Estaba sentado pegadito a su amigo, el Gordo Ortigoza. Se lo notaba calmo. Disfrutando el momento en el festejo íntimo tras la enorme consagración copera (ver aparte). Matías Caruzzo no puso barreras cuando Ovación le pidió las primeras sensaciones por el título obtenido en esta ciudad cuyana. "Estamos felices. Esto es para disfrutar realmente", fue lo primero que exteriorizó el defensor. Luego hizo eje en el momento del penal que terminó catapultando a Central a la gloria eterna. "Estaba seguro de que lo iba a hacer", sentenció el caudillo de la última línea auriazul. "No dudé jamás cuando fui a patear el penal", deslizó con naturalidad el experimentado jugador, en una mano a mano con este medio en pleno acto festivo.
¿Qué te pasó por la cabeza antes de patear el penal?
Nada especial. La verdad es que estaba seguro de que lo iba a hacer. Lo tenía bien en claro, así que fui con fe.
¿Quisiste definir así también?
Sí, por supuesto. Si bien había visto que el arquero (Arias) se había tirado varias veces para ese sector (la izquierda), sinceramente pensé durante todo el tiempo que iba a patearlo ahí. Nunca dudé.
¿Soñaste con lograr un título tan pronto?
El día que llegué fui claro. Dije que la idea de pasar por los clubes es no pasar desapercibido. Siempre me manejé así en mi carrera. Había una necesidad muy grande de la institución de conseguir algo. De obtener un título de Copa Argentina sobre todo, porque de los últimos cinco años Central llegó a cuatro finales. Por suerte esta vez se nos dio y eso generó una alegría inmensa en todos.
¿Coincidís con Ortigoza, quien en varias ocasiones remarcó que estaba convencido de que iban a coronal algo porque había un gran grupo?
Totalmente. Es así, como dijo el Gordo. Orti no le erró porque hay unión, tranquilidad y ganas por sobre todas las cosas. Y esas ganas son las que te llevan a conseguir objetivos. Y eso es fundamental en cualquier grupo. Porque eso te hace luego sentir bien individualmente. Te hace saber que si el compañero que tenés al lado está mal lo podés ayudar a levantarse rápido. Hay que saber que entre todos podemos corregir los errores que vayan surgiendo. Y acá hubo un poco de todo eso durante este semestre. Gracias a Dios y a la virgen se coronó con este título.
¿En algún momento pensaste que podías perderte la final como consecuencia del desgarro que tuviste antes del clásico contra Newell's?
No, jamás.
¿Pero sabés que llegaste atado con alambres a la final?
Sí, pero a veces lo emocional supera lo racional. Y este es el caso. Pero el esfuerzo valió la pena. Siempre lo vale en realidad. Al final del camino, ese esfuerzo que hicimos cada uno de los que conformamos el plantel nos hizo disfrutar más el título.
¿En qué lugar de la vitrina personal pondrías a este campeonato?
Es un lugar hermoso porque es eso, hermoso. Además es la segunda vez que me toca ganar esta copa, así que me da una felicidad enorme. Más sabiendo de la necesidad que había en el club por coronar algo, ya que hacía casi 23 años que no se lograba un título. Pero bueno, la gente, nosotros, el cuerpo técnico y los dirigentes nos merecíamos esto. Así que está buenísimo.
¿Te pusiste a pensar que se viene un 2019 muy cargado?
Sí, sé que se abrieron muchas puertas con este título. Tendremos Copa Libertadores y Supercopa. Pero no habrá que conformarse. Hay que seguir trabajando y seguir progresando.
¿Cómo tomás que el director deportivo Mauro Cetto resaltó que le aportaste esa cuota de seguridad y jerarquía a la defensa?
El Colo es un crack. Lo conozco de cuando compartimos plantel en San Lorenzo y fue uno de los que más fuerza hizo para traerme.
En ese sentido Bauza hizo hincapié que te quería sí o sí.
Sí, fue así. Pero el Patón también sabe de la estima y el gran cariño que le tengo, tanto a él como al resto de sus colaboradores, que no hace falta que se lo diga.
¿Y qué mensaje le dejarías al hincha?
Gracias por estar siempre. Es lo único que le puedo decir. Y que disfruten de este momento.