A Newell's le faltó final. Algo previsible por todo lo que pasó en el año futbolístico. Es que no pudo evitar que los problemas institucionales repercutieran en el rendimiento del equipo. A ese terreno al que lo invadieron ramas que fueron enredando todo, o casi todo. Justo en un torneo interminable y más para el andar rojinegro. Se pronosticaban 30 fechas muy complicadas. Con la amenaza de un promedio muy flaco y un plantel que no se armó para pelear tanto como el andar le propició a los comandados por Diego Osella. Nadie, o muy pocos realmente, pensaban en la línea de largada que se podía soñar hasta con el título, algo que parecía posible hasta la 22ª fecha. Pero desde ahí la Lepra se cayó como por un tobogán y sólo el final de la competencia paró la caída en el 9º puesto. Clasificatorio para la Copa Sudamericana. Un premio justo porque no puede criticarse a un equipo sólo por las últimas ocho jornadas, sería como caerle al campeón Boca por su tropezón de cuatro partidos del que supo salir bien parado o del inicio irregular. Newell's al menos se metió en una copa internacional tras una campaña que tenía como máxima aspiración incrementar los números del promedio para aproximarlo al 1,400. No llegó porque quedó en 1,368, porque arrancará el próximo torneo con 1,381. Pero estuvo ahí. Le faltaron un par de puntos. Obviamente, de los últimos, porque cosechó sólo 4 de 24 posibles. Si con cinco más hubiera dado el paso a la Libertadores.
El 28 de agosto empezó el torneo. Poco después de la asunción de emergencia de la comisión directiva encabezada por Eduardo Bermúdez tras ganar las elecciones. Con un DT bancado por el presidente, en una relación que fue teniendo idas y vueltas con el transcurrir de los tiempos complicados a nivel institucional por la pobre economía reinante. Aquel 1-0 a Quilmes fue conseguido con un penal de Nacho Scocco a los 84'.
Y el equipo empezó a andar. A sorprender. Como sucedió con la victoria agónica en el clásico jugado de visitante con el interminable grito de la Fiera Rodríguez.
Con el aprovechamiento de las oportunidades en la mayoría de los partidos. Con el tridente que conformaron Maxi, Nacho y el Gato Formica. Bien rodeados. Sostenidos por un esquema defensivo que dio frutos. Con un buen cierre de la primera mitad, tanto que encontró a Newell's festejando un 6-1 ante San Martín de San Juan que proyectó al equipo a la posición de escolta a tres puntos del líder Boca y con un promedio de 1,379.
Pero. Empezaron los peores peros... La pretemporada en Mar del Plata fue extensa, buena, aunque con conflictos económicos por falta de pago al plantel. Y lo malo fue que no terminaron ahí.
Igual, el equipo la siguió peleando arriba. Tanto que a fin de abril, tras una buena seguidilla (5 triunfos y 2 empates), con el 1-0 a Huracán, quedó primero junto a un Boca que se le distanció al otro día. Pero lo tenía ahí, a mano. Sin embargo, el problema se veía venir.
La seguidilla difícil traía a Independiente, Central y Boca. Resultados en los que no sumó puntos y que lo bajaron definitivamente de la pelea por el título. De ese sueño demasiado pretencioso.
La cuestión pasó entonces a intentar defender la posición en zona de clasificación a la Libertadores, la que fue cediendo terreno por la falta de resultados. Y también de más conflictos económicos.
Los cheques no estaban a la orden del día y los jugadores reclamaban con razón, como los empleados del club. Cómo habrá sido que debía ir a Santa Fe y el equipo no fue la noche anterior. Encima, con cruces de declaraciones entre Bermúdez y Osella, que obviamente estaba del lado de sus futbolistas. De los que bancó y lo bancaban. Seguramente hubiese querido continuar el proyecto, pero dio un paso al costado ni bien finalizó el partido con Unión. No por la derrota. Sí por lógica consecuencia.
Quedaban tres partidos. Y Newell's en el 5º lugar, el último que otorgaba pasaje a la Libertadores. Pero no pintaba fácil.
Asumió Juan Pablo Vojvoda, el DT que tenía a la reserva campeona del torneo pasado y primera este año, el que conocía a los pibes que Newell's necesitaba empezar a darles pista porque serán los que reemplazarán a los muchos que ya se sabía que se irían.
El adiós al Gato Formica por su partida a México. La despedida de Nacho Scocco con destino a River. Todo porque las arcas rojinegras están en un rojo peligroso. Si hasta desde terreno judicial se "sugirió" desprenderse de jugadores y mirar con ganas para las inferiores.
Faltaba una semana para el final con ese apretado fixture que pintaba accesible con Lanús, Belgrano y Godoy Cruz. Sin embargo, con un punto de nueve en juego, sólo alcanzó para sostener el puesto para la Sudamericana 2018. En el 9º lugar. Una posición más acorde con lo que podía considerarse como una buena campaña antes de empezar el camino de 30 partidos.
Ahora, a barajar y dar de nuevo. Desde una mejor posición. Sin tantas presiones. Con pretensiones. Porque Newell's siempre debe tenerlas. Con un nuevo plantel en el que todos esperan que siga el aporte con brillo de Maxi Rodríguez, el ídolo. Con la conducción en el rol de entrenador de otro ídolo: el Chocho Llop. Con sueños renovados. Eso sí, con la necesidad de un acompañamiento institucional sin tantos apremios económicos, con unidad para que todos tiren parejo.