Como si fuera un ritual, todos los viernes, un grupo de ex jugadores de hockey sobre césped se junta para despuntar el vicio y seguir aferrado a este deporte que los unió. El hecho de que están retirados de la alta competencia no implica que el bichito no le siga picando, que no quieran ir al frente para ganar un partido. Pero una cosa es jugar de entrecasa y otra, muy distinta es enfrentar a un equipo armado y con experiencia internacional. En el arranque de la semana un equipo de Países Bajos llegó a Rosario primero para enfrentar a Argentina 60 y luego a un seleccionado local compuesto por jugadores mayores de 53 años que militaron en la AHL. Ya el solo tinte de ser un partido “internacional” le puso un condimento extra al enfrentamiento que se disputó, como no podía ser de otra manera, en el estadio mundialista Luciana Aymar.
Obviamente el resultado es anecdótico, pero lo cierto es que en los cuatro tiempos de 15 minutos se vieron destellos de un hockey de alto vuelo, jugado con experiencia y en donde las mañas también tuvieron su lugar. Lo importante para ambos equipos fue jugar. Lo hicieron con la seriedad del caso, pero sin perder la frescura ni la chispa de una picardía. Al equipo rosarino el encuentro le resultó muy beneficioso sobre todo si se tiene en cuenta de que no son muchas las veces que puede acceder a semejante compromiso.
La historia de este grupo es relativamente reciente. “Todo arrancó hace cinco o seis años atrás, como no había nada en Rosario, se organizó un torneo armado por los propios veteranos que se nuclearon en la AHL, donde cada club presentaba su equipo. Esta experiencia duró dos temporadas y luego se desarmó porque era muy difícil coordinar los partidos entre los distintos clubes”, contó Cardozo.
“Después de esa experiencia algunos jugadores quisieron seguir jugando y se anotaron en algún torneo nacional. Después vino la pandemia y todo volvió a foja cero. Una vez superada, algunos tiraron la idea de juntarse en el estadio todos los viernes sin importar de qué club sea y esa convocatoria cada vez lleva más gente”, continuó.
A pesar de que los años pasan, no pueden controlar la adrenalina y es tanta la ansiedad que tienen que “los lunes ya se empiezan a hacer los listados para los partidos del viernes”.
La tendencia a nivel mundial indica que cada vez son más las personas que siguen practicando deportes una vez que dejan la alta competencia. Pero particularmente en Rosario, cuesta mucho hacer grupos de varones ex jugadores hockey mayores de 40 años, porque es muy poca la población que ha jugado y además se suman las dificultades que acarrea cada uno. Aun así hay equipos que viajan para competir a Buenos Aires y Córdoba, por ejemplo, pero no está armado un sistema de liga, por decirlo de alguna manera. Otro dato y no menor es que también hay muchos jugadores mayores de 40 o 50 años, que quieren seguir en competencia y juegan en los equipos de reserva en sus clubes. Lo que se dice torneos de veteranos, no hay.
Por eso la idea que manda es “la de divertirnos, la de seguir practicando el deporte que nos encanta. A veces nos quedamos a comer y otras armamos algún viajecito, aunque esa es una empresa un poquito más difícil porque cada uno tiene sus ocupaciones”, reseñó.
“El grupo de los viernes” como lo bautizaron rápidamente, es bastante heterogéneo. Hay gente de 35 a 65 años y nos llevamos todos bien. El tema es lúdico, no competitivo, más allá de que a veces nos enojamos por un pase mal dado o alguna otra cuestión, pero es porque en el fondo no podemos dejar de ser el jugador que tiene el alma competitiva. Cuando se arma un fulbito, pasa lo mismo. La única contra que tiene esto es que al otro día te duelen un poco los huesos”.
Volviendo al partido internacional, luego de los saludos de rigor, se hizo carne ese amor incondicional por los palos y las bochas. En cuanto a las emociones fue una jornada bastante parecida a la que vivieron en sus tantas tardes de alegrías y de frustraciones como cuando se jugaban por los porotos. “La sensación es la misma que cuando teníamos 18 años”, confirmó la mayoría.
Al costado de la cancha se vivió la misma algarabía, reinaron las chanzas y entre medias, pantalones cortos y vendas prepararon el desafío ante un equipo que no regaló nada. Esta vez, a diferencia de otros partidos, el cansancio tuvo otro sabor, fue del tipo de cansancio que reconforta.
Como la mayoría de los holandeses eran mayores a 60 años, hubo muchos ex jugadores rosarinos que se quedaron con las ganas de jugar porque eran más chicos. Tuvimos que hacer un filtro de mayor a menor y hacer un corte para poder jugar”, contó Patricio Ross, otro de los capitanes que tiene el equipo.
“Por suerte pudimos prolongar el tiempo. Somos un grupo de veteranos ex jugadores de distintos clubes que nos enfrentábamos en los torneos año a año. Ahora por suerte tenemos un grupo humano espectacular, en el que nos llevamos muy bien y participamos de torneos cercanos a nuestras edades. En este caso fue una oportunidad excepcional, a esta altura de nuestras vidas, jugar un partido contra un equipo de holandeses, que son unas de las principales potencias en el mundo. “Para nosotros fue, por un lado, un desafío, y por otro una alegría muy grande”, reseñó Ross.
“Ellos vienen de jugar un Mundial en Ciudad del Cabo en 2022. Es un equipo armado y consolidado en el juego. A pesar de ser mayores de 65 años, están en un muy buen nivel y juegan con mucha movilidad, no es que no parezcan de esa edad, pero muestran un nivel de juego importante”, aportó a su turno Guillermo Ferreyra.
Con respecto a la cancha, Ross destacó que “nosotros nos iniciamos en el hockey sobre el césped y ésta es otra superficie, la que ellos jugaron toda la vida ahí. Muchas cosas que para ellos son naturales a nosotros nos cuesta, pero algún día la vamos a aprender”.
Los protagonistas
El plantel rosarino estuvo compuesto por Carlos Alberici, Fernando Alfonso, Alejandro Avendaño, Juan Boretti, Sergio Buleges, Pablo Capriotti, César Cardozo, Ignacio Cejas, Luis Cicerchia, Fabián Constristano, Guillermo Ferreyra, Pedro Guala, Mariano Podestá, Roberto Pringles, Orlando Minguilon, Gastón Mutti, Claudio Rojas, Patricio Ross, Juan Thomas y Pedro Zeme. Entrenadores Raúl Díaz y Rubén Mosca.
El equipo holandés, en tanto, lo conformaron Wouter Dikker, Eduard Nypels, Bob Horsman, Wamsteker Caroline, Alfons Hunfeld, Clemens Vehmeijer, Woutherus van der Meulen, Alexandra van de Goor, Malcolm Begemann, Johannes Buers, Jarig Sluiter, Paulus de Ruijter, Frank Beijaert, Mia Brouwer, Frank Jansen, Hendrika Mensink y Aalbert Aalbers.
Los árbitros del partido fueron Carlos Costa (AHL) y Maarten Thijssens.