consideró que todo el relato de Mercado sobre la supuesta compra resultó "inverosímil": "No sólo por la índole y valor de los bienes en juego sino porque se trataba de la fuente de ingresos de la denunciante".
"No se explica"
Para la jueza, cuesta entender que una persona con solvencia patrimonial vendiera esas propiedades a un precio vil —28 veces por debajo de su valor— cuando aún en caso de necesidad hubiera podido obtener ingresos de las cosechas o de un préstamo bancario. Otro dato llamativo es que los supuestos compradores nunca se interiorizaron sobre la productividad de las tierras: "No se explica cómo el acusado, de formación profesional, pudo comprar un campo sin conocer su rendimiento".
"Realmente es demasiado esfuerzo figurarse que se vendió esa propiedad a un precio 28 veces menor a su valor sin mediar tasación ni intervención de escribanos", analizó. Además consignó que los acusados no demostraron solvencia para afrontar semejante operación con ingresos lícitos.
Por último el fallo dedica varias páginas a analizar las numerosas pericias caligráficas realizadas por peritos oficiales y de parte. Los expertos compararon la firma auténtica de A. con las insertas en el boleto cuestionado. Marcogliese concluyó que allí se plasmó una firma inventada que no es la de A. pero que podría tener algunos elementos en común con la original. En definitiva, para la jueza, "la operación inmobiliaria no existió" y todo se trató de un "engaño judicial" para arrebatarle el patrimonio a su dueña.