Newell’s jugó un tiempo. El primero. Lo hizo bien, pero Boca en ese lapso igualmente le sacó una diferencia en el marcador por jerarquía y determinación de Tevez, sin dudas la gran figura. Los rojinegros tuvieron el control de la pelota. Pero sin profundidad. Y en el complemento el partido comenzó a resolverse. La merma física dejó a Pablo Pérez a mitad de camino. La impotencia esmeriló la vocación. Y los de Russo hicieron prevalecer su mayor rodaje para definir con otro gol, esta vez de Lisandro López. Y así se cerró la historia.
Los rojinegros jugaron dos y perdieron ambos. Sin dudas que mejoró con respecto a Talleres. Pero ante Boca no pudo extenderlo a lo largo del partido. Por eso terminó sucumbiendo otra vez. Y ahora la deuda se extendió hasta el próximo encuentro con Lanús, en el que no habrá margen de error si quiere clasificar en el lote superior en esta Copa de Liga Profesional.
Frank Kudelka lo imaginó bien. Porque puso a Pablo Pérez como conductor, buscó una sociedad con Maxi Rodríguez en la zona de gestación y le tapó los caminos de salida por los costados que siempre usa Boca para comenzar su juego. Claro que controlar al rival es la primera parte, la segunda es vulnerarlo. Y es allí en el que presentó inconveniente porque no alcanzó profundidad.
Newell’s iba y Boca retrocedía impotente porque no podía hacer pie en el mediocampo. La mayor posesión de la pelota podía derivar en el gol rojinegro, pero no. Cuando enfrente hay un equipo con muy buenas individualidades, un error puede ser determinante. Por eso Pablo Pérez cedió mal una pelota que terminó en un pase profundo de Salvio a Tevez, y fue el capitán xeneize el que definió ejemplar.
Ese error fue el principio del final. Porque Newell's sintió el impacto. Enseguida otro error, esta vez de Guanini, casi termina en el segundo gol de Tevez, pero Aguerre llegó antes a la pelota. Jugada en la que el arquero se lesionó y debió ser reemplazado.
Tras un inconveniente con un grifo que no dejaba de regar el campo de juego, comenzó el complemento en el que Newell's ya no era el dominante mientras Boca apelaba a alguna jugada rápida para llegar al arco local.
Los de Kudelka comenzaron a sentir el trajín y Pablo Pérez fue reemplazado por Panchito González, por lo que Newell's modificó el esquema para jugar con tres delanteros.
Pero las distancias ya eran considerables, a tal punto que también se reflejaron en el arco. Porque llegó el segundo gol a través de Lisandro López.
Y a esa altura sólo quedaba esperar el final. Para que Newell's empiece a recalcular el futuro, ese que asoma sombrío si no se encuentra esa articulación indispensable que tanto pregona Kudelka. Y que aún no aparece.