El crimen de Gustavo Rivero quedó filmado por cámaras del barrio. Al volver de una despedida del año con sus compañeros de trabajo, cerca de las 3 de la madrugada, el metalúrgico detuvo la marcha de su Peugeot 408 blanco en Gálvez y Liniers. A los diez minutos se acercaron cuatro jóvenes, obligaron a descender a la mujer que lo acompañaba y al no poder robarle el auto al conductor le dispararon dos veces. Murió después de describir a sus atacantes a la policía. Hubo dos detenidos en el momento y otro apresado hace cuatro meses: los tres irán a juicio bajo un pedido de prisión perpetua.
La pena fue requerida por el fiscal Adrián Spelta esta semana durante una audiencia previa al debate oral por el caso. El juez Hernán Postma hizo lugar al planteo acusatorio y rechazó pedidos de libertad y salidas laborales. Los acusados Lautaro Angel Benítez Porta y Matías Ismael Gutiérrez fueron detenidos cerca del lugar del crimen en noviembre de 2022 y seguirán en prisión preventiva, con plazos prorrogados de manera extraordinaria. El tercer implicado es Milton Sosa, capturado en abril pasado a raíz de pericias telefónicas.
El fiscal acusó a los tres como coautores de un homicidio calificado criminis causa, es decir, cometido para concretar otro delito u obtener impunidad, además de intento de robo calificado. Sosa sumó la portación ilegal de dos armas usadas en el ataque. El encuadre legal del crimen prevé prisión perpetua y esa es la pena que solicitó en la acusación, además de exponer las pruebas que se discutirán en la instancia del juicio por el caso, en fecha a fijar.
Gustavo Rivero tenía 32 años y vivía en Sanguinetti al 5500, en el barrio de los monoblocks de Rouillón y Seguí. Su madre contó que el 24 de noviembre de 2022 llegó de trabajar, se dio una ducha y volvió a salir porque lo esperaban sus compañeros de trabajo para celebrar una despedida del año. Horas más tarde moría asesinado con dos balazos dentro de su auto en Liniers y Gálvez, a unas diez cuadras de su casa.
Un robo al azar
El testimonio de una trabajadora sexual que lo acompañaba y el registro de cámaras de vigilancia permitieron reconstruir el crimen, cometido por cuatro jóvenes en el contexto de un robo al azar. La pesquisa reconstruyó, así, que a las 2.58 del viernes 25 Rivero detuvo la marcha de su auto en esa esquina, sobre la la ochava oeste. Un minuto después pasaron dos jóvenes en bicicleta que miraron hacia el vehículo.
A los diez minutos llegaron cuatro jóvenes caminando, dos por la vereda oeste y los otros por la de enfrente. Cada par avanzó desde su costado hacia el auto. Dos abordaron al conductor. Los otros obligaron a descender a la acompañante y subieron al vehículo. A las 2.59 el conductor encendió la marcha para escapar y uno de los ladrones cayó al piso desde el auto en movimiento. Los otros tres atinaron a huir pero regresaron hacia el auto, que se detuvo al chocar contra un árbol, y al ver que el plan se frustraba le dispararon dos veces al conductor. Luego se fueron corriendo.
La mujer que estaba con la víctima llamó a la policía. Malherido, Rivero les dijo a dos policías que llegaron al lugar cómo iban vestidos los agresores y precisó que eran delgados y de tez blanca. Enseguida falleció dentro del auto, con un disparo en la espalda que le atravesó el torso y otro que le ingresó por la axila izquierda tras herirlo en el brazo.
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Un golpe fuerte
La mujer contó que recién había subido al auto y estaban conversando cuando escucharon “un golpe fuerte” en el auto: “Veo a unos cinco pibes jóvenes que tenían armas, me bajaron del brazo y de los pelos y como el chico dueño del auto no se quería bajar se subieron dos. Arrancan fuerte hasta que siento un disparo, el auto se dio contra el árbol y se bajan y se van todos corriendo por Gálvez”, dijo.
Los agentes de otra patrulla del Comando Radioeléctrico apresaron a los primeros dos sospechosos en la zona de Gálvez y Rouillón. Lautaro iba vestido con una remera blanca y bermuda de jean y Matías con una remera negra y jean largo azul oscuro, tal como habían apuntado Rivero y la mujer que presenció el crimen. Tenían 19 y 18 años al momento de ser detenidos.
En base al relato de testigos, en un contenedor de la cuadra encontraron entre restos de poda una pistola Bersa 9 milímetros con cargador y numeración limada y una Taurus calibre 45. Una pericia balística constató que los dos tiros letales partieron de una de esas armas, la calibre 9.
En tanto que Milton Sosa, de 21 años, tenía pedido de captura desde el 1º de abril pasado cuando una pericia telefónica conectó su nombre con su apodo y el fiscal libró una orden de detención. El 9 de abril efectivos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria lo identificaron junto a ocupantes de una cupé Peugeot RCZ en Sanguinetti y Juan XVIII, cerca de la casa de la víctima.