El hincha de Newell's es el que tiene "memoria". Y puso en el "balance" lo que ve, lo que siente, y le dijo "no" a la aprobación. Bastó que apareciera un Bielsa. Entonces, la gran mayoría de esos 1.400 socios que estuvieron en la asamblea, la segunda (tras aquella no válida de octubre), no dudaron, no se abstuvieron, y levantaron la mano ni bien escucharon la opinión de Rafael (el Bielsa que asistió). Entonces, "se rechazó la memoria y balance del ejercicio 2016/2017". Claro, no todo fue por él. Durante las casi tres horas del cónclave leproso desde afuera se notó que no venía sencilla la mano para el oficialismo que buscaba la aprobación. Que las voces de una abstención iban acompañadas de muchos reclamos. Que la negativa directa de otros protagonistas, caso Daniel Giraudo, tomaban fuerza. Que creció al grito "de la mano del Loco Bielsa..." ni bien entró su hermano a las 20.30. Que estalló tras sus palabras a las 21.57. Y todo finalizó sin inconvenientes. Con los hinchas en paz, sin desbordes. ¿Y ahora? A esperar. Que la dirigencia encabezada por Eduardo Bermúdez, otra vez ausente, y Cristian D'Amico definan los pasos a seguir. ¿Cuáles son? Realizar un nuevo balance. Resolver las cuestiones reclamadas en el mismo. ¿Y qué más? Que la Superliga, esa nueva organización del fútbol de primera división, dicte una resolución en cuanto a la ahora famosa "licencia". Obvio, si tiene el derecho de hacerlo.
Los socios de Newell's eligieron. Unos 1.400. Más que en la asamblea anulada por la Inspección General de Personas Jurídicas (IGPJ) el 11 de octubre del año pasado. En aquella hubo incidentes. Se temía lo mismo y por eso se tomaron muchísimos recaudos. Policías adentro y afuera. Una organización distinta y muy controlada de los socios, ya que no pudieron ingresar aquellos que no tenían 3 años de antigüedad, así sea a falta de dos meses. Tardaron en ingresar todos. Abrieron las puertas a las 18 para el primer llamado, con los directivos adentro. El segundo llamado fue a las 19. Y siguieron entrando. Hasta las 19.53. Igual, faltaba un socio. Importantísimo. Es que Rafael Bielsa ingresó a las 20.30, un par de minutos después de que se escuchara desde adentro "que se vayan todos, que no quede ni uno solo...".
La asamblea se vivió con tranquilidad, afuera y adentro. En el recinto, colmado en las sillas plásticas, en las plateas bajas y algunas superiores que hubo que habilitar. Con silbidos y aplausos según los gustos. Con discursos encendidos de reclamos no sólo por el balance, sino altas voces reclamando por las ventas apresuradas de chicos recién subidos a primera y hasta por los notorios retrasos en el pago de sueldos a empleados, con algún que otro cantito al ritmo de "soy de Ñubel...". Fueron más de veinte los oradores, los que se anotaron para hablar y lo hicieron durante tres minutos cada uno, diez por agrupación. Claro, había socios independientes. Como Rafael Bielsa.
Y se insiste con la presencia del hermano del Loco. Es que fue clave en la no aprobación del balance. Aunque el propio Rafael fue contundente con un par de frases. Desde que "sé que esto no es por mí sino por Marcelo", pasando por "yo no quiero ser dirigente, yo sólo deseo disfrutar de ser hincha de Newell's" y golpeando duro al presidente rojinegro al sostener que "con Bermúdez acá, la asamblea no se hubiese podido desarrollar" porque es "urticante" (ver aparte).
No fue casual el final. Sí fue muy distinto al que se preveía. Ni hablar por parte de los actuales dirigentes. Es que en la previa las presunciones referían que el balance sería aprobado, que las abstenciones "ayudarían" a la CD, sobre todo por el temor a que la AFA, en realidad la Superliga, le pegara un cachetazo al club bajándolo de categoría. Pero esto no pasó. El socio de Newell's, el que no sólo va a la cancha a ver que el equipo gane, sino que se compromete con el club, dijo que "no". Rechazó la aprobación. Dio el mensaje contundente. Ahora resta que la dirigencia recoja los papeles que se "volaron" y que los números dejen el rojo y no pongan más negro el presente leproso.