El fenómeno se conoce desde hace al menos una década y en el mismo se han involucrado miles de personas. Se llama “La flor de la abundancia” o “El telar de la abundancia” entre otros nombres, y no es otra cosa que lo que la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac) ha denominado como “una estafa piramidal”. El caso resurgió en los últimos días a raíz de que en varias provincias se ha detectado un crecimiento de esta maniobra mediante la cual se invita a la gente a transferir sumas de dinero con promesas de retribuirle intereses exorbitantes en tanto siga sumando adeptos a la pirámide. Ante ello, la Procelac emitió ayer un comunicado en el cual reiteró (ya lo había hecho en 2016) recomendaciones para no caer en la trampa mientras se sigue investigando el origen de la misma y sus millonarias consecuencias.
El comunicado de la Procuraduría sostiene que “a fin de prevenir a la ciudadanía sobre el fenómeno y dotarla de la información necesaria en caso de ser contactada para participar en «La flor de la abundancia» es necesario saber que la captación pública de dinero para su colocación en inversiones es una actividad que en nuestro país requiere autorización de las autoridades competentes (el Banco Central de la República Argentina y la Comisión Nacional de Valores), quienes controlan el funcionamiento de las entidades a efectos de proteger contra fraudes y abusos”.
En ese sentido, remarcó que “antes de hacer una inversión, es conveniente conocer el funcionamiento de este mecanismo, sus condiciones y sus riesgos, así como también obtener información acerca de la seriedad y solidez de quien la administra”.
Y remata advirtiendo que “en caso de ser víctima de una estafa, la Procelac recomienda efectuar la denuncia penal correspondiente ante las fiscalías de cada jurisdicción o en dependencias policiales”.
Cómo funciona
Los voceros que siguen de cerca este método de estafa explicaron que se trata de un esquema conocido originalmente como “Ponzi”, creado hace más de un siglo por el estafador italiano Carlo Ponzi, quien ideó un sistema de captación de inversores de forma piramidal que promete la obtención de grandes ganancias sin ningún respaldo financiero real.
Además, señalaron que en la Argentina este esquema se popularizó en las décadas de los ochenta y los noventa con el desarrollo de la telefonía celular, pero que en la actualidad recobró fuerza gracias al impulso de las redes sociales donde se lo denomina “Telar de la abundancia” o “Flor de la buena fortuna” entre otro nombres similares.
Ya en 2016, el periodista cordobés Waldo Cebrero explicó en una crónica y con lujos de detalles cómo funciona el sistema sobre el cual advierte la Procelac. El colega relató que el mecanismo es “un sistema circular (o piramidal) en el que participan 15 personas divididas en cuatro niveles (fuego, aire, tierra, agua) y hace mover el dinero bajo la propuesta de crecer espiritualmente y, sobre todo, multiplicar por ocho tu «regalo». Algunos —dijo— son exclusivos para mujeres y se llaman «mandala, telar o flor de la abundancia»”.
En su caso, explicó que ingresó en un sistema mixto llamado “fractal” mediante una red de WhatsApp a la que había sido invitado y persuadido de participar. Y que depositó 2.900 pesos con los que accedió a la posición “fuego” del telar (ver infografía). Si invitaba a otras dos personas que hicieran lo mismo que él podría acceder a la posición “aire” y de poder avanzar se “consagraría como agua”. O sea, recibir hasta 22 mil pesos multiplicando su inversión original.
“Para algunas personas se trata de una estafa. Para otras una alternativa a los bancos, un camino espiritual hacia la abundancia (no sólo material). Y hay quienes ven en el sistema un sendero corto a una alta rentabilidad. Tan alta como el riesgo de perder”, dijo el periodista en su escrito.
Cebrero recordó que el sistema hizo furor en Barcelona en 2007 y que hay citas del mismo en 2008 y 2010 en México y Colombia. En 2015 se hablaba del tema en Chile y Uruguay. Y no tardó en desembarcar en la Argentina en 2016.
Acerca del funcionamiento, explicó que “hay una persona en el primer nivel, «agua», que recibe el dinero mediante transferencias bancarias a cuentas que se publican en el grupo de WhatsApp al que uno ingresa. Dos personas se hallan en el segundo nivel, «tierra», brindando «apoyo motivacional». Otras cuatro personas son «aire» y su misión es incorporar al menos dos «fuego» cada una. Los «fuego» son los recién llegados, los que ponen el dinero que alimenta la cadena”.
“Cuando todos los «fuego» hicieron sus aportes a «agua», que tuvo que pasar por todos los niveles, el círculo se considera completo. Entonces el consagrado se retira, la estructura se divide en dos y los que quedan avanzan un nivel. Cada «telar», «flor» o «fractal» debe buscar otros ocho financistas que donen su dinero al del centro y así hasta el infinito”.
Cebrero dice que “lo que parece hermoso no lo es”. Porque “las personas y los billetes no son infinitos, y para que funcione nunca debería dejar de ingresar gente”, lo que es imposible de concretar.
Un primer aviso
En una entrevista realizada en 2016, el entonces titular de la Procelac, Gabriel Pérez Barberá, explicó que en la maniobra “si no hay un pícaro, si no hay engaño, no hay estafa. Pero hay que señalar que en este sistema es muy probable que haya estafadores. Pero no se debe interpretar nuestra intervención como un intento de desactivar cualquier mecanismo solidario de préstamo. En la medida en que los que entraron no fueron engañados, porque entendían que la recuperación de su dinero dependía del ingreso de otros, es difícil sostener que hay una estafa”.
El otro delito que podría encajar es el de la intermediación financiera no autorizada. Es decir, la captación y la colocación de dinero público, sin la autorización del Banco Central. “Uno de los requisitos para este delito es que haya una captación generalizada al público. En este caso, siempre van cambiando los jugadores, es difícil probar entonces que haya una captación abierta al público”, contó el referente de la Procelac.
Finalmente, en el comunicado conocido ayer y con la firma de los actuales titulares de la Procuraduría, Laura Roteta y Mario Villar, se sostiene que “dado que el dinero ingresado no se destina a ninguna actividad que de por sí produzca utilidades, la posibilidad de obtener la ganancia prometida depende exclusivamente del ingreso de nuevos participantes”. Y agrega que “a medida que se van creando nuevos grupos, se van necesitando cada vez más personas para completarlos, lo que aumenta las posibilidades de que el mecanismo se quiebre y se produzcan pérdidas”.