Así como el nacimiento del rugby se lo atribuye a William Webb Ellis, el estudiante que lejos de fijarse en las reglas del fútbol tomó la pelota con sus manos para salir corriendo y “crear” una nueva disciplina, el alumbramiento de la pelota paleta hay que buscarlo en la acción irreverente de Gabriel Martirén de usar un hueso de vaca para jugar a la pelota vasca.
Practicada por españoles, la pelota vasca, ingresó al país en 1800 cuando Argentina era todavía una colonia, parte del Virreinato del Río de la Plata. Su origen se remonta a la llegada de inmigrantes vascos, quienes introdujeron el juego que tenía como particularidad golpear a mano limpia una pelota de cuero en frontones rectangulares sin paredes.
Como ayer, el juego consiste en pegarle fuerte a la pelota con el puño cerrado (hoy se hace con un tabique de madera) contra una pared para que el oponente pueda acertarle un contragolpe: el que más le erraba, perdía. Simple, pero no por eso menos competitivo.
El vasco que llegó para quedarse
Gabriel Martirén fue un inmigrante vasco-francés que nació en Banca, un pueblo de la provincia de Baigorry, en Francia, el 8 de agosto de 1866, que emigró a la Argentina y puso un tambo en las afueras de Florencio Varela, en Buenos Aires.
No era un buen jugador de pelota vasca, de hecho, estaba cansado de perder con sus coterráneos hasta que en su instinto de revertir la situación, Martirén, a quien apodaban “el Vasco Sardina”, buscó un hueso de vaca, la “paleta” para usarlo de pala, moldeando y puliendo el hueso para tal fin.
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Gabriel Martirén, creador de la pelota paleta. Empezó con una paleta de hueso y siguió con una de madera.
Empezó jugando solo, luego se le sumaron los peones de su campo y después se agregó gente del pueblo. Lo cierto es que empezó a ganar. Corría 1905.
De paleta de hueso a de madera
Entusiasmado, cambió el elemento de hueso por uno de madera que mandó a fabricar a un amigo carpintero, organizó un partido en Burzaco con cuatro jugadores y ahí la historia cambió para siempre: nació la pelota paleta, un nuevo deporte que rápidamente se expandió por todo el país.
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Primero jugaron entre los mismos vascos, pero después se hizo muy popular, tanto que mientras el fútbol empezaba a dar sus primeros pasos, la pelota paleta ya era furor. Los frontones empezaron a pulular ya que además de un deporte se convirtió en un juego de apuestas.
Un deporte nacional
El juego de pelota paleta es un deporte de profundo arraigo argentino, que vivió su época dorada hacia mediados del siglo XX, sobre todo en el interior del país. Pero con el paso del tiempo ese furor fue perdiendo fuerza y muchas canchas, debido a sus grandes dimensiones, comenzaron a quedar en desuso, especialmente en las grandes ciudades.
Sin embargo, de un tiempo a esta parte, el deporte está experimentando un marcado resurgimiento en casi todo el país y especialmente en Rosario, con nuevas generaciones acercándose a su práctica y la recuperación de espacios históricos.
Esta disciplina se distingue por el uso de una paleta con la que se golpea una pelota de goma contra un frontón ubicado a unos 30 metros de distancia. La velocidad, precisión y sonido seco del impacto son parte de la esencia y el atractivo de este juego.
En 1952 la paleta argentina logró la aceptación mundial al ingresar competitivamente en el primer campeonato Mundial de pelota vasca, en España.
En la actualidad los focos de mayor competencia de la Argentina están en Buenos Aires, Entre Ríos, Córdoba y Santa Fe, que concentran la mayor cantidad de jugadores y se disputan los torneos más importantes.
La pelota paleta en Rosario
En Rosario y sus alrededores, se practica en los clubes Fábrica de Armas, Central Córdoba, Remeros Alberdi, Gimnasia y Esgrima, Huracán, Rosarino de Pelota, Centro Vasco Zazpirak Bat y Río Negro, como así también en el Centro Navarro de Funes, Mitre de Pérez, Arroyo Seco Rowing Club, Club Atlético Acebal y Club Atlético Carcarañá, entre otros.
Para aquellos interesados en sumarse a la práctica de este apasionante deporte, muchos de estos clubes tienen escuelas de niños y de adultos. Además hay un circuito provincial perfectamente organizado para participar de competencias en las modalidades abierta y cerrada en todas las categorías.
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La pelota paleta es un deporte que despierta pasión y entusiasmo entre jugadores y aficionados.
Hoy por hoy, en Rosario y la región, la pelota paleta está resurgiendo, y puede notarse sobre todo en la rama femenina, que en distintos clubes de la ciudad entrenan asiduamente.
Si bien se conoce poco, se practica mucho y cada jugador que se suma o lo descubre difícilmente no vuelva a pisar una cancha. En la ciudad la actividad es muy intensa, sobre todo en las categorías de mayores, aunque de a poco el semillero se viene formando.
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Volviendo atrás, en 1909 Martirén se mudó con su familia a Diego de Alvear, en la provincia de Santa Fe, donde terminó sus días como hacendado. Sardina, un vasco de contextura robusta, jugó a la pelota paleta hasta los 69 años.
Murió el 5 de julio de 1939, a los 73, pero fue mucho tiempo después, cuando se tomó la fecha de su nacimiento para establecer el “Día del Pelotari”, en un merecido homenaje al primer jugador de pelota a paleta.