“Este barrio cada vez es más desastroso. Progresivamente, sobre todo desde que está la pandemia, empezaron a verse hechos como éste. Choros que entran dados vuelta y si no les das lo que te piden te ponen un tiro”. La explicación de uno de los vecinos de Matías Adrián Fernández, el almacenero que fue baleado el jueves a la noche mientras atendía su comercio de Bertolé al 7200 (Rivarola misma altura), y que falleció poco antes de las 21 de ayer, sirve como un botón de muestra de la sensación térmica que vive esa zona del oeste de la ciudad. El comerciante fue operado en el Hospital de Emergencias Alvarez y murió tras agonizar un día después de recibir un disparo calibre 9 milímetros en el tórax, a la altura de la axila derecha, en una escena que para los investigadores tiene más de una lectura. La primera, una tentativa de robo. La segunda, que el ataque esté ligado a una cuenta pendiente de vieja data.
Bertolé al 7200, entre Ferrarotti y la colectora de avenida Circunvalación, tiene la apariencia de una cuadra tranquila de vecinos trabajadores. Los puntos de referencia geográficos vecinales son la Escuela Particular Incorporada Nº 1119 “Sor María Josefa Roselló” y el paredón trasero del Nuevo Cementerio Israelita de Rosario. Y más allá, el cementerio La Piedad. Allí vivía hace años Matías F. con su familia.
El hombre, de 31 años, hace un puñado de meses había puesto en funcionamiento un negocio llamado “Alvarito”, una granja que se anuncia abierta las 24 horas desde su fachada completamente pintada en naranja. El negocio tiene una puerta de enrejado pequeño antes de la que da ingreso al local y un timbre para que el cliente se anuncie. “No queremos hablar. Pedimos que nos entiendan, por el momento no vamos a decir nada”, explicó por detrás de un portón de chapón negro una mujer.
Todo pasó el jueves alrededor de las 20.30 cuando Matías fue atacado en el interior de su negocio. El hecho fue reportado por su pareja como una tentativa de robo y sostuvo que el comerciante fue atacado por dos hombres que llegaron en una moto negra.
Matías fue trasladado al Heca en grave estado y ayer a la noche murió. A media mañana, en tanto, sus vecinos trataron de evitar el diálogo con la prensa. “No tengo nada para decir, no quiero meterme”. “Lo que dicen es que lo asaltaron, pero no se nada más”. “No estaba y no se lo que pasó”. Esas fueron las respuestas de ocasión en el rating evasivo.
No se percibía empatía hacia la víctima y tampoco la indignación vecinal ante el ataque fatal hacia un comerciante del barrio, una reacción que suele ser natural y común a la inmensa mayoría de este tipo de hechos. Los vecinos cambiaban el chip cuando se los consultaba sobre la realidad de la zona, la que catalogaron de “desastrosa”.
“Lo que pasa es que el pibe al que hirieron, muchos años atrás vendía (droga), pero después se rescató y dejó. Pero viste como son esos palos. Vos podes bajarte, pero no funciona así. No te bajas cuando vos queres. Así no funciona. Y los vecinos no se quieren comprometer. Pasa como en todos los barrios, por eso están tan cerrados”, explicó un hombre que no vive en inmediaciones del comercio donde ocurrió el ataque y que no sabía aún del fatal desenlace.
Ambas versiones fueron escuchadas por los investigadores que trabajan bajo las órdenes del fiscal de la Unidad de Flagrancia en turno, Franco Carbone.
Según se pudo reconstruir, por lo que la compañera de Matías dijo a los investigadores policiales y judiciales en los pasillos del Heca, el hombre estaba solo en el negocio cuando fue baleado. Y agregó que todo se precipitó cuando Matías se dio vuelta para entregar la billetera que le exigían los delincuentes. Un proyectil calibre 9 milímetros le impactó en el tórax. “El balazo le impactó en la región intercostal, con lo cual es probable que le haya perforado un pulmón. La herida dejó un orificio de salida y le faltaba el aire. Les recomendé a los policías y a los familiares que no lo cargaran en un auto y lo llevaran a tontas y locas al hospital porque podía ser peor”, explicó una vecina de profesión enfermera que asistió a la víctima hasta la llegada de la ambulancia del SIES.
Los investigadores hallaron en el lugar una vaina servida y el proyectil que atravesó a la víctima. “Los ladrones se perdieron en la oscuridad. Acá si los choros llegan a la colectora de Circunvalación, no los agarrás más”, explicó una mujer. La esposa de Matías, en tanto, indicó que al hombre le habían robado la billetera con dinero y documentación.
Matías fue ingresado directamente al quirófano del Heca ya que el proyectil no sólo había lesionado severamente el pulmón sino otros órganos vitales. Tras superar la intervención quedó internado en estado grave en terapia intensiva hasta que falleció poco antes de las 21 de ayer. El fiscal Carbone comisionó a efectivos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) para que trabajaran en el territorio recabando testimonios y relevando la existencia de cámaras de videovigilancia públicas y privadas. “Por el momento no se descarta ninguna hipótesis. La más fuerte es la tentativa de robo, pero no es la única hipótesis que se está trabajando”, indicó una fuente tribunalicia consulta.