Este lunes se conoció quiénes fueron los ganadores del Nobel de Medicina 2025 que otorga la Academia Sueca. Los elegidos este año son el japonés Shimon Sakaguchi y los estadounidenses Mary Brunkow y Fred Ramsdell, del campo de la inmunología. Los científicos fueron reconocidos por sus estudios y descubrimientos sobre tolerancia inmunitaria periférica, lo que abrió el camino a tratamientos innovadores para numerosas enfermedades.
¿Cuál es la trascendencia de las investigaciones premiadas? ¿Qué líneas se siguen en Rosario, ligadas a estos descubrimientos que hoy reciben el máximo galardón mundial?
Andrés Alloatti, doctor en Ciencias Biológicas, licenciado en Biotecnología, del Instituto de Inmunología Clínica y Experimental de Rosario (Idicer/Conicet/UNR), explicó a La Capital que en Rosario, hay grupos de investigadores que han estado en contacto con Sakaguchi y que los trabajos que durante años hicieron los científicos galardonados con el Nobel 2025 son referencia, en la ciudad, en líneas de investigación en inmunología relacionadas especialmente con Chagas y tuberculosis, dos enfermedades frecuentes en Rosario y zona.
El Idicer tiene una larga y reconocida trayectoria. El instituto, dependiente del Conicet y la Universidad Nacional de Rosario, sigue plenamente vigente gracias al trabajo de los científicos que lo integran y que continúan el legado de grandes nombres de la ciencia local, como el doctor Oscar Botasso, un reconocido y multipremiado investigador, que ha compartido congresos con Sakaguchi. El Idicer es dirigido actualmente por la doctora Ana Rosa Pérez.
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La importancia de las células T
premio nobel de medicina 2025
Alloatti, que es profesor universitario en Inmunología, en la Facultad de Ciencias Bioquímicas de la UNR, puso el siguiente ejemplo: "¿Qué es la tolerancia? En una sociedad significa convivir con quienes tienen formas de pensar y funciones distintas, en el sistema inmune pasa lo mismo: aprende a convivir con todas las células. Los linfocitos T tienen la capacidad de destruir cualquier célula con la que se encuentren pero no lo hacen porque han sido entrenados durante años y años de evolución para reconocer lo que es propio de lo que no lo es. A nivel inmunológico, a la tolerancia se la puede dividir en dos grandes grupos: la tolerancia central y la periférica".
La tolerancia central, dijo el investigador, es un proceso inmunológico que ocurre en los órganos linfoides primarios, que son la médula ósea para las células B y el timo para las células T, durante el desarrollo de los linfocitos. "Durante el desarrollo de estas células aprenden a reconocer lo que no es y lo que es propio, pero una vez que se diferencian y maduran, pueden destruir otras células".
"Cuando salen del lugar en el que se desarrollan, justamente, y van a la sangre o los tejidos pueden fallar por muchos motivos (cargas genéticas, un contexto alérgico) y en ese momento entra en juego la tolerancia periférica, mecanismo que tiene que ver con los estudios y descubrimientos premiados en el Nobel de este año", comentó Alloatti.
"Las células T regulatorias es el tema central. En ellas se basan los estudios. Pero los tres premiados descubrieron cosas diferentes", dijo el científico rosarino. "Es importante pensar, además, que estos logros sucedieron décadas atrás cuando no había herramientas moleculares ni muchos de los avances con los que hoy contamos".
El camino de los premiados con el Nobel
Es el japonés Shimon Sakaguchi, fue quien en 1995, identificó un tipo especial de células inmunitarias, las células T reguladoras, "responsables de controlar esta segunda línea de defensa". Los otros dos científicos, de Estados Unidos, comentó Alloatti, "trabajaban en un laboratorio privado de enfermedades autoinmunes y terminan descubriendo, en base a lo estudiado por el científico japonés, una proteína que es un componente muy importante porque cuando no está genera distintos problemas en el organismo".
En 2001 cuando Mary E. Brunkow y Fred Ramsdell encontraron una mutación genética en ratones con un cuadro grave de autoinmunidad. "Es un gen que denominaron Foxp3 y es esencial para la función de las células T reguladoras", señaló.
Incluso lograron identificar una enfermedad rara (que se conoce como síndrome IPEX) que provoca que el sistema inmune no pueda distinguir entre lo propio y lo extraño.
De allí en adelante, destacó Alloatti, se abrieron caminos para encontrar nuevos tratamientos para diversas enfermedades. Algunas de las denominadas autoinmunes y otras oncológicas.
"En distintos tipos de cáncer, se ve que el tumor recluta muchos linfocitos T. Si se rodea de los linfocitos T regulatorios logra que se apague aquello que vienen a destruirlo, por eso hay tratamientos contra el cáncer que buscan disminuir los linfocitos T regulatorios", puntualizó, demostrando los alcances de las investigaciones y hallazgos de los premios Nobel.
"Respecto a las células T regulatorias, en nuestros institutos se trabaja en la importancia de estos mecanismos en Chagas y la tuberculosis", dijo Alloatti.
Algo para destacar, señaló el experto, es que tanto en Japón como en Estados Unidos, donde se desarrollaron estos trascendentes descubrimientos "la ciencia estaba muy bien financiada desde entonces, y se podían hacer trabajos de calidad incluso en este momento. Lo que demuestra es que el apoyo financiero a las distintas líneas de investigación es crucial para el desarrollo" en distintas áreas de un país.