En la semana el Kily González hizo referencia a que una de las virtudes de su equipo era que en los inicios de cada partido generaba muchas situaciones. Dio como ejemplo los encuentros ante Newell’s, Arsenal, Central Córdoba, Banfield, San Lorenzo y hasta incluso Boca. ¿Qué pasó esta vez en Córdoba? Al canalla se le dio vuelta la taba y jugó el peor primer tiempo de los últimos tiempos, lo que dejó al equipo prácticamente sin chances en un segundo tiempo que estuvo casi de más. Desatenciones y dispersiones de este estilo son una invitación a la reflexión sobre cuáles son las cosas que un equipo no puede hacer si verdaderamente aspira a algo serio.
Es difícil que en medio de un arranque tan livianito, un equipo de la solidez de Talleres no logre marcarle la diferencia. Porque lo que hizo Central fue jugar con fuego y la consecuencia fue la lógica, se quemó. Es que ese dejar a expensas del rival todo lo que podía suceder fue el peor negocio.
Pero lo más preocupante en medio de esta durísima derrota es que se dio en un partido al que el equipo del Kily llegaba entonado por dos victorias (Banfield y San Lorenzo). Una previa ideal para visitar al puntero. Pero la motivación quedó a un costado, el fútbol relegado y las ambiciones reducidas a la mínima expresión.
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Central fue una sombra en el Kempes y el líder no lo perdonó.
Leonardo Vincenti / La Capital
Por eso es que Central perdió el partido en ese primer tiempo que jugó para el demonio, en el que encontró una pizca de maquillaje con el zapatazo de Alan Marinelli, pero que no borró todo lo malo que se había hecho.
Debe ser muy difícil para el Kily hallar las explicaciones de ese pésimo arranque, que decididamente contrastó con aquello que en los días previos al partido él mismo se había encargado de resaltar.
Nada hubo de ese equipo agresivo, asfixiante, endemoniado de partidos anteriores. Porque no sólo no generó situaciones, sino que ni siquiera pateó al arco (la primera vez que lo hizo fue en el gol de Marinelli). Pero claro, si al menos se hubiera mantenido firme en el fondo, por ahí la historia pudo ser otra. Pero nada más lejos de la realidad.
El equipo que regaló la pelota desde el principio y nunca pudo tenerla fue el mismo que en medio de tanta desorientación se entregó mansamente al dominio del rival. Muy mal arranque, pésimo final.
Dos fallos en contra el canalla
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Los jugadores de Central le reclaman a Pitana tras el gol de Valoyes.
Leonardo Vincenti / La Capital
En medio del partido todo Central reclamó por dos fallos arbitrales que claramente perjudicaron al canalla, aunque los mismos no hayan sido los detonantes de la derrota. En el primero (12’ del complemento), cuando el partido estaba 3-1 para la T, Lo Celso metió la pelota al área, Ruben la jugó rápido de taco e Infantino la colocó contra el palo izquierdo de Herrera. Era un golazo, pero el asistente uno vio offside de Marco, que claramente no fue. Y en el segundo (22’), el centro desde la derecha encontró a Komar más de medio metro adelantado y fue el propio defensor el que cabeceó, antes de la tapada de Broun. En el rebote el balón dio en el brazo de Komar y derivó en Valoyes, que definió. Dos errores que pudieron cambiar el desarrollo y los dos fueron en contra de Central.