La investigación por la que terminaron detenidos un jefe de tercio del Comando Radioeléctrico y un subalterno en un caso de coimas comenzó a mediados de agosto, cuando el fiscal de la Unidad Especial de Balaceras, Pablo Socca, se preparaba para darle un golpe a la banda de Mauro Gerez, un hombre que está preso en Piñero y que tenía en jaque con hechos de violencia a los barrios Ludueña y Empalme Graneros.
El operativo, ordenado por el funcionario el 22 de agosto pasado, incluyó unos 60 allanamientos y terminó con casi 30 detenidos ligados a balaceras, homicidios y extorsiones. Y una de las personas que tenía pedido de captura en ese momento era Jonathan Almada. Un hombre imputado como miembro de la banda de Gerez, un personaje que está preso en la cárcel de Piñero y que tiene conexiones a su vez con Los Monos.
Lo cierto fue que el importante despliegue de efectivos y las tareas de coordinación que se requerían para realizar esos procedimientos, hizo que se filtrara información muy sensible. La investigación realizada por Socca estableció que pocos días antes de que se concretara ese mega operativo, personal del Comando Radioeléctrico se acercó hasta el domicilio de Almada, en French al 1300, en una actitud más que sospechosa si se tiene en cuenta que ese sería uno de los domicilios a allanar en pocas horas.
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La pesquisa que terminó con los policías del Comando Radioeléctrico detenidos este lunes a la noche incluyó escuchas telefónicas judicializadas y verificaciones por el sistema de GPS de los móviles policiales. Así se pudo establecer que poco antes de los allanamientos, policías de ese cuerpo de calle se estacionaron frente a la casa de Almada, montaron una especie de guardia y cuando vieron que un hombre salía del lugar (luego se estableció que era Almada.), lo interceptaron cuando iba con su novia y le pidieron dinero a cambio de dejar.
Los uniformados le advirtieron que lo conocían y que sus jefes “querían su cabeza”. En principio le secaron, ahí en la calle, diez mil pesos.
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Esa secuencia que terminó con el pedido de coima figura en una comunicación judicializada, que es una llamada telefónica que la pareja de Almada entabla con un abogado al que le narra todo lo ocurrido con los policías del Comando. Con esos datos, la pesquisa del fiscal Socca comenzó a perfilarse sobre los agentes que extorsionadores. Con el paso de los días, el círculo se fue cerrando en torno a Jorge R. y Ricardo P.
La sorpresa extra que deparó para los investigadores en el procedimiento de anoche fue hallar en poder de los policías de tres armas (dos de ellas en el patrullero en el que estaban y la otra la casa de uno de ellos) sin ningún tipo de documentación. Se sospecha que esos artefactos estaban en poder de los policías para, como se dice en la jerga delictiva, “ser plantadas” en alguna escena o directamente para ser alquiladas.