En el Parque se venía la noche y la salida de Fernando Gamboa abría un gran signo de interrogación sobre el futuro deportivo. Allí, se especuló con la posibilidad de que varios DT de la casa asuman de emergencia como interinos hasta que sea designado el entrenador definitivo por parte de la comisión directiva que encabeza Ignacio Astore. Y de manera sorpresiva el elegido para comandar el primer equipo en forma transitoria fue Adrián Blas Taffarel, junto a Rodolfo Aquino, ambos ya dirigiendo en las inferiores leprosas. Y hasta el momento lo positivo de Taffarel es que tomó el toro por las astas, jamás se sintió interino y nunca se creyó un ave de paso. Asumió el desafío de recuperar a Newell’s con convicción, sin temores y tratando de imponerle su sello al equipo leproso. Nadie sabe cómo terminará esta aventura, pero lo que dejó claro Taffarel es que siempre metió variantes de un partido al otro, se la jugó en serio por pibes y logró encolumnar a los referentes en esta patriada.
Taffarel tomó al equipo hundido en la tabla de las posiciones, con el plantel golpeado en lo anímico y sin rumbo futbolístico. Por supuesto que en cuatro fechas no logró resolver todos los males. Y tampoco Newell’s es un violín en su juego. Sigue siendo un equipo lleno de limitaciones, que comete errores, pero al menos luce más compensado, tiene la energía de los juveniles para ser más dinámico y ya no es presa fácil de los rivales.
En tres de cuatro partidos que jugó mantuvo el arco de Ramiro Macagno en cero (sólo le anotó por duplicado Sarmiento). Y a medida que pasaron los encuentros, Taffarel se animó a renovar las ínfulas del equipo apostando por los juveniles. El ejemplo más concreto fue que ante Independiente hizo debutar a cuatro jugadores de la cantera, tres de titular (Tomás Jacob, Marco Campagnaro que fue expulsado y Marcos Benítez). Además entró como relevo Román Bravo, que incluso tuvo su estreno soñado clavando una volea impresionante en el arco del rojo, dándole la victoria a Newell’s cuando ya jugaba con un jugador menos.
Y en el último éxito con Unión otro que tuvo su bautismo en primera división saltando a la cancha en el final del partido fue el juvenil Martín Luciano, que puede jugar tanto de volante como de marcador de punta por izquierda.
Otro dato más que positivo de la gestión del exdelantero leproso fue que apostó por Jerónimo Cacciabue como volante central y hasta el momento el Aviador respondió con criterio. En especial en los dos últimos partidos, conformando una dupla aceptable de contención y juego con el referente Pablo Pérez.
El DT no tuvo empacho en alterar el sistema táctico en la visita a Sarmiento, donde apeló a cinco defensores en busca de achicar los espacios, más allá de que la apuesta no le salió y volvió al clásico 4-4-2.
Con decisión Taffarel buscará extender al máximo su gestión. Sabe que lo suyo es partido a partido porque la dirigencia está buscando entrenador. Lo próximo será la visita del domingo 21 de noviembre a Sarandí para medirse con Arsenal, en busca del tercer éxito en fila que reafirme la reacción leprosa.
Así, el parate por las elecciones le servirá al DT para seguir observando y analizando rendimientos de cara al próximo partido.
En este Newell’s todos tienen la chance de entrar y también pueden salir. Si hasta con Unión el prometedor Nicolás Castro, que arrastraba un cuadro febril, fue el banco y no ingresó. Taffarel sabe que cada partido venidero puede ser el último. Pero esto no lo amilana, sino que lo potencia y lo motiva para alimentar su gran ilusión de seguir. Por ahora, viene bien.