El exitismo no es patrimonio de un deporte. Es muy difícil eludir ese juego perverso de la antinomia establecida. Si no se forma parte del blanco, se es negro. Y cuando de justificaciones se trata, se fabrica una amplia gama de repertorios. Incluso hasta en cuestiones que son simples, como la de una pelea por el título mundial. A la que también se la mezcla con otros aspectos.
Fue sistemático escuchar la frase "está bien, porque el que le roba a un ladrón", cuando Martin Murray ni siquiera había nacido en 1982 en ocasión de la guerra por las Islas Malvinas. También fue recurrente oir que "y bueno, muchas veces nos chorearon a nosotros", como si se tratara de encontrar un atajo para conformarse con el resultado de un combate. Y en el afán por aferrarse a un argumento que nada tuvo que ver con el desarrollo de la contienda, hasta vieron golpes del campeón que no pegó y relativizaron los que sí recibió.
Aunque estuvieron aquellos que ensimismados por otras peleas rápidamente se olvidaron de la extraordinaria pelea de Maravilla ante Chávez para devaluarlo a un rol de distracción gubernamental, por el sólo hecho del respaldo nacional que recibió el extraordinario e inédito espectáculo. Postura que entró luego en contradicción cuando escucharon a los periodistas del multimedio afín dar como ganador al campeón mundial.
Pero más allá de lo complejo que es ubicar a la contienda de Martínez con Murray en el lugar que corresponde, el de una pelea por el título mundial, es necesario hacerlo para comprender que no fue la defensa deseada, que aquel enorme boxeador que llenó de orgullo al quedarse con el título ante el mexicano Chávez, ante Murray no estuvo en su dimensión, pero no por falta de cualidad técnica, sino por estar diezmado en su condición atlética.
Es cierto que el fallo fue localista, una característica del boxeo en general. También es verdad que el inglés fue granítico y potente, aunque carente de ese plus para liquidar el pleito, condición indispensable para llevarse el título en tierra del campeón.
Como así es una realidad que Martínez no le ganó a la adversidad, a la que le antepuso una vez su enorme guapeza y coraje, pero que no le alcanzará si no logra reestablecer su plenitud física, la que le permitió hasta Chávez desarrollar su técnica e inteligencia.
De él depende qué quiere hacer con su carrera. Sólo de él. Más allá de las diferencias de opinión que el resultado de esta pelea dejó.
Falleció Julio Ernesto Vila
El reconocido periodista especializado en boxeo Julio Ernesto Vila falleció ayer a los 74 años. Vila fue reconocido popularmente al participar de un programa con Juan Carlos Altavista, Minguito.