El Gigante debía llenarse ayer, como tantas otras veces. Debía jugar frente a River por la Superliga, pero el equipo millonario estaba a más de 10 mil kilómetros de distancia definiendo la Copa Libertadores contra Boca. Por eso el canalla armó una fiesta propia, genuina, sin la participación de terceros. La ocasión lo ameritaba. La paparruchada de la final entre millonarios y xeneizes le cayó como anillo al dedo a Central para desatar la locura sin fin, esa que aparece cada vez que la palabra "campeón" se presenta. Y fue el equipo del Patón Bauza el que se encontró con ese título que durante años y años se burló, esquivó y se rió de los hinchas. Lo de ayer fue diferente. Fue una jornada similar a la vivida allá por mediados de 2013, cuando los canallas festejaron el retorno a la primera división de la mano de Miguel Russo, pero con ribetes y condimentos especiales. Lo de esta ocasión fue festejar un título. El de esa Copa Argentina que lo gambeteó una, dos y tres veces. Arroyito fue "carnaval", como entonó La Descontrolada, la primera banda que hizo pie en el centro del campo de juego, apenas un ratito después de que se desplegara por primera vez la bandera gigante que cubre más de tres de la cuatro tribunas que había sido utilizada por primera vez en aquel clásico que fue triunfo por 1 a 0 con gol de Herrera.
Mientras eso sucedía, Bauza estaba en el vestuario con sus jugadores. Se asomó una y mil veces a la ventana, cada vez que los hinchas se pararon frente al camarín para saludarlo y, sobre todo agradecerle. El técnico era un político en plena campaña: brazos abiertos, puños cerrados y pulgares hacia arriba. Pero lejos estaba de prometer. Ya había cumplido con creces. Era la imagen que mejor graficaba lo que se había gestado en Mendoza el jueves por la noche y que ayer ya tenía vida propia.
"¡Gol!", gritó el estadio completo cuando de repente apareció en la pantalla gigante el gol de Herrera en el clásico frente a Newell's jugado en Sarandí. Después llegó el de Zampedri, el festejo en el vestuario y las declaraciones de los futbolistas. El Chaqueño fue claramente el más aplaudido en el momento en el que explicaba cómo había sido la definición tras el córner del Colo Gil.
El extenso repertorio de Grupo Cali fue la previa del ya conocido de Vilma Palma, con el Pájaro Gómez enfundado en la camiseta canalla, que hizo bajar nuevamente la bandera para entonar la marcha de Central.
En medio del desarmado de los equipos de audio nuevamente la pantalla gigante se encendió, esta vez para repasar todos y cada uno de los goles canallas de la Copa Argentina, donde por obvias razones los más vivados fueron los de Herrera y Zampedri en el clásico en Sarandí. Fue la previa para que Gustavo Rezzoaglio tomara la posta y convocara al escenario primeramente a la comisión directiva. Tomó la palabra el vice Ricardo Carloni y después el presidente Rodolfo Di Pollina, mientras el Gigante completo cantaba "vení, vení, cantá conmigo, que un amigo vas a encontrar, que de la mano de Edgardo Bauza, todos la vuelta vamos a dar".
Y llegó el turno de los campeones. El plantel completo. Fueron apareciendo por puestos. Atronó el Gigante con Ledesma, sonó fuerte el "negro, negro", con Cabezas, sucedió algo similar con el "chileno, chileno", cuando apareció Parot y otro tanto con Caruzzo. Hubo un "colo, colo" interminable para Gil y un "gordo, gordo" clásico para Ortigoza. El plato fuerte llegó con los delanteros. Zampedri vivió en carne propia el cariño de la gente. Y antes de que lo nombraran la gente comenzó a cantar "el Chacho Herrera, que loco que está". Así, Germán hizo su aparición en el césped, antes de que lo que sonara fuera el "olé, olé, Marco, Marco". La referencia era para Ruben, capitán y estandarte auriazul.
Después del ingreso del cuerpo técnico a pleno llegó "el" momento de la jornada: Entró el Patón Bauza con la copa en la mano, la que levantó a modo de ofrenda ni bien subió al escenario. Fue el momento en el que comenzó el estruendo de los fuegos artificiales que partían a espaldas de la platea de Cordiviola y que tuvieron que hacer que Ruben interrumpiera sus palabras por el terrible sonido de los mismos.
"Simplemente quiero agradecer a todos los que hicieron posible esto, especialmente a mis compañeros. Lo veníamos buscando desde hace mucho tiempo, por eso es doble el mérito. Jugamos una, dos, tres finales y las perdimos, pero en la cuarta lo logramos. Somos un ejemplo como equipo y como grupo. Un ejemplo como Don Angel", se emocionó Ruben.
Tras la palabra de otros tantos futbolistas llegó el turno del Patón, quien dijo: "Esta es una noche que la soñamos. No es casualidad. Cuando me fueron a hablar dije "vuelo para ser campeón" y acá estamos. Me alegro por los jugadores, que son los verdaderos artífices, por los hinchas que apoyaron siempre. Yo seguiré sumando siempre para que Central esté donde tiene que estar: campeón siempre".
Así el "dale campeón" fue sonando una vez más para iniciar la vuelta olímpica. Y luego fue el turno del partido exhibición. Central tuvo su gran noche de festejo.
El juego de exhibición
En el partido exhibición jugó el actual plantel campeón de la Copa Argentina frente a las viejas glorias del club. Estuvieron presentes el Kily González, Omar Palma, Fernando Lanzidei, Aldo Poy, Hugo Galloni, Claudio Scalise, Germán Rivarola, Horacio Carbonari, Diego Ordóñez, Hernán Castellano, Mauro Cetto, el Puma Rodríguez, Cristian Colusso, Sergio Protti, la jugadora de fútbol femenino Virginia Gómez, Cristian Daniele, José Chamot, Alfredo Killer, Roberto Gasparini y Paulo Ferrari, entre otros.