La Fórmula Uno se envalentonó. La tremenda definición de Abu Dabhi 2021 aún perdura y lo hará por siempre en las retinas de los fanáticos de todo el mundo. Pero desde mucho antes de esa pelea titánica que le dio un título increíble, el primero, a Max Verstappen, quienes manejan los destinos de la máxima categoría trabajaron duro para que este 2022 sea distinto, mucho más atractivo, y que no se circunscriba solo a lo que puedan hacer el neerlandés y el heptacampeón Lewis Hamilton, al que se le quedó atragantada la octava corona. Por eso sacaron de la galera una solución aerodinámica prohibida desde 1983, cuando la loca evolución era sinónimo también de grandes accidentes: el efecto-suelo. En un contexto de mucha mayor seguridad, ese aditamento puede crear lo que todos quieren: mayores adelantamientos, facilidades para lograrlo y donde no solo los poderosos puedan usufructuarlo, aunque siempre tengan las ventajas. El recurso es una promesa de mayor espectáculo para la F-1 que se verá desde el domingo en la pista de Bahrein. Por lo pronto, los ensayos del viernes, los primeros oficiales, mostraron más paridad. ¿Será?