La noticia del fallecimiento de Miguel Ángel Russo impactó con fuerza en el fútbol argentino y como no podía ser de otra forma, generó una angustia sin fin en el mundo Central, donde Miguelo tendrá guardado un recuerdo eterno. Russo es parte de Central y Central es parte de la rica historia de Russo.
Russo es de los tantos protagonistas del mundo del fútbol que en Central tomaron por adopción, cobijaron y aprendieron a querer en medio de todas esas idas y venidas de uno de los entrenadores más venerados por el hincha auriazul.
Es que desde aquel primer arribo de Miguel a Central en 1997 se convirtió en un obrero que siempre estuvo dispuesto a dar una mano, a jugarse por entero, a poner en juego su prestigio. Eso fue parte de la simbiosis más elocuente entre este Central y ese Russo eterno.
No fue un proceso, ni dos. Fueron cinco los que vivió como entrenador de Central, en la mayoría de los cuales mostró predisposición aunque la mano viniera fulera. Nunca le importó cómo estaba el equipo o club. Siempre puso por delante su cariño hacia la institución.
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Tras la obtención de la Copa de la Liga 2023, Russo mantuvo un mano a mano con Ovación y gustoso posó para la foto.
Virginia Benedetto / La Capital
Dónde y cuándo nació el amor Central-Russo
Es imposible obviar la enorme influencia que tuvo sobre los hinchas canallas aquella primera estadía en la que su equipo logró lo que los hinchas todavía celebran como un hito histórico: el triunfo por 4 a 0 en un clásico en el Gigante de Arroyito. En ese partido, con revoleo de saco incluido, se gestó esta historia de amor rabioso entre Central y Russo.
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Aquella vez Central lo necesitó y vino. Hizo lo mismo años después, cuando el equipo mantenía una lucha despiadada con la permanencia. Russo vino, otra vez, a poner el hombro y a intentar dejar al equipo en primera. Lo logró tras sortear a Belgrano en la promoción. A esa altura Miguel ya era un emblema, alguien que parecía criado en el barrio de Arroyito o habiendo correteado desde chiquito detrás de una pelota en la ciudad deportiva de Granadero Baigorria.
Russo siempre estuvo dispuesto. Y esa predisposición es lo que en Central jamás olvidarán. Porque ningún hincha de Central olvidará que a Miguel nunca lo asustó el desafío de sacar al Canalla del ascenso, después de dos intentos frustrados. Frente a ese fierro caliente, Russo ni lo dudó, se puso los guantes de amianto y el overol para volver a pelearla, como tantas otras veces.
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Russo siempre se mostró solidario con quienes lo necesitaban. Tras el título fue al hospital Víctor J. Vilela.
Virginia Benedetto / La Capital
Un ladrillo más que puso el obrero Miguel
Las imágenes de Miguel intentando contener las lágrimas del otro lado de la línea en cancha de Gimnasia y Esgrima de Jujuy parecen de ayer. Hoy se recuerdan más que nunca y seguirán vivas.
Tan vivas como esas de hace prácticamente nada, de diciembre de 2023, cuando en esa noche de un calor insoportable en el Madre de Ciudades logró lo que le verdaderamente tenía como cuenta pendiente, aunque nunca lo haya expresado de esa forma. Russo más que nadie se debía un título con Central y fue lo que logró en aquella recordada final contra Platense, en Santiago del Estero. Central campeón de la mano de Russo. No había más nada que pedirle.
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Acá estoy yo. Miguel Russo siempre sintió que e Gigante de Arroyito era como su segunda casa.
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Porque esa vuelta olímpica que contempló con una mirada paternal, con los ojos inundados en lágrimas y un corazón al galope era la que le permitía enterrar por completo aquella frustración de 2014, cuando se quedó con las ganas en la final perdida por penales contra Huracán, por Copa Argentina.
Russo siempre fue un tipo de carácter especial, a quien el paso de los años lo fue poniendo en un modo más contemplativo en un montón de situaciones. Aquel Russo más joven y enérgico que intentó inmiscuirse en una contienda electoral (dijo que si el candidato del oficialismo no ganaba se iba) ya no era el mismo años después, cuando otra vez en el club decidió mantenerse completamente al margen de un nuevo acto eleccionario.
Miguel y su personalidad
Con esa personalidad difícil pero frontal, siempre le resultó sencillo poner sobre la mesa alguna diferencia de criterio con quien sea, incluso con la prensa. La misma prensa con la que históricamente supo llevarse de maravillas, con una cintura no muy frecuente en el mundo del fútbol. Pero mucho (por no decir todo) lo que hacía no era a los fines de "quedar bien". Todos sus gestos siempre estuvieron emparentados a la buena voluntad. Quien escribe estas líneas tiene ejemplos de sobra para afirmarlo.
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Miguel Russo y Gonzalo Belloso, el día de la presentación de Miguel, en su último paso por el club de Arroyito.
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En Lanús, Estudiantes, Universidad de Chile, Salamanca de España, Colón, Los Andes, Morelia de México, Vélez, Boca, San Lorenzo, Racing, Millonario de Colombia, Alianza Lima de Perú y Al-Nassr de Arabia Saudita habrá recuerdos de un Russo entrenador intentando dar siempre lo mejor. En Central vivirá eternamente el recuerdo de un tipo que del otro lado de la línea generó respeto y muchas alegrías. Pero también admiración por ser un técnico al que, estando Central en el medio, jamás le esquivó al bulto.
En Arroyito, Miguel Ángel Russo siempre fue un obrero dispuesto a construir.