Por Leo Graciarena
Bronca contenida, ojos enrojecidos y labios bien cerrados. Esa fue la síntesis al buscar en el barrio información respecto del ataque que terminó con la vida de Micael Alexander Ojeda, un muchacho de 21 años que estaba en una fiesta de cumpleaños en una casa de pasaje 1876 al 3500 cuando fue asesinado a balazos. Junto a él resultaron heridos los hermanos Jonatan y Alexis M., de 21 y 25 años respectivamente.
Según se indicó desde el área de prensa de la Fiscalía Regional "aproximadamente a las 4 de la madrugada al menos tres sujetos no identificados que portaban armas de fuego ingresaron a un domicilio y realizaron detonaciones".
Ojeda recibió un balazo en el tórax y fue trasladado por familiares al hospital Carrasco pero los médicos nada pudieron hacer para salvarle la vida. Por su parte Jonatan M. recibió un balazo en el brazo izquierdo y su hermano Alexis un disparo en el tórax que lo dejó internado en grave estado en el mismo nosocomio.
Barrios y broncas
El pasaje 1875 es una cortada de una cuadra que se despliega a la altura de bulevar Seguí al 6600, en la zona sudoeste, en un barrio de casas iguales limítrofe con las barriadas La Lagunita, Hipotecario, Bolatti y más al sur el barrio Toba y el Fonavi de Rouillón y Seguí. Barrios contenidos bajo el genérico de Triángulo y Moderno.
La cortada 1875 está ubicada a metros del cruce de Provincias Unidas y Seguí, de la escuela secundaria 547, del Centro de Capacitación y Producción Parada Oeste y del Instituto de Rehabilitación del Adolescente de Rosario (Irar).
"Este es un barrio donde puede ocurrir que pasen dos en una moto, cuatro en un auto, uno de a pie y te pegue un balazo. Hay mucho tipo que vende droga, usa arma y tira sólo porque lo miraste mal. Este barrio quedó en el medio y tenés mucha gente que circula. Hay bronca entre los de este barrio con La Lagunita con los de allá atrás (por Godoy). Pero también hay mucho que anda con el fierro en la cintura y te la pone porque se le cantó. Qué fue de todo eso lo que pasó con el pibe que mataron a la madrugada no lo sé. Pero este es un barrio que quedó en el medio de las peleas, donde hay gente de bien que labura pero te pueden matar porque sí", explicó uno de los pocos vecinos que ayer aceptó hablar con este diario cuando el sol caía a pleno en inmediaciones del Centro Parada Oeste.
Apuntalando los dichos de los vecinos surgen dos referencias con mecánicas algo parecidas a la ocurrida en la madrugada de ayer. El 27 de agosto por la noche en 1849 al 6600 —a 400 metros de donde mataron a Ojeda pero del lado de La Lagunita— Axel Agustín "Sombra" Rivas y Santiago L. fueron atacados a balazos desde un auto en movimiento, un Volkswagen Gol rojo.
Rivas, de 20 años, recibió varios balazos, uno en el tórax, e ingresó al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Heca) con un paro cardiorrespiratorio y murió por una hemorragia cardiopulmonar. Santiago L. recibió un balazo en el abdomen y debió ser internado en grave estado.
Allegados a Rivas confiaron que los atacantes eran "soldaditos de narcos" y que "andaban buscando matar a alguien y Axel se cruzó en su camino. Ellos estaban en la esquina y apareció el auto del que empezaron a disparar", dijo un vecino de La Lagunita en el marco de una movilización en reclamo de justicia que realizada frente al Centro de Justicia Penal. Por este hecho la fiscal Georgina Pairola imputó días atrás a Juan José C., un sospechoso de 20 años detenido por el hecho y conocido como "Mono".
En llamas
"Mire amigo, no tenemos ganas de hablar. A lo mejor en otro momento, pero ahora no. ¿Cómo están los pibes heridos? Mejorando". Cortita y al pie, uno de la media docena de muchachos que salían del lugar donde ocurrió el ataque —donde residen los hermanos baleados— a balazos aportó, con ojos enrojecidos y los ánimos en llamas, un escueto parte noticioso al cronista de este diario dejando claro que no había humor para nada más que respirar profundo. Nadie más en la cuadra habló con el periodista mientras pibes enfurecidos llegaban y se iban con sus motos de la cortada.
A cuatro cuadras de ese lugar vivía Micael Alexander Ojeda, en una vivienda de pasillo ancho en donde sus familiares recibían ayer al mediodía muestras de afecto de vecinos y parientes. "No sabría qué decirte. No sabemos nada de lo que pasó. Sólo que anoche él salió para ir a un cumpleaños, que creo era donde lo balearon. Después no sabemos nada más. Estamos tratando de cerrar los trámites para que nos entreguen el cuerpo y ver si conseguimos algo de dinero o por lo menos alguna ayuda para velarlo", explicó el padre de la víctima mientras reparaba su moto a metros de donde la mamá del pibe era el eje de la descarga de afecto.
Dos versiones
Sobre lo que sucedió en la cortada 1876 hubo al menos dos versiones. Una, que tomó cauce oficial, es que Ojeda y los hermanos M. estaban sobre la vereda a mitad de cuadra cuando pasó al menos una moto y el acompañante disparó contra el grupo. En la escena del crimen se recolectaron diez vainas servidas calibre 9 milímetros sobre la calle.
La otra versión, que rápidamente fue perdiendo fuerza, es que tres hombres armados habían ingresado a una vivienda y dispararon al bulto. ¿Por qué? y ¿de qué manera? Esas son preguntas que el fiscal Miguel Moreno trata de despejar. Lo concreto es que Ojeda murió por un balazo que lo alcanzó en el tórax a la altura de las axilas y Alexis también resultó gravemente herido en zona torácica.
Lo concreto en la carpeta de los investigadores es que los protagonistas tienen prontuario abierto. Que por lo preliminar de la pesquisa quien disparó lo hizo hacia el grupo con la intención de provocar "una baja" en un grupo rival. Y que una de las hipótesis abiertas es que el "ataque tiene un telón de fondo narco, aunque no surge directamente, pero sobrevuela el ataque". No obstante, señalaron que "todas las hipótesis permanecen abiertas, por el momento no se puede descartar nada", a excepción de la tentativa de robo. Desde el Ministerio de Seguridad indicaron que tanto la víctima fatal del ataque como los dos hermanos heridos tienen antecedentes policiales.
El fiscal Moreno comisionó a efectivos de la Policía de Investigaciones (PDI) para que trabajaran en la escena del hecho y tomaran testimonio a potenciales testigos. En las inmediaciones se detectó una cámara de videovigilancia y se trabajaba para determinar si la misma funcionaba en momentos del ataque.