- Alguno debe haber que me critique. Sin dudas que es un ambiente más difícil porque no es fácil conjugar el éxito, la derrota y mantener el equilibrio. Pero mis padres sin duda que fueron determinantes en mi formación, porque el respeto y los valores que me enseñaron en casa siempre sostuvieron mi conducta. Cuando se es joven y vas forjando una carrera resulta difícil esquivarle al enojo, pero la maduración implica ser más razonable. Cuando hay bases sólidas el equilibrio predomina, y es un bueno lograrlo porque desde allí surgen la confianza, la credibilidad y el ser un buen profesional. Está claro que es un trabajo, pero sin dudas que tiene una exposición muy grande y hay que actuar con responsabilidad. Demostrando valores a otra gente, dando testimonio de que llegaste de esta forma porque actuaste bien, sin claudicar principios. No tengo dudas que el don de gente está vinculado a la formación, pero también sé que el fútbol puede y debe corregir los malos hábitos para desarrollarse con respeto. Respetar el trabajo del otro y pregonar para que el otro respete el mío. Sé que hay momentos en los que las rispideces propias de un juego de roce provocan desencuentros, pero rápidamente existen actitudes que resuelven todos los conflictos.
- De la familia, de la paz y la comprensión de los tuyos, allí donde aprendiste a vivir rodeado de afecto, y que no implica vivir como si todo estuviera bien, sino aprender a vivir sin creer que todo está mal.
- ¿Qué significa Newell’s en tu vida?
- Mucho. Es muy importante. Lo hablamos mucho con mi familia, porque yo venía de ser campeón con Libertad en dos o tres ocasiones, pero nosotros en Paraguay siempre tuvimos como referencia la liga argentina. La tenemos y la vamos a seguir teniendo, como la de Brasil. Y competir en ellas era un desafío enorme, no sólo por la competitividad sino también por la pasión con la que se juega. Por eso fue impactante llegar a Newell’s. Estar en un plantel en el que había jugadores de talla mundial, con el Tolo y con todo lo que significaba el club. Más porque mi viejo había vivido acá y cuando era joven trabajó en la construcción del Coloso.
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Villar acompañó la charla con uno de sus inseparables amigos: el tereré.
- Un hecho histórico lo de tu padre.
- Sí, no sé si muchos lo saben, pero mi papá trabajó en la construcción del estadio de Newell’s, en la primera etapa, cuando se hizo la fosa perimetral. Así que era fantástico poder jugar en una cancha en la que tu viejo hizo su aporte.
- Un gran antecedente afectivo.
- Si, además desde el 91 yo seguía con mucha atención la realidad de Newell’s, desde aquella final con Boca, con Bielsa como entrenador y el Tata en cancha como conductor. También la presencia de Alfredo Mendoza en el equipo despertaba un interés, porque Coco para nosotros era un referente del fútbol paraguayo.
- ¿Qué significó el título con Newell's?
- Un paso trascendental en mi carrera. A 15 años de aquella conquista en cancha de Independiente, y acompañado por una multitud incomparable, hoy se dimensiona mucho más. Siempre que veo algo de aquel momento o cuando nos encontramos con los compañeros me emociono, porque no debemos olvidar el contexto, estábamos en un momento difícil del club, pero con un grupo muy bueno. Que se armó de la noche a la mañana, porque llegamos junto a Ortega, Jardel, Capria, Julián Maidana, Rosada, entre otros, y además había muchos pibes.
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"No soy ídolo, pero sí me reconforta el reconocimiento y el cariño que me brindan los hinchas", dijo Justo.
- ¿De allí en más Villar fue otro?
- Sí, porque comenzaba mi carrera en la selección de Paraguay y este campeonato me ayudó a hacerme fuerte, más seguro, y me permitió consolidarme también en el arco de mi país. Fue la plataforma de mi despegue internacional, gracias a la que pude lograr un mejor porvenir deportivo y económico. Porque si bien cuando vine ya estaba en la albirroja, debía hacer algo importante en un club afuera de mi país para ratificar mis condiciones y que me permita ganarme la confianza de la gente, no olvides que la selección venía de un proceso con Chilavert, todo un ícono.
- La verdad que era complicado reemplazar a Chilavert, no sólo por condiciones sino por temperamento y volumen.
- (Risas) Sí, la verdad que sí. Pero se me dio la oportunidad y en eso tuvo que ver mucha gente. Y Newell’s. Porque más allá del campeonato, debo remarcar que hubo un aspecto humano muy importante: la gente de Newell's me trató siempre de maravillas, me contuvo y sostuvo. Rosario conmigo siempre fue generosa.
