Sebastián Domínguez logró modificar la mirada de la gente y hoy transita un momento diferente al que le vivió el año pasado. Si hasta Osella lo tuvo que "cuidar" y durante seis meses no participó cuando Ñuls jugó de local

Por Luis Castro
Leonardo Vincenti
Sebastián Domínguez logró modificar la mirada de la gente y hoy transita un momento diferente al que le vivió el año pasado. Si hasta Osella lo tuvo que "cuidar" y durante seis meses no participó cuando Ñuls jugó de local
El presente de Sebastián Domínguez es una muestra más de que el fútbol siempre da revancha. Modificó el pensamiento general de los rojinegros, que hasta hace un puñado de días lo cuestionaban duramente, a esta actualidad de alegría y con aplausos premiando sus actuaciones. La rueda de la vida futbolística entrega a diario este tipo de desafíos para cambiar un panorama hostil, algo que el defensor logró hacer hasta el momento, y quedarse con el lugar que era de Formiliano. La mejoría y solidez que evidenció en este semestre lo puso en una posición de privilegio y con un cariño renovado. El sábado por la mañana frente a Estudiantes, dentro de un partido opaco y sin demasiados lucimientos, logró transformarse en uno de los pocos destacados que dejó el olvidable 0 a 0.
A lo largo de mucho tiempo el Negro fue apuntado por no haber regresado al club mucho antes y con un mejor presente, pero él contó en reiteradas ocasiones que nunca lo fueron a buscar con firmeza. Ese fue uno de los puntos principales que lo persiguió desde su arribo a la entidad en enero de 2016 bajo la conducción de Lucas Bernardi. Le costó entrar en ritmo y llenar los corazones de los hinchas leprosos, esos que tenían una mirada exigente.
A tal punto tuvo que luchar con situaciones adversas y jugar contra las presiones que el año pasado, en un partido en el que Ñuls vencía con comodidad a A. Tucumán en el Coloso 3 a 1, fue silbado por los rojinegros tras un error. Domínguez había ingresado a los 88' en lugar de Formiliano y ese repudio llamó la atención y fue una clara muestra de resistencia de un sector leproso.
Tuvo que lidiar con ese clima adverso y desafiante, a tal punto que hace algunas semanas el defensor sostuvo que "desde que llegué hay demasiada preocupación por cómo estoy en lo físico. Me siento bien y me sentí bien antes, más allá de cómo pude haber jugado un fin de semana u otro. Si estuve a disposición es porque físicamente estaba bien, al ciento por ciento".
Lo cierto es que en la primera etapa del torneo el año pasado no tuvo demasiada continuidad y después de aquel partido ante los tucumanos en el Coloso, el 24 de septiembre del año pasado, el cuerpo técnico optó por cuidarlo y prácticamente no tuvo participación. Menos aún de local, donde nunca más jugó hasta el final del año.
La pretemporada fue lo primordial para el Negro. Hubo una preparación y un convencimiento de parte del entrenador para que buscara la mejor forma física, además de rodearlo de la manera más atinada. La lesión del uruguayo Formiliano le abrió la puerta a la titularidad, un nuevo desafío y el rendimiento lo sostuvieron entre los titulares. Y en los seis partidos que disputó Newell's en este año, el DT lo mantuvo en la formación y le dio toda la confianza. Con Vélez fue una de las pruebas piloto que tuvo el Negro, ya que volvió a jugar en el Parque ante su gente seis meses después de aquel cotejo con los tucumanos. El buen rendimiento le entregó un nuevo aval en la mirada leprosa, que ahora modificó el pensamiento y destaca la eficacia que viene sosteniendo hasta el momento. Las críticas desaparecieron en gran parte y hay muestras de cierta sorpresa.
La mirada es tan diferente que hasta el propio presidente Eduardo Bermúdez anticipó que le ofreció renovar el vínculo con la entidad del Parque por una temporada más, cuando hasta hace algunos meses no existía esta determinación. Todo cambió por la mejoría individual y la confianza que logró recobrar.