Central sacó un aprobado arañando. Pero ganó en Arroyito y es lo que cuenta. No hay mejor dosis de optimismo que salir ileso de la primera contienda. Para Cristian González el combo fue perfecto porque también debutó con una sonrisa de oreja a oreja en el amanecer de la Copa de la Liga Profesional. El triunfo 2 a 1 ante Godoy Cruz fue además como una especie de bálsamo de placer para la comunidad canalla. Porque en la noche del lunes dio el primer paso de manera sólida en la zona 3 y proyecta la visita a River con un semblante ganador.
Tuvo un estreno por demás promisorio en el inicio formal de la temporada. Esta versión auriazul demostró en el primer test estar falto de sincronización. Sobre todo en materia defensiva, donde no fue realmente flagelada por impericia ajena. Si no la historia podría haber sido bien diferente.
Pensar que arrancó dormido en el fondo y estuvo a punto de poner la mejilla. Aunque la reacción y respuesta canalla fue espontánea. Joel López Pissano lanzó un córner filoso que fue capitalizado por un despierto Emmanuel Ojeda, quien durmió al Tomba en el primer palo y abrió la temporada del gol auriazul.
La epidemia canalla se propagó temprano en las inmediaciones del Gigante de Arroyito, que lució vacío por la pandemia pero que en cada hogar armaron un infierno encantador por la victoria parcial.
Copa Liga Profesional | Fecha 1 | resumen de Rosario Central - Godoy Cruz
El equipo del Kily intentó mostrar el alma de protagonista. Pero solo se llevó de prepo al rival de a ratos. El andar fue irregular. Y esa intermitencia le jugó una mala pasada en varios pasajes. Uno de ellos fue cuando Godoy Cruz empardó el juego en el complemento. Hasta casi lo pierde de no haber sido porque el Morro García está en otra frecuencia con respecto a sus compañeros.
Claro que el golazo de Lucas Gamba cuando estaban por sonar las campanas sacó la mufa y elevó el índice de positivismo en el universo auriazul, que hasta el final se ocupó más por nutrir la retaguardia que pensar en algo ingenioso para volver a lastimar a los mendocinos.
Jugando así cae de maduro que este equipo recibirá más críticas que elogios. El Kily González deberá aislarse y concentrarse en reafirmar su voluntad de intentar jugar bien para llegar seguido a la victoria. Sobre todo en este certamen, que es intenso y no permitirá cometer muchos errores si es que aspira realmente a ir por la gloria como dejó sentado en la conferencia de prensa del pasado viernes.
La lucidez con la pelota deberá ser permanente además. Como un aliado. No como frente al Tomba. El canalla pareció por momentos atornillado en el ecuador de la mediocridad. Lejos estaba ese ímpetu de protagonismo que tanto claman y resaltan en Arroyito.
Es verdad es que no estuvo sobreexcitado, pero sí con una baja frecuencia de estímulo importante cuando agarró la pelota y buscó el arco rival. El canalla fue una muestra fiel de un puñado de voluntad que lidió casi todo el tiempo contra sus propias falencias para no caer en desgracia.
No obstante, el resultado es el termómetro de todo proceso. El Kily no levantó temperatura en el debut porque Central ganó y todos se fueron a dormir con una enorme sonrisa por la victoria inicial de este ciclo. Pero por dentro quedó latente un sinsabor. Claro que el estreno fue fructífero si se lo mira desde la óptica triunfal. Aunque los reiterados desaciertos en la última línea obligan al cuerpo técnico a repasar el manual de estilo y hacer un reajuste general.
Porque si bien obtuvo una laboriosa victoria y encontró cuál es la hoja de ruta inmediata, también es verdad que cuando el próximo sábado visite a River deberá plantarse y actuar con una personalidad más arrolladora y regular.