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Villar posó en las calles de Rosario y recibió el saludo de los hinchas.
- ¿Te sentís ídolo de Newell’s?
- No. Para nada. La de ídolo es una definición muy grande y sólo es para un grupo selecto del club. Yo me siento querido y eso me llena de satisfacción. La gente me lo demuestra en las calles de Rosario y en cualquier parte del mundo en la que me cruzo con un leproso. Es un orgullo para mí ese reconocimiento.
- ¿Cómo se ve a Newell’s a la distancia?
- Lo sigo siempre porque estoy ligado al ADN del club, ya que trabajando en la selección de Paraguay antes lo teníamos al Tata Martino y ahora al Toto Berizzo, así que siempre hablamos de Newell’s. Lo vemos con demasiados vaivenes en los últimos años, y sabemos que no es bueno eso, pero también sabemos que no es fácil administrar un club tan grande. Cualquier crisis golpea porque es un club donde el objetivo es salir campeón o jugar los torneos internacionales, y de eso se trata, devolver a Newell’s a esa situación.
- ¿Cómo está la selección de Paraguay?
- Estamos en un momento de fortalecimiento, tuvimos un proceso de transición muy largo durante el cual nos perdimos dos copas del mundo. Después del Tata pasaron muchos técnicos, muchos dirigentes, muchos jugadores, y demoramos en darnos cuenta que debíamos actualizarnos a ciertos parámetros que se manejan en el fútbol internacional. ¿Cómo? Teniendo una buena base de jugadores, los que militan en el exterior más los que sean figuras en su equipo, y con un entrenador que comprenda lo que tiene y que conozca la nueva idiosincrasia del fútbol de nuestro país.
- En una época se destacaba el juego rústico y aéreo del fútbol paraguayo y se explicaba que respondía al mal estado de los pisos de las canchas en las que jugaban. Decís que hay una nueva forma. ¿Cuál es?
- Hoy hay muchos jugadores paraguayos que juegan bien, que se destacan por sus condiciones. Con habilidad. Es cierto que todavía nos falta mucho en el desarrollo de las divisiones menores, las que alimentan nuestro fútbol. No obstante siguen surgiendo jugadores. Es cierto lo que referís sobre los campos de juego, porque era un impedimento para el desarrollo del buen juego y de la precisión, porque desde chico se traía ese problema. Pero de a poco va cambiando, hay clubes que están invirtiendo en infraestructura al comprender la magnitud de la necesidad. Hoy son muchos los chicos que juegan en buenas canchas, que están bien alimentados, mejor cuidados, con sedes y alojamientos acordes al profesionalismo.
- ¿Cuál es hoy la prioridad en el fútbol de tu país?
- Son varias en las que ya se está trabajando. Por ahí necesitamos formar a los entrenadores en la nueva visión del fútbol, porque con garra, meter, correr ya no alcanza. Ahora hay que jugar, por supuesto que no hay que perder lo otro, pero jugando se pone en un plano de igualdad con el resto. Y ahí el corazón guaraní puede dar ese plus. Pero hay que jugar.
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- ¿Por eso la selección de Paraguay casi siempre tuvo técnicos extranjeros?
- Ese dato remite a lo que hablamos sobre la formación. Hay entrenadores muy capaces. A Chiqui Arce le tocó el tiempo de la transición, porque los más grandes nos estábamos yendo y otros recién estaban llegando. Y no se pudo desarrollar con éxito, y eso que Chiqui es un gran técnico. Pero ya hay varios entrenadores que están en ese proceso y seguramente a futuro la albirroja tendrá un conductor paraguayo. Y en esa capacitación debe haber un compromiso de los directivos de los clubes, no sólo con los técnicos sino con los diferentes niveles deportivos.
- ¿Lo ves a Paraguay en el Mundial de Qatar?
- Sí, lo veo. Y no por una cuestión de fe, sino por la confianza en el trabajo que está haciendo Berizzo, con el que está convenciendo a los jugadores de cómo hay que jugar. Tenemos un grupo de jóvenes con experiencia. Sabemos que las eliminatorias serán duras, por eso necesitamos comenzar bien.
- ¿Te sorprendió que Argentina elija para su selección un entrenador sin experiencia?
- Sí. En un principio me sorprendí porque Argentina si algo tiene es un enorme caudal de entrenadores. Fundamentalmente porque no es sencillo convivir con tantas megas estrellas como tiene el seleccionado argentino. Pero luego también me sorprendí gratamente porque Lionel Scaloni demostró la importancia de creer en algo y llevarlo adelante tras convencer a los jugadores. De la no aceptación pasó a ser aprobado, y en eso inciden los resultados.