Newell's goleó a Gimnasia en el debut
Hay un nuevo Newell’s en todo sentido. Hay un equipo que toma considerable distancia en su
estilo de juego al que cumplió una gran campaña con Fernando Gamboa. Una comisión directiva que se
ubica en las antípodas con la manera que condujo Eduardo López durante 14 años el club. Hay un
nuevo Newell’s en todo sentido. Hay un equipo que toma considerable distancia en su estilo de
juego al que cumplió una gran campaña con Fernando Gamboa. Una comisión directiva que se ubica en
las antípodas con la manera que condujo Eduardo López durante 14 años el club.
8 de febrero 2009 · 01:00hs
Hay un nuevo Newell’s en todo sentido. Hay un equipo que toma considerable
distancia en su estilo de juego al que cumplió una gran campaña con Fernando Gamboa. Una comisión
directiva que se ubica en las antípodas con la manera que condujo Eduardo López durante 14 años el
club. Un entrenador que busca no tocar demasiado lo que estaba bien, pero que paulatinamente ya
instaló su prédica. También se nota un espíritu renovado en el hincha, que ayer explotó hasta el
paroxismo para gritar a viva voz lo que hace casi dos meses votó en las urnas. Nada será igual en
la vida rojinegra a partir de ahora. Por eso se entiende el rugido estremecedor que retumbó en cada
rincón del Coloso. Fue la fiesta de los sentidos. Este 3 a 0 en el debut del Clausura ante Gimnasia
(LP) encandila lo suficiente para hacerles la vista gorda a otras cuestiones de fondo y forma que
aún están enquistadas en la institución del período anterior.
El abrazo de Sensini con sus colaboradores y el saludo altivo de los jugadores
con la gente fueron una clara exteriorización de que el paso inicial se dio con firmeza. En sí
mismo, la goleada es un impulso invalorable para sentar las bases de un proceso que todavía no está
bien cocido. Pero Newell’s resolvió todo con una facilidad que sepultó esa creencia que
indica que todos los equipos quedan expuestos en la fecha inaugural. No tuvo una actuación de
colección como lo indica la rotundidad del resultado. Aunque jugó el partido como si estuviera en
plena competencia.
Fue paciente cuando Gimnasia insinuó animarse. Se arremangó cuando el trámite
convocaba a la fajina. Y aprovechó su momento mostrando el catálogo de lo que parece ser el sello
del estilo Sensini. Compostura táctica, prolijidad para administrar la pelota y cautela para no
dejarse llevar por el pressing que en su momento incorporó el mensaje de Gamboa.
Esa última seña particular empujó a Newell’s a entreverarse en la
confusión del primer tiempo. El equipo entró con demasiada facilidad en la tierra firme del empate
que pisaba Gimnasia. Mauro Formica lucía desconectado, los volantes periféricos (Sperduti y
Vangioni) nunca dejaron el tendal y la carta de presentación de Armani fue apenas guapearla entre
Maldonado y Agüero. Sólo la ubicuidad de Bernardi y el esmero de Bernardello agitaban el
avispero.
Otro cantar fue el complemento. Fue como si el equipo hubiera recibido un toque
de corneta para despabilarse. Todo se simplificó enseguida. Bastó que Sperduti hiciera lo que
realmente sabe que es desbordar. Mauro cumplió con su parte con un anticipo sutil ante la salida de
Sessa. Villar también pateó para Newell’s y vio la roja por un codazo a Bernardello.
Demasiadas circunstancias favorables como para no aprovecharlas. Formica dejó
otra huella indeleble con un caño para que Armani definiera. Y al rato le puso el moño a su
actuación con un genialidad picándole la pelota a Sessa.
Vino el tiempo del floreo de Newell’s y la dimisión de Gimnasia.
Bernardello pudo convertir el cuarto y Peratta justificó su presencia con un revolcón tras un
remate de Cuevas.
La buena semilla que sembró la campaña de Gamboa entregó un saludable indicio.
El equipo ya no responde al mismo mandato, pero igual se observa una más que digna sucesión
futbolística.