Por Eugenia Langone
Caruana confirmó ayer la existencia de tres casos de coronavirus de "circulación comunitaria".
¿Cómo aislarse en viviendas hacinadas? ¿Cómo ir al comedor a buscar alimento y mantener distancia? ¿Cómo lavarse las manos cuándo no hay agua potable? Las preguntas que se venían haciendo en los barrios más vulnerables estallaron esta semana en Empalme Graneros y Los Pumitas, con la confirmación de un caso de coronavirus en una mujer que vive en el primero y trabaja en el segundo, una zona con condiciones habitacionales difíciles para sus vecinos que ni siquiera tiene agua potable. El secretario de Salud del municipio, Leonardo Caruana, señaló que se tomaron todas las medidas para evitar los contagios, que fueron desde el cierre del supermercado donde trabaja hasta la realización de pruebas a quienes tuvieron contacto con la paciente. El funcionario insistió en la importancia de los centros de salud en los territorios y las estrategias integrales de abordaje, aunque reconoció que "hay riegos que la desigualdad condiciona". Las organizaciones de la zona plantearon su preocupación y la de los vecinos.
La situación se conoció esta semana, cuando la mujer quedó aislada e internada en el Hospital Carrasco, uno de los efectores de salud preparados para recibir a pacientes de Covid-19. Sus familiares, ocho personas que conviven con ella quedaron aislados en la vivienda, y desde Salud indicaron que "se trabajó en las manzanas de los alrededores y se realizaron las pruebas necesarias con todas las condiciones y medidas de bioseguridad", remarcó Caruana.
El funcionario recalcó el rol de los centros de salud, pero también de las organizaciones en estos escenarios para el abordaje de la pandemia, y agregó: "A estas cosas referimos cuando decimos que el coronavirus no es sólo un problema de grandes hospitales y respiradores, sino de una dimensión sanitaria que debe abordarse en todos los niveles".
Además indicó que desde las áreas de epidemiología "se reconstruyeron las posibilidades de contacto, entendido como contacto estrecho de entre 20 y 30 minutos, se detectaron las personas de riesgo en el entorno, y se tomaron las muestras a los casos sospechosos y por ahora los resultados son negativos".
Escasez de todo
El hecho puso en alerta a los vecinos de Los Pumitas, el barrio donde funciona el supermercado donde la mujer trabaja y donde las condiciones sanitarias y habitacionales son tan precarias que no llega la red de agua potable. "La gente que estuvo en el lugar y en contacto se aisló por voluntad propia en sus casas, tienen temor y al mismo tiempo, necesitan salir al comedor a buscar la comida", relata Georgina Mansilla, integrante de La Poderosa, la organización que tiene a cargo el comedor donde se entregan casi 500 raciones diarias.
La escasez de todo y las falta de condiciones de higiene es lo que más preocupa a los vecinos, que acceden al agua a través de conexiones clandestinas y la almacenan en baldes.
"Ese es un problema grave y preocupa cada vez más, porque juntás agua para lavarte las manos y para eso, tenés en los patios recipientes con agua que son foco de dengue", señalaron, y agregaron: "El Estado debe garantizar aislamiento digno y acá hay vecinos que son vecinos de riesgo, tienen que salir a buscar comida al comedor, y tienen temores. Acá no hay para barbijos y cuando pedimos, nos dieron diez".
Desde la organización aseguran que allí la ayuda llega a cuentagotas. "Nos dicen una y otra vez en el comedor que extrememos las medidas de higiene, cuando hace ya un mes dieron sólo 2 litros de alcohol y 2 de jabón líquido, 1 de lavandina y 10 pares de guantes —relataron—. Al día siguiente nos entregaron «lo que quedó en el distrito», según nos dijeron: 5 litros de lavandina, y una botella de medio litro de alcohol, cuando se entregan casi 500 raciones de comida